El Museo del Jade y de la Cultura Precolombina, con 7.000 piezas expuestas, es uno de los grandes museos de Costa Rica, y uno de los más ricos de cultura precolombina de Centroamérica. Y, a través de un intercambio con el Museu d'Arqueologia de Catalunya, han llevado a Barcelona la mayor exposición que nunca ha salido de su fondo, integrada por 188 piezas excepcionales de objetos precolombinos, entre las cuales algunas extraordinarias piezas de jade. "Estamos mostrando los objetos más relevantes de nuestra colección", explica Laura Rodríguez, directora del Museo, que ha venido a Barcelona para la presentación de la muestra en compañía de la comisaria, Virginia Novoa. Esta exposición, que ha sido declarada de interés nacional a Costa Rica, sólo se verá en Barcelona, y estará abierta en el Museu d'Arqueologia hasta el 1 de julio. Los que vayan a verla, podrán aprovechar para visitar la muestra Arquitectura talayótica a la prehistoria de Menorca, que intenta dar a conocer los monumentos talayóticos de las Pitiusas con el fin de conseguir que se conviertan en Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La fascinación del jade
El jade es un producto que ha despertado la fascinación del hombre a lo largo de la historia: por su textura, por la diversidad de tonos, por su dureza... Las piezas de jade presentes en la exposición eran piezas vinculadas al poder (algunas con funciones rituales, asociadas al agua y a la fertilidad) y son del periodo comprendido entre el 500 aC y el 800 dC (más tarde serían desplazadas por objetos metálicos). El Museo del Jade tiene la mayor colección de jade precolombino del mundo (además de una de las dos mayores de cerámica precolombina). Los objetos de jade solían tener una función sacra, porque se trataba de un mineral muy extraño. No hay en Costa Rica, y se tenía que llevar de Guatemala, del valle del río Motagua, a más de 1.000 kilómetros de distancia. Llegaba mediante una compleja red de comerciantes e intermediarios. En algunas piezas hay influencias claras de otras culturas, especialmente de los olmecas, que fueron los primeros en trabajar este material en América. Las piezas de cerámica, de una gran calidad técnica a pesar de estar hechas sin torno, abrazan un periodo más largo, hasta el contacto con los europeos, y entre ellas destacan obras de una gran originalidad, con una decoración llena de luz y de color. En algunas de ellas hay influencias mayas, porque algunas comunidades de este grupo lingüístico se refugiaron en Costa Rica, huyendo de los actuales México y Guatemala, y aportaron a Costa Rica elementos culturales propios.
El zopilote bicéfalo
Entre las piezas expuestas se ha llevado a Barcelona la pequeña figura de jade que es el emblema del Museo, un zopilote bicéfalo de jade que tenía, originalmente, un sentido ritual. En realidad, en la tradición centroamericana, el zopilote era el animal que llevaba las almas al más allá, y el hecho de que en la pieza fuera un animal bicéfalo refleja la ideología de la dualidad, muy presente en las culturas precolombinas.
Entre chamanes y caciques
Virginia Novoa ha explicado que las primeras sociedades que trabajaron el jade eran sociedades agrícolas, muy igualitarias. Afirma que para entender las piezas hay que comprender cómo era las sociedades locales, porque muchas de ellas tenían chamanes, que tenían una fuerte influencia porque eran los mediadores entre el mundo de los hombres y el de la naturaleza. Y algunos objetos de cerámica y de jade eran esenciales para las religiones animistas. Más tarde, en la zona se establecieron sociedades dirigidas por caciques, más jerárquicas, aunque nunca llegó a haber Estados como tales. Y en la exposición se muestran objetos que eran usados como emblema de poder por estos influyentes "grandes hombres".
Objetos sin contexto
Los objetos agrupados en la exposición representan un largo periodo de tiempo en tres zonas arqueológicas diferentes. Además, pertenecen a culturas muy distantes a los referentes que tienen la mayoría de los catalanes. Por lo tanto, hacen falta referentes previos para sacar el máximo partido de las piezas expuestas. En este caso se agradecería documentación adicional sobre las piezas expuestas y, sobre todo, una mayor información sobre las sociedades que se describen (tal como se hace en la exposición con el tema del jade, magníficamente tratado).
Reivindicación del mestizaje
Con esta exposición, y especialmente en su parte final, Costa Rica quiere reivindicar su legado indígena y, al mismo tiempo, su esencia mestiza y multicultural. Se quiere que el mundo reconozca este territorio como un país multiétnico, caracterizado por la tolerancia y el poder. Para Laura Rodríguez, esta exposición es, también, una posibilidad para aproximar al pueblo catalán Costa Rica ("un país poco conocido en esta parte del mundo"). Esperan que esta muestra sirva para fomentar el intercambio cultural y también el turismo. La directora del Museo del Jade desearía que algunos de los visitantes de la exposición se animaran y fueran algún día a Costa Rica y visitaran el mismo museo. 7.000 objetos excepcionales los esperan.