En los últimos meses, el debate sobre el papel del catalán en el sistema educativo ha vuelto a ocupar un sitio central de la opinión pública. Mantener el catalán como lengua vehicular en la enseñanza no solo es esencial para la supervivencia de la lengua, sino también para el desarrollo cultural e identitario de las nuevas generaciones. Las sentencias judiciales que imponen cuotas mínimas de castellano en las aulas de Catalunya solo atizan polémicas absurdas y confrontaciones lingüísticas, confrontaciones que no aportan ni solucionan nada y que tampoco suelen llegar nunca a ningún sitio.

Mantener el catalán como lengua vehicular en la enseñanza no solo es esencial para la supervivencia de la lengua, sino también para el desarrollo cultural e identitario de las nuevas generaciones

Un éxito incuestionable

La enseñanza en catalán ha sido un éxito incuestionable desde la restauración de la democracia. El sistema de inmersión lingüística, implementado en los años 80, ha permitido que las nuevas generaciones adquirieran una competencia llena en catalán y castellano. El alumnado catalán tiene niveles de competencia en castellano similares, si no superiores, a los de sus homólogos del resto del Estado, aunque su exposición al castellano en las aulas es menor. Eso demuestra que la inmersión no perjudica el aprendizaje del castellano, sino que enriquece el bagaje lingüístico de los estudiantes.

La inmersión no perjudica el aprendizaje del castellano, sino que enriquece el bagaje lingüístico de los estudiantes

A pesar de eso, los ataques contra el sistema de inmersión lingüística han ido en aumento. Las presiones para incrementar las horas de castellano en las escuelas son un intento de desnaturalizar un modelo que ha demostrado su eficacia y ha sido avalado por numerosos expertos en educación. El argumento que se utiliza a menudo es la supuesta discriminación de los castellanohablantes, pero los datos no sustentan esta afirmación. La mayoría de las familias, independientemente de su lengua de origen, dan apoyo al modelo actual porque entienden que este ofrece una ventaja competitiva a sus hijos en un mundo cada vez más globalizado.

Es imprescindible que la sociedad catalana, así como sus instituciones, defiendan con firmeza el modelo de inmersión lingüística

Es imprescindible que la sociedad catalana, así como sus instituciones, defiendan con firmeza el modelo de inmersión lingüística. La educación en catalán no solo garantiza la competencia en la lengua propia del territorio, sino que también fomenta la cohesión social y el respeto por la diversidad lingüística y cultural. Además, la presencia del catalán en la enseñanza es una manera efectiva de contrarrestar la presión de la hegemonía del castellano en otros ámbitos, como los medios de comunicación y las redes sociales.

Es en las aulas donde se forman los futuros ciudadanos, y es fundamental que estos puedan hacerlo en un entorno donde el catalán tenga un papel central

Las escuelas son un reflejo de la sociedad y, como tal, tienen que ser un espacio donde se valore y se promueva la lengua catalana. Es en las aulas donde se forman los futuros ciudadanos, y es fundamental que estos puedan hacerlo en un entorno donde el catalán tenga un papel central. Eso no solo contribuye a su normalización, sino que también fortalece la identidad colectiva y el sentido de pertenencia a una comunidad cultural única.

Mantener el catalán como lengua vehicular en el sistema educativo es una cuestión de justicia cultural y lingüística

Mantener el catalán como lengua vehicular en el sistema educativo es una cuestión de justicia cultural y lingüística y es una responsabilidad compartida que recae en las instituciones, en los educadores y en las familias. Solo con un compromiso firme por parte de toda la sociedad se podrá garantizar que el catalán siga siendo una lengua viva, dinámica y capaz de enfrentar los retos del siglo XXI. Por lo tanto, la defensa del catalán en las aulas es, en definitiva, una defensa de nuestro futuro como pueblo.