La tecnología es la herramienta más habitual de los jóvenes a la hora de expresarse. Lo vemos en los millones de visitas que tienen los vídeos de Tik Tok o de Youtube, en la cantidad de contenido compartido por Instagram o en el uso imprescindible de las pantallas como forma fácil de crear lazos emocionales con el entorno. Pero esta brutal inmersión tecnológica a menudo tiene vacíos existenciales que desplazan a toda una generación que tiene muchas cosas que decir y que no se siente representada en este descuido forzado del estatus quo cultural que parece no querer entender sus nuevas narrativas. Hasta ahora.
EL IDEAL acaba de inaugurar Active Activism Act, una exposición interactiva, inmersiva y disruptiva que busca romper el lenguaje artístico tradicional para acercar los museos a los más jóvenes. Se trata de una experiencia transgresora, un concepto totalmente diferenciado de cualquier otra muestra de contenido prototípica y común: sólo hacen falta un chat y conexión a Internet para disfrutar de gran parte del contenido de la muestra, que es 50% física y 50% virtual, y que está dinamizada por la cantante y activista LGBTIQ Samantha Hudson. La idea es que cada usuario la agregue al chat de Whatsapp para poder hacer un acompañamiento virtual y no lineal en todas las salas: a través de un chat bot programado, la activista comparte notas de voz, enlaces hacia contenido de los artistas y vídeos caseros grabados con el móvil. Toda la narrativa està allí, lejos de apps o códigos QR complementarios que dificultan el acceso general a los contenidos. Es como si una amiga te estuviera guiando por la experiencia mientras te explica curiosidades con un lenguaje alejado del academicismo.
Las nuevas narrativas digitales están creadas por una quincena de creadores de la generación Z —nacidos entre 1995 y los 2000— que no se conforman con el mercado artístico actual. Es una iniciativa hecha por ellos y para ellos, pero también una forma de crear sinergias y empatías hacia el resto de las generaciones. Comisariada por Saúl Baeza y Laura Clèries, y surgido del equipo de agentes culturales europeos VIBE, AAA es una idea revolucionaria que quiere romper los muros del descontento juvenil de los que se sienten excluidos de las expresiones artísticas más mainstream, un experimento que busca consolidar un nuevo modelo de consumo cultural y un nuevo tipo de discurso que vela por el activismo y la diversidad y que se podrá seguir íntegramente en línea.
"No pretende ser un mapeo global, sino una aproximación para entender que el activismo es una de las preocupaciones que tienen todos estos perfiles, y una dinámica que tiene que formar parte del museo y del espacio cultural", explica Baeza. "Abrimos nuevas perspectivas y visiones que generan y construyen formatos, explotan la tecnología y se apropian de dinámicas y narrativas para generar el activismo digital". Por eso mismo, no hay narrativas traducidas ni formados adaptados, sino que la exposición ha intentado entender en qué ámbito espacial tenía que vivir superando la experiencia pasiva de otros espacios culturales.
Samantha Hudson: "Un tik tok o un tuit me parecen nuevas maneras de comunicación y los memes son una nueva manera de generar arte visual; aunque sean gamberras y anecdóticas, son un nuevo lenguaje"
La otra obsesión de la muestra es poner la contemporaneidad en el centro y desmonopolizar los contenidos, consiguiendo que cada artista y creador se beneficie de las visualizaciones y las retribuciones tanto económicas como sociales de su artivismo. Como innovación, el contenido de Active Activism Act no quedará unificado de ninguna manera cuando acabe la exposición, sólo existirá en las diferentes redes sociales o plataformas de los activistas. "Lo que queremos es enseñar lo que interesa y preocupa en este momento. Nos gustaría que esto fuera un proyecto que dentro de 6 meses pudiera existir habiendo cogido todo lo que vuelve a ser relevante en aquel momento concreto y que tuviera la libertad de ser lo más ágil posible", dice Baeza, que cree que es muy importante que AAA no se entienda como un proceso terminado, sino como el inicio de todo lo que está por venir.
Experiencias inmersivas como Goblin Mode Healing Station de ReuroDungeon, dispositivos wearables y prendas de vestir con electrónica imprimida y un software que genera vibraciones mientras el visitante escucha una lista musical; instalaciones auditivas con la activista y artista Tashinga Matewe o la plataforma No Signal Radio que ofrece listas personalizadas desde los lavabos del espacio IDEAL; o un ring de boxeo gigante donde artistas y coreógrafos como laSADCUM, AMAGA, María Jurado y Baz Cuervo protagonizarán perfomances. Otros artistas que participan en la muestra, que se puede visitar físicamente hasta el 1 de mayo y virtualmente hasta el 31 de mayo, son XRebellion, Mabel Olea, Émergent Magazine, Maria Appleton, Dahli B. Ball, Joppe Venema, Eirini Kalogera, Azeema Magazine, Afffirmations, DOES Salon x Joey Levenson, Kai Landre, Julen Beloki y Noé Etó.
La Samantha Hudson más gamberra te acompaña
"Yo soy una mujer muy guapa y agradable, y la gente de los museos es un coñazo, honestamente, y tienen un tono aleccionador que a mí personalmente me aburre mucho". Lo que opina la activista zeta Samantha Hudson es el reflejo de una abandono cultural anunciado. La activista dinamizará la exposición con un tono desenfadado y próximo, muy alejado de los tecnicismos o formalismos de los museos tradicionales. "Creo que era indispensable entender que la cultura está en todas partes y reivindicar las maneras autóctonas de la generación Z, de generar contenidos y creaciones culturales que, por supuesto, van intrínsecas a las redes sociales para hacer todo tipo de arte: un arte que pasa desapercibido". Y es que defiende que las nuevas tecnologías se posicionen en el mismo lugar que todas las otras expresiones culturales, porque es evidente que las nuevas generaciones tienen una gran parte de personalidad y presencia digital. Y este fenómeno no se puede obviar. "Un tik tok o un tuit me parecen nuevas maneras de comunicación y los memes son una nueva manera de generar arte visual; aunque sean gamberras y anecdóticas, son un nuevo lenguaje".