Leedme bien y con atención porque lo que os explicaré hoy os sorprenderá y seguramente también os ofenderá. Hay una especie de competición y rivalidad entre pueblos vecinos que no nos puede definir más como sociedad catalana. Nos gusta ganar o, lo que parece lo mismo, pero en realidad es muy diferente: no nos gusta perder. ¡Criticar el pueblo del lado es uno de nuestros deportes nacionales favoritos, y, si la vecina es una desgraciada que no está bien de la cabeza y nos ha hecho una muy gorda o le han metido los cuernos y ella no lo sabe, nosotros lo hacemos público por todo el pueblo y... ¡qué la den por saco!

Hay una especie de competición y rivalidad entre pueblos vecinos que no nos puede describir más como sociedad catalana

Con esta rivalidad y manera de hacer muy presentes, el lunes pasado, alguien que "hablaba de Barcelona" intentaba hablar con alguien que no "hablaba nada de Barcelona". Porque aquí, en el Gironès, nos es igual formar parte de la misma variedad dialectal (central) que los que "hablan de Barcelona", aquí lo distinguimos así: existe "nuestra habla" y "la habla de Barcelona".

Nosatrus los catalanes

En esta charla de bar (¿dónde, si no?) tan entretenida, los interlocutores discutían sobre qué catalán era mejor: el catalán de uno o el del otro. "Los de can Fanga no habláis como nosatrus", decía uno. "¡Por supuesto que no! ¡Nosotros hablamos correctamente y no parecemos pagesots!", decía el otro. Y el primero aún le replicó: "¡Nuestro catalán sí que es de vritat! Yo, el otro día fui a Barcelona... y la madre que me parió... dingú no me entendía en catalán y hasta tuve que hablar en castellano porque mecàgum dena nada de nada y te diré una cosa: los que habláis catalán allí tampoco os entendemos porque vuestro catalán ya no es ni catalán, hostias ya!". Y, previsiblemente, el segundo protagonista se rindió y ya no osó decir nada más.

En esta charla de bar (¿de dónde, si no?) tan entretenida, los interlocutores discutían sobre qué catalán era mejor: el catalán de uno o el del otro

El catalán de vritat

"El catalán de vritat", "vuestro catalán" u otra manera de querer tener la razón absoluta de todo sin tener ni idea de bien nada. ¿Qué catalán debe ser el "catalán de verdad"? ¿Hay un "catalán de verdad"? ¿Quiénes somos para creernos mejores que los otros para formar parte de una variedad dialectal o de otra? Si hubiera discutido, se los habría dicho que estas afirmaciones y esta manera de generalizar no nos hacen ningún favor. Y también los habría dicho que bastante trabajo tenemos a reflotar la lengua y que no somos absolutamente nadie para juzgar el "catalán de los altres"… Pero eran las siete y media de la mañana de un lunes y empezar la semana con una discusión con dos hombres de más de cincuenta años en el bar no me pareció adecuado ni necesario. ¿Por qué? Porque podía imaginarme alguna respuesta paternalista y porque seguramente mi argumentación no habría valido para nada. Y lo dejé correr.

¿Qué catalán debe ser el "catalán de verdad"? ¿Hay un "catalán de verdad"?

Horas más tarde, pensé y comprendí que este señor creía que "su catalán" era mejor que el de los otros a causa de una estrechez de miras considerable. Porque aquí somos unos cerrados de la hostia (nos guste reconocerlo o no) y esta es una reacción previsible y esperable de aquel que tiene el firme (pero falso) convencimiento que lo suyo siempre es mejor que lo de los otros. Y, claro está, "su catalán" es el mejor de todos... porque es el suyo y tampoco conoce ni quiere conocer ningún otro.