El catalán proviene del latín, como las otras lenguas románicas (francés, occitano, castellano, gallego-portugués, asturleonés, aragonés, rumano, italiano, sardo...). Por tanto, las palabras latinas pasaron tal cual a los idiomas románicos, aunque con cambios fonéticos. Un ejemplo sería el latín tabula, que dio en catalán taula, en francés table, en italiano tavolo o tavola y, con un significado diferente pero relacionado, en castellano tabla y en gallego-portugués tábua o táboa.
En catalán hay germanismos
Ahora bien: ¿todas las palabras originales del catalán son latinas? Pues no. También las hay de germánicas. La razón es que, en el siglo V, los visigodos (un pueblo germánico) se instalaron en la mayor parte de la península Ibérica y en el Languedoc como asociados del imperio y se mezclaron con los autóctonos (latinohablantes). Con el paso de los años, aquella gente acabó hablando latín, pero también le aportaron palabras propias. Por eso, en catalán hay germanismos. Así, nombres de persona catalanes corrientes a la edad mediana como Guifré, Guillem o Berenguer son de origen germánico. Igualmente, la ciudad de Vilanova i la Geltrú (en la costa entre Tarragona y Barcelona) contiene un nombre de mujer germánico, Wisaltrud, hoy Gertrudis.
ombres de persona catalanes corrientes a la edad mediana como Guifré, Guillem o Berenguer son de origen germánico. Igualmente, la ciudad de Vilanova i la Geltrú (en la costa entre Tarragona y Barcelona) contiene un nombre de mujer germánico, Wisaltrud, hoy Gertrudis
También destaca la palabra guerra. En latín, este concepto se denominaba bello (por eso usamos el adjetivo bélico). Si dicha palabra hubiera hecho como tabula, hoy en catalán a la guerra se la llamaría bell. Pero se dice guerra porque la palabra germánica desplazó a la latina. En inglés (que es una lengua germánica) este concepto se denomina war, semejante al guerra catalán y castellano.
Otros ejemplos: el color blau 'azul', que en catalán se dice igual que en alemán (en castellano también puede decirse blao, un catalanismo); el cuantitativo gaire, proveniente del germánico waigaro (que también dio el francés guère, con usos parecidos al catalán); quizás estrep 'estribo del caballo'; seguramente trau 'ojal' (y figuradamente un corte que se hace alguien y de donde brolla bastante sangre); guaitar o aguaitar (por la zona de Girona, goitar) 'mirar, acechar'; gual, que originalmente indicaba un punto por donde se puede atravesar un río porque allá es poco hondo y que actualmente designa la prohibición de aparcar ante una puerta (la palabra germánica debía de mezclarse con el latín vadum, que significaba lo mismo y dio el castellano vado); trescar 'caminar por la montaña' y 'trabajar mucho', de thriskan 'batir', que pasó a significar 'dar saltitos, golpear con los pies'; òliba 'lechuza', proveniente de la palabra uwwila, que debía de dar òbila y luego hubo un intercambio de posición de las consonantes; y otros como fresc, alberg, guàrdia, grapa, brotar o treva.
Según el Gran diccionario de la lengua catalana, tanto zorra como zorro provienen del nombre de mujer germano Wisila o Wisilo
Hay que mencionar también el zorro, que en catalán oriental se denomina guilla o guineu (en catalán occidental y en Baleares, rabosa). Según el Gran diccionari de la llengua catalana, tanto guilla como guineu provienen del nombre de mujer germánico Wisila o Wisilo. La mencionada obra explica que este nombre de mujer evoca astucia y alevosía y añade que no debe de ser casualidad que la esposa del conde Guifré el Pilós se denominara así.