Els Catarres nos esperan en su campamento base, en Centelles, un local de planta baja en el que está prohibido aparcar delante. Jan Riera-Prats, guitarra y todo lo que haga falta de este trío que completan la bajista Roser Cruells y el cantante y guitarrista Èric Vergés, lo sabe muy bien. Ya le han puesto dos multas para dejar allí su coche. Me intriga saber si, siendo penalizaciones ocurridas en horario de trabajo, las sanciones las paga la contabilidad del grupo o las ha de apoquinar él de su bolsillo."Yo, las pago yo", contesta. "Por suerte, si las pagabas en menos de quince días, eran sólo 17 euros". Saciada mi curiosidad, pasamos para dentro y empezamos a charlar con la banda de Arbúcies, que toman el relevo de Ferran Palau, Miqui Puig y Queralt Lahoz y son nuevos protagonistas de La cançó de l'estiu, el podcast estival musical de Revers de ElNacional.cat.

Els Catarres son los nuevos invitados de La cançó de l'estiu  / Foto: Sergi Alcàzar

🎙️Queralt Lahoz, una criminóloga con duende y flow, tercera entrevistada de 'La cançó de l'estiu'
 

La oficina catarra

Els Catarres viven y ensayan en Aiguafreda, pero tienen sus oficinas en Centelles. Ni grande ni pequeña, como decíamos, una planta baja mínimamente equipada con una pizarra, una mesa, unas sillas y un sofá. Completa el mobiliario una guitarra, una cafetera y, escenificando su relevancia y preponderancia dentro de la escena musical catalana desde hace diez años, una infinidad de Es: las estatuillas que la revista Enderrock reparte cada año en la gala de sus premios. Deben tener 9 o 10, sino más. Abusons. Antes, como todo colectivo cuando tiene que tomar decisiones importantes, se encontraban en un bar. Mucho más práctico, muchos más temas a tocar, ahora es aquí donde quedan para tomar las decisiones logísticas. Todo aquello extramusical que afecta al grupo.

Diamants es el nuevo disco de Els Catarres  / Foto: Sergi Alcàzar

¿Por qué Catarres?

Roser, Jan y Èric irrumpieron en escena ahora hace diez años. Han vivido aquello que se dice una década prodigiosa. Ellos dos vivían en un piso de Nou Barris, en Barcelona. Fue allí en una noche de risas. Ellos, amantes de levantarse muy temprano, muy temprano, muy temprano como Pep Guardiola, de la discografía de Lluís Llach, de la tan nuestra cocina de mar y montaña, de trabajar cerrando filas como los castellers, del humor escatológico, de la Moreneta... se habían enamorado platónicamente de una 'choni de Castefa'. En pocos minutos ya le habían compuesto una canción. En pocas semanas ya estaban compartiendo escenario con Manel. En pocos meses ya eran el principal reclamo de ahí donde iban a tocar. En pocos años, encontrando su personalidad creativa allí confluyen el pop, el folk y la versión más festiva del mestizaje, ya se habían erigido en una de las bandas más importantes de nuestro ecosistema musical. "Sé que os lo han preguntado miles a veces. Tantas que me hace vergüenza volver a hacerlo, pero eso de Catarres, de donde viene?". Y sí, me lo explican, pero dejo que lo descubráis vosotros mismos escuchando el nuevo capítulo de La cançó de l'estiu.

Els Catarres nos han recibido en su local de Centelles / Foto: Sergi Alcàzar