No deja de sorprender que después de una pandemia de dos años, una emergencia climática a la cual asusta, un conflicto armado bien cerca de casa... y muchos otros problemas; abras la radio y se sigan escuchando canciones festivas, de amor o de fiesta. Si queréis escuchar un poco de rabia en formato de música, tenéis que adentraros en Futuro, tú antes molabas (Bankrobber, 2022), el nuevo disco de Chaqueta de Chándal. Previa de su concierto de mañana en la sala Vol de Barcelona, hablamos con Natalia Brovedani (voz y guitarra), Guille Caballero (teclados, voces) y Pocho Méndez (batería), los tres integrantes del grupo, sobre rabia, el futuro y folk en la televisióin.

Creo que Futuro, tú antes molabas, engloba perfectamente la idea conceptual del disco. El disco desprende que vosotros sentís que hay una perspectiva de futuro de mierda, pero lo enfocáis desde una visión nihilista e irónica. ¿Estáis de acuerdo con esta crítica exprés?
Natalia Brovedani: Tal cual, es lo que hay. El título salió de una idea de Pocho (Alfonso). De hecho, el título salió antes de empezar a grabar el disco y fue un día entre bromas. Realmente no hay mucho a hacer. Nosotros somos un grupo que estamos en torno a los cuarenta, que hemos visto pasar muchas cosas y nos damos cuenta de que quizás la sociedad tiene un funcionamiento cíclico, que se va repitiendo. No veíamos una solución directa.
Guille Caballero: La idea empezó con un concepto más Benedetti, rollo, "El futuro ya no es lo que era". Pocho le dio la vuelta y dijo esta frase mucho más punzante. De hecho, "El futuro ya no es lo que era" encaja más como a título de disco de Izal (Risas).

Nosotros, los millenials, fuimos el primer hámster en la rueda

Decís que los tres estáis en torno a los cuarenta, pero creo que este sentimiento agónico, pero contemplativo del futuro, es muy compartido con la gente que ahora estamos entre los 20 y los 30. Gente que está a punto de salir al mundo laboral o estamos dando los primeros pasos. Nos habían prometido que el mundo sería nuestro y nos hemos encontrado con todo el contrario.
G.C.:
Nosotros, los millenials, fuimos el primer hámster en la rueda. Somos la primera generación en la cual se le vendió a nuestros padres que darían un futuro maravilloso a sus hijos y que todo iría fantástico. La generación Z os encontráis con este desencanto desde que estáis en el instituto. Es un puto drama, os ha venido todo de golpe. Pocho, de hecho, es generación X. Es muy romántico explicarlo porque comparte generación con Kurt Cobain.

'Tú en Boston y yo en California' - Chaqueta de Chándal

Yo pensaba que vuestra generación erais los últimos que habéis podido esquivar la precariedad haciéndoos vuestro espacio entre las dos crisis.
G.C.:
En realidad yo me he tragado las dos. La primera me cogió con 24 y la segunda, ahora. Todo eso, si podemos considerar que ha habido dos crisis y no una estación letárgica alargada que ha ido desmontando paso a paso cualquier pretensión de futuro simpático que pudiéramos tener.
Pocho Méndez: Yo cuando nací todavía estaba vivo Franco (Risas). Viví dos años de dictadura.
G.C.: Por lo tanto, estás mejor ahora, gracias al pacto que nos dimos entre todos los españoles. El régimen del 78, a ti, te ha ido bien (Risas).
P.M.: Futuro tú antes molabas. Como sociedad todavía pensamos que algún momento tenemos que remontar sin embargo, no. El futuro será bonito? Noooooooooo!!! Será lo mismo.

Volviendo al disco, musicalmente es un disco brutal. Brutal en el sentido más animal: denso, lleno de sonidos, muchos estilos, riffs de guitarras pesados, motivos de piano locos, baterías rocosas... Así y todo, este disco pretende alejarse del rock y hacer canciones más próximas al pop.
N.B.: Siempre decimos que el primer disco estuvo concebido en el local de ensayo y por eso era más rabioso, más fuerte. Este es más popero: tiene más silencio entre instrumentos, hay más espacio para que todo lo que suena tenga su momento. En el otro íbamos con toda la artillería delante sonando fuerte.

Una de las ideas que yo destacaría es que cada canción está dividida en fragmentos muy diferenciados entre ellos.
P.M.: A mí siempre me ha gustado este tipo de música. En mi grupo anterior, lo:muêso, era eso multiplicado por 50. Creo que nos viene mucho por el tipo de música que hemos escuchado toda la vida. De la psicodelia hasta el krautrock pasando por el rock progresivo o clásicos del rock de los setenta. Al fin y al cabo, lo que hacemos es una mezcla, nosotros no hemos inventado nada. Por otra parte, creo que la pandemia tuvo parte de culpa en eso. Como no podíamos quedar para ensayar, Guille iba haciendo maquetas desde casa con el Garage Band y nos lo iba pasando.
G.C.: Creo que eso es la clave de lo que decíais de las secciones. Como el Garage Band es tan cuadriculado, me obligó a que las partes estén tan marcadas y diferentes.

Por lo que veo el proceso compositivo ha sido el mismo que con el primer disco. A partir de ideas de Guille habéis ido construyendo el repertorio. Este como con el handicap del confinamiento.
G.C.: Estábamos en una pandemia, no hubo más remedio. Durante la pandemia estuve currando en el huerto, que era una experiencia nueva y muy agradable, y espero que lo sea para muchos años. Tuve mucho tiempo para leer, mirar cosas y compartir vida en casa, que podría haber sido dramático y creo que para ninguno de los tres lo fue. Es más, salimos reforzadas de eso. Y, por otra parte, tuve la necesidad de hacer música.

¿Y no fue un poco extraño no poder quedar para montar el repertorio juntos, y haber de telemáticamente?
N.B.:
Totalmente. Fue muy extraño porque tú con el Garage Band puedes hacer una "melodía" de guitarra que hace ciertas cosas que una mano humana no es capaz de hacer, como mínimo la mía,  (Risas). Era todo un reto, pero fue guay porque era como tener deberes en casa cada el día.

Y en directo cómo lo haréis todo eso, porque en estas canciones hay muchas más capas que las que pueden interpretar a tres personas.
G.C.:
Rollo Ferran Palau, pad a tope (Risas)
P.M.: Ya que antes hablábamos de nuevas tecnologías, nosotros también utilizamos: un pad de samplers, unos auriculares wireless... de repente, voy diciendo muchas cosas de joven (Risas). Ahora que ya había aprendido a tocar la batería, tengo que volver al principio y empezar de cero.

Se tienen que aceptar las cosas buenas que nos da la tecnología...
P.M.:
Futuro tú antes molabas y resulta que en el futuro en lougar de estar tocando mi batería, tengo que estar con muchas máquinas raras, con un metrónomo en las orejas. Todo mal (Risas).

La claqueta para un batería es un buen incordio...
P.M.:
Llega un momento que te acostumbras. Yo siempre digo que es otro miembro del grupo y es un miembro que toca de puta madre. (Risas)

Chaqueta de Chándal actúan este sábado 30 de abril en la sala Vol - Foto: Eli Sanjuan

Si alguna cosa está clara detrás de vuestro proyecto, y que este disco se constata, es que la pureza de vuestra voluntad creativa.
P.M.:
No hay ninguna intención comercial aunque si después te pagan, está de puta madre. Para mí, y yo creo que para los tres, la gracia de hacer música es poder tocar un poco lo que nos apetece.
N.B.: Es nuestra terapia. Hay gente que da clases de yoga y nosotros vamos a hacer unas birras y a tocar.
G.C.: En este punto de compartir nuestra música con un público está donde aparece uno de los grandes dramas para mí. Para mí es muy traumático.

¿Por qué?
G.C.:
Las canciones parten para mí y para compartirlas los tres, y de entrada tampoco pensamientos que tengan que interesar a nadie. Al fin y al cabo, son cosas que me digo a mí mismo, toques de atención en uno mismo. Compartir eso me cuesta, pero, al fin y al cabo, la música tiene esta voluntad de transmisión. Personalmente, yo tengo un conflicto con todo eso.

No os da rabia que una propuesta como la vuestra tan heterodoxa y pura no tenga un lugar a la escena mainstream que está ocupada por propuestas mucho más estàndards?
N.B.:
Los tres coincidimos que no nos importa nada eso. Llevamos mucho tiempo en este mundo. Cada uno con nuestros antiguos grupos ya proponía la música de una manera nada comercial. Rabia no nos da, porque nosotros no pretendemos forma parte de este mundo. Yo prefiero que la gente que aprecia la música de RAC105 lo siga haciendo porque quizás en su corazón musical, no habrá nunca un espacio para una propuesta como la nuestra. Si no el gobierno que tendríamos fuera otro, las políticas humanitarias otras.
G.C.: El sistema! El sistema sería otro (Risas).
N.B.: Por lo tanto, no creo que nos sentimos frustrados con eso. Quizás también tiene que ver con la edad. Tú empiezas a la música y en algún punto sí que piensas que vivirás de ella. Guille vive de ella, por ejemplo, y sin pervertirse en cosas muy raras.
G. C.: Pero no de Chaqueta sólo. Si tuviera que ser sólo de Chaqueta, tendríamos un conflicto muy grande. Ahora mismo vivo, pero soy muy consciente de que dejaré de hacerlo, no es sostenible.

Hay gente que va a clases de yoga y nosotros vamos a hacer unas birras y a tocar

Picando mucha piedra y recibir precariedad a cambio.
P.M.:
Siendo muy sincero, más que pensar que yo tendría que estar allí, a veces pienso porque siempre tienen que estar los mismos. Pienso: ¿no hay otros grupos que también pueden estar allí?
G.C.: Yo tengo una aspiración muy fuerte de salir a las "radiofórmulas" estas de la tele a las cuatro de la madrugada, e ir chupando del SGAE. Por ahora, no está funcionando. (Risas)

A aquellas horas hay cada propuesta musical...
G.C.:
Familias de peña con pasta. Nando Cruz hizo un análisis de la gente que participaba en eso. Se les miraba todos, se quedaba con los nombres y después investigaba quién era cada uno. Y todo el mundo era el primo de no sé quién, la amiga de X... Un poco como el AVE que iba al pueblo de Esperanza Aguirre (Risas).

'Vademecum' - Chaqueta de Chándal

Aquí en Catalunya tenemos nuestra versión a la catalana: Jazz en el estudio.
G.C.:
Aquí tenemos nuestra mierda.

De hecho, diría que ahora es folk.
G.C.:
Folk en el estudio, bien. Sardanas en el estudio o, por qué no, Bankrobber en el estudio (Bankrobber es su discográfica). (Risas)

Percibo mucha rabia a vuestras letras y música. ¿Es vuestro motor creativo?
N.B.:
Hay rabia, pero también hay mucha risa. Nos gusta reírnos de muchas cosas que hacen gracia de forma irónica. Yo hago música con ellos, no haría música con nadie más.
P.M.: Para mí es una cosa muy tribal, muy primitiva. Yo me lio a tocar y me encanta. A mí me hacen daño mil cosas, y empiezo a tocar y se me pasa todo. Tocar es una sensación muy bien parida que descubrí de casualidad porque unos amigos me invitaron a tocar a un grupo que tenían. A mí me recuerda mucho a una tribu bailando bajo el fuego y no les importa nada exterior durante los minutos que dura. La letra para mí muchas veces no es ni importante. En este caso, además, me gusta mucho porque Guille escribe super-bien y la manera que tiene encaja con lo que yo pienso. Pero para mí es mucho más instintivo, primario.

Pues ahora vigila con el pad que no es como un goliat y se hacen daño bien (Risas)
P.M.:
Yo creo que aguantan bastante, sólo que tienes que apuntar para que si le doy a la pantalla, a la mierda.
G.C.: De hecho, yo creo que el pad entra dentro del sentido tribal, pero el tribal 2.0, que forman parte de la tribu los androides y las máquinas.

Futuro, tú antes molabas es el segundo disco de Chaqueta de Chándal - Eli Sanjuan

Este sentimiento como motor de creación estuvo de moda hace unos cuantos lustros. Ahora, en cambio, parece que ya no se lleva tanto este sentimiento sino la tristeza y la frustración lo han sustituido y se contraponen a otros sentimientos más clásicos como el optimismo o el enamoramiento.
G.C.:
Yo creo que no se ha dejado de utilizar nunca. Sí que es verdad que en los círculos más mainstreams quizás sí, así y todo, si lo buscas, lo encuentras. Yo desde pequeño he ido a bolos de este estilo y siempre ha estado así.
N.B.: Nosotros no somos unas románticas. Creo que en general nosotros cuando comentamos cosas por WhatsApp o hablamos, lo hacemos más desde la rabia, la ironía o el doble sentido.
G.C.: Por otra parte, pienso que aparte de todo este enfoque más romántico también está muy extendido todo el tema más sexual. El reguetón, en casos, es extremadamente más violento de lo que nosotros podamos decir sobre la iglesia o cualquier cosa.

También está la opción que tu motivo para crear música sean la fama o el dinero...
G.C.: Yo creo que gente que hace música para hacerse rico no existe. Yo creo que todo el mundo empieza a hacer música con otra pulsión y llega el momento que tienen que decidir hacia qué camino tirar.
P.M.: Yo he conocido unos cuantos que su pulsión inicial es la fama. Nadie quiere ser famoso siendo pobre (Risas). Es una putada ser famoso y ser pobre.
G.C.: El Dioni (Risas). Hay famosos pobres y pobres famosos, como el Joaquín Sabina que sería un pobre famoso que se cae del escenario.
N.B.: Una canción que hable de un pobre famoso, me parece un muy buen tema para uno canción.