La editorial Anagrama presenta, en catalán y en castellano, uno de los libros más esperados del año, Las chicas, la primera novela de la norteamericana Emma Cline. Una obra que se inspira en los terribles crímenes de los seguidores de Charles Manson en 1969, y que constituye una magnífica reflexión sobre el poder, la sumisión, la violencia y el amor.

Manson, un mito, todavía

Charles Manson (1934) nació en una familia desestructurada y pasó su juventud yendo de prisión en prisión por pequeños delitos (robos, estafas, proxenetismo...). Parece ser que su ilusión era dedicarse profesionalmente a la música. A finales de los años sesenta articuló a su alrededor una especie de comuna hippy, la llamada "familia Manson", de la que él ejercía como gurú. La mayoría de las seguidoras eran mujeres, con las que Manson mantenía relaciones; también ofrecían favores sexuales a aquellas personas que el gurú les indicaba. Se movían por California en un autobús desvencijado, pero finalmente se establecieron en un rancho. El verano de 1968 Manson intentó introducirse en el mundo de la música e hizo amistad con gente del mundo del espectáculo, pero no consiguió grabar ningún disco. En 1969 Manson se obsesionó por desencadenar una guerra racial entre negros y blancos en los Estados Unidos. Y usó a los miembros de su "familia" como matones en turbios asuntos de extorsión. El 8 de agosto Manson envió a sus seguidores a perpetrar un robo a la casa del director Roman Polanski: siguiendo las instrucciones del gurú matarían de forma absolutamente cruel a su mujer y a tres invitados. Al día siguiente, cometerían otro asesinato brutal en la casa de la familia LaBianca. Fueron detenidos y juzgados por algunos crímenes, aunque se supone que cometieron muchos otros asesinatos. A pesar de que no había estado presente en los crímenes, Manson fue condenado a pena de muerte como inductor de los hechos, pero se le conmutó por la cadena perpetua. Sus seguidores más directos fueron condenados a cadena perpetua. Manson y algunos de sus seguidores continúan en la prisión.

Un referente, pero no mucho

El caso de la familia Manson provoca una terrible fascinación. Le han dedicado canciones, documentales, libros y una infinidad de artículos. Incluso ha aparecido una surrealista legión de seguidores de Charles Manson. Emma Cline en su texto no pretende ser fiel al caso Charles Manson. En realidad, en ningún momento cita explícitamente el caso Manson, aunque la portada hace referencia directa a una de las implicadas en el caso. Y, a pesar de todo, hay numerosos elementos que están inspirados directamente en el caso Manson: una comuna sucia y ruinosa, unos acólitos muertos de hambre, un líder manipulador que usa a unas chiquillas, unos crímenes terribles... Incluso hay detalles que remiten directamente a los crímenes. el robo de un disco de oro, el autobús lleno de cojines de colores, el nombre de Susan para una de las asesinas...

Poco escabroso

El caso Manson ha despertado fascinación sobre todo por sus connotaciones macabras. La mayor parte de las obras literarias y periodísticas sobre los hechos se han destacado por sus grandes dosis de sangre. Pero Emma Cline elabora una obra donde hay pocas puñaladas, pero en que la violencia es omnipresente, de forma soterrada, no evidente. Ni siquiera el sexo, que fascina tanto a detractores como admiradores de Manson, tiene un papel central en la novela. En realidad, el acierto de Cline es la elección de la protagonista: una joven seguidora de Manson, que no estará en el núcleo duro de la secta y que, por lo tanto, no participará en los asesinatos ni estará involucrada del todo en los aspectos más turbios de la "familia".

En busca de un sentido a la vida

La protagonista de la obra de Cline es una chica, Evie Boyd, que en 1969 es adolescente, no se entiende con sus amistades, tiene problemas con su familia, y se siente profundamente desgraciada (con motivos o sin, eso no importa). Cline refleja, magistralmente, el abismo entre padres e hijos y los problemas generacionales de los jóvenes. En estas circunstancias, el encuentro con el grupo de seguidores de un gurú, Russell (sospechosamente parecido a Charles Manson), le dará un nuevo sentido a su vida. Evie se quedará fascinada por las drogas, por ruptura con las costumbres conservadoras, por el cambio de vestidos, por la solidaridad entre los miembros... Ante la quiebra de la estructura familiar, la joven busca nuevas estructuras colectivas, y la familia Manson le ofrece un espacio de desarrollo personal.

Amor

Lo más curioso es que la base de Las chicas es una historia de amor. Evie se queda en la comuna de Russell, básicamente, no por la fascinación que le provoca el gurú, sino por la atracción que siente hacia otra de las chicas, Suzzane (álter ego literario de la Susan Atkins, una de las principales cómplices de Manson). Una adoración absoluta que llevará a Evie hacia las puertas del crimen y que la hará compartir el complejo universo mental de la secta. Paradójicamente, para Cline, es el amor, un amor loco e irracional, el que lleva a las cómplices de Russell a la muerte.

No siempre amamos a la buena gente

En el fondo, Las chicas es, también, una magistral reflexión sobre el poder. Russell, como Manson, vive en la miseria, pero tiene un poder terrible, porque consigue que la gente haga siempre aquello que él quiere. La fidelidad que le rinden sus seguidores es tan absoluta, que el gurú incluso puede delegar sus asesinatos en sus acólitos. En el juicio a Manson, sus seguidoras se presentaron ante el tribunal con la sonrisa en los labios, satisfechas de lo que habían hecho. Años más tarde continuarían sin arrepentirse de los hechos. A Cline, le interesa tanto la visión del dominador, como, sobre todo, la visión del dominado: el afán de algunas personas de someterse incondicionalmente. La sumisión es, evidentemente, el eje central de esta obra.

Inquietante

Las chicas parte de los recuerdos de los hechos de una Evie Boyd ya madura. Pero estos recuerdos surgen del conocimiento de una pareja de chicos jóvenes, que reproducen, en cierta forma, las relaciones que había establecido Evie con Russell. Y, con este truco magistral, Cline nos reubica todo el debate: el caso Russell (o Manson) deja de ser una aberración absolutamente excepcional, para convertirse en el símbolo de una predisposición del alma humana. Manson dejaría de ser un monstruo extraño, porque todos tendríamos un Charles Manson, o una Susan Atkins, en el fondo de nuestro corazón.

Emma Cline. © MT Slanzi 

¿Lo mejor del mundo?

Dicen que Cline, con el manuscrito de esta novela, cerró uno de los mayores negocios editoriales de la historia. Las chicas podría ser uno de los libros mejor pagados del mundo. Algunos lo anuncian como el libro del año (obviamente, sin haberse leído todos los libros que han aparecido este año). Probablemente eso es una exageración. Pero no hay ninguna duda que el libro de Emma Cline es fascinante y que obliga a pensar, mucho.