Los catalanes tenemos resaca. Sí, tenemos resaca del procés, del intento de indepe, del referéndum, de los procesos judiciales y de los presos políticos. Y por si no era suficiente, a todos estos sucesos se ha añadido una pandemia mundial, la COVID-19, que ha hecho que todo aún se nos haga más pesado. Acabamos el año con este panorama: estamos cansados. ¡Ah, y cabreados! Y con este desgaste y este malestar, ahora los catalanes tenemos que hacer frente a una cuestión de país: el catalán en la escuela. Un debate que creíamos que ya habíamos superado, pero que ahora algunos, interesadamente y con alevosía, se han encargado de volver a ponerlo sobre la mesa.
El problema no es el castellano ni el conocimiento de otras lenguas. ¡Viva la diversidad lingüística! Nunca está de más aprender nuevas lenguas. El problema no es España ni los españoles. El problema es el hecho de usar las lenguas como moneda de cambio. Porque lengua es identidad y los políticos lo saben. El problema no somos los docentes. Ni los alumnos ni sus padres. El problema son ellos, son los políticos usando cualquier sucio argumento para menospreciar a toda una comunidad lingüística, a una cultura y a un país. Repito: el problema son ellos y ya va siendo hora de que nos demos cuenta y reaccionemos de una vez.
Los catalanes estamos cansados. ¡Ah, y cabreados!
Y ahora que ya he cumplido las órdenes, ahora que ya he acatado las amenazas del 25%, ahora que ya he escrito 625 caracteres para cumplir la cuota y que nadie se ofenda y, sobre todo y lo más importante, ahora que todo el mundo ya me ha podido entender... Ahora ya puedo continuar el artículo y escribirlo en mi lengua. Este 25% solo supone que una lengua amenazada y despreciada pierda un espacio que ahora mismo necesita para sobrevivir. ¡Así que tranquilos, que el 25% no es nada!
A todos aquellos que se sorprenden cuando se enteran que el catalán es la lengua vehicular de la escuela catalana, a todos aquellos que todavía nos dicen aquello de dialecto para hacernos enfadar, a todos aquellos que todavía no han entendido que eso que hablamos es una lengua y que eso que reivindicamos son simplemente nuestros derechos lingüísticos y nuestra libertad de poder vivir plenamente en catalán. A todos aquellos que involucran a los docentes en luchas partidistas y en debates absurdos, a todos aquellos que nos cuestionan por hablar de lengua. A toda esta gente, os tenemos que decir que no dejaremos de luchar por nuestra lengua y que, tal como decía M. Rajoy: los catalanes hacemos cosas y, entre muchas de estas cosas que hacemos, esta vez "cerraremos filas", "haremos camino" y con todo eso de nuestra lengua "no haremos la vista gorda".