La biografía de la escritora Caterina Albert i Paradís (1869-1966), conocida por su nombre de pluma Víctor Català, está estrechamente ligada a l'Escala, donde está la casa solariega donde nació y murió. Aunque también vivió buena parte de su larga vida en Barcelona, está en esta localidad del Alt Empordà, de la cual su padre llegó a ser alcalde, donde se concentra el recuerdo y buena parte de la biografía de la autora de Solitud.

Retrato de Caterina Albert, Víctor Català

En este sentido, hay que destacar un aspecto inaudito de su vida, estudiado por otra escritora estrechamente vinculada a esta comarca como es Maria Àngels Anglada: su faceta de arqueóloga a las excavaciones greco-romanas de Empúries. De hecho, empezó a comprar, recoger, coleccionar y catalogar piezas de Emporio –tal como lo denominaba la antigua ciudad griega– antes de que se iniciaran las excavaciones oficiales encabezadas por Josep Puig y Cadafalch, con quien hizo buena amistad y colaboración. La proximidad de las tierras familiares con las que acogían el yacimiento, favoreció el interés de la escritora modernista, que también tuvo un gran interés en la pintura, la escultura y la música.

Montflorit, la gaia terra del bell viure i del bell nom

Pero el veraneo de esta gran señora de l'Escala, escritora que últimamente ha sido reivindicada con nueva fuerza por su modernidad más allá de la imagen estereotipada que había quedado como de una señora en que no salía de la cama|lecho, nos lleva lejos de la Costa Brava. En concreto, tenemos que ir hasta Cerdanyola del Vallès, en la torre de los Riera-Albert, donde la escritora pasó varios veranos en los años veinte y y el año 1942, ya en posguerra, escribió el poema que daría nombre en el barrio de Montflorit, y que empieza diciendo:

Montflorit! la gaia terra 
del bell viure i del bell nom! 
Espargida entre pla i serra 
per millor plaure a tothom.

Casa Riera, propiedad de la familia de la hermana de Caterina Albert y donde esta pasó varios veranos

Cerdanyola del Vallès, punto de encuentro del veraneo modernista

La Cerdanyola del Vallès del inicio del siglo XX es uno de los centros de veraneo de la burguesía barcelonesa, que alzó sus casas y torretas modernistas al regazo de Collserola y bien cerca de donde los íberos establecieron el poblado ibérico de Ca n'Oliver. El arquitecto Gaietà Buïgas –el autor del monumento a Colón de Barcelona- reformó el castillo de Sant Marçal para los marqueses de Cerdanyola, y alzó el Teatro Casino, el año 1894.

El Casino fue lugar de encuentro de la colonia de veraneantes, liderada por familias como los Togores, con el pintor Josep como uno de sus miembros más destacados, o los Roviralta, los propietarios de la fábrica Uralita y destacados mecenas. Ellos, como los Riera-Albert, hicieron de polo de atracción por la llegada de escritores, intelectuales, artistas y músicos a esta localidad del Vallès Occidental, como Ismael Smith, Pau Casals, Adrià Gual, Alexandre de Riquer o Santiago Rusiñol. El año 1911, el músico Enric Granados escribió una de sus obras más conocidas, Goyescas.

Museo de arte de Cerdanyola, testigo del legado modernista en la población vallesana/Museo de arte de Cerdanyola

Actualmente el Teatro Casino acoge el Museo de Arte de Cerdanyola, una joya semioculta del modernismo de visita muy recomendable. Víctor Català da nombre a uno de los principales calle de Montflorit, que se cruza con el dedicado a su hermana Amèlia Albert.