Lo dijo una vez un héroe del oficio: “Ya hay demasiadas canciones”. Por tanto, si se hacen nuevas, tienen que ser buenas. Las palabras, más o menos precisas, son de Lluís Gavaldà, líder de Els Pets. De aquellas, cuando las pronunció, ni siquiera había plataformas de streaming, ni singles cada viernes, ni temas pensados para TikTok. Es decir, el combo ideal para que un tema caduque antes que la crema pastelera.
Las covers son más antiguas que el hilo negro, pero también una magnífica opción para el reciclaje sonoro
Una buena forma de no contribuir a la infoxicación musical que vivimos es, como con la ropa, dar segundas oportunidades. En este caso, a las canciones. A las buenas. Las covers son más antiguas que el hilo negro, pero también una magnífica opción para el reciclaje sonoro. Aun así, se prodigan poco en el indie. Tal vez por ello, cuando pasa, es motivo de celebración. Cuentan los más viejos del lugar que hubo una banda hace años, Luna se llamaban, que hizo que Sweet Child O' Mine (Guns N’Roses) dejase de sonar horteruza.
Mentes obtusas, canciones antológicas
Luna era un grupo de culto entre la parroquia alternativa. Les preguntaron por qué hacer una versión de los de Axl Rose. Por qué elegir un tema de un grupo tan alejado de ellos en lo musical y en lo ideológico. La respuesta fue que hasta las mentes más obtusas podían escribir canciones antológicas. Debe combregar con esa idea Chico Blanco, joven músico granadino con una creciente carrera entre la electrónica y lo urbano, además de una intransferible y nada dogmática forma de relacionarse con lo LGTBI+. El músico ha decidido desempolvar una canción a las antípodas –en principio– de su ser: Cadillac solitario (1983) ha quedado en Cadillac para Pablo Cobo. La canción del catalán Loquillo (escrita por su inseparable, por épocas, Sabino Méndez) ha pasado de la cosa más apolillada –camiseta imperio, imaginario heteronormativo y balada rock– a una versión más inclusiva, “nene por qué no volviste a llamar”, más mental e inquietante, con un genial clip, de voces cavernosas, toque hiperpop y con un final house clubero que desencapotaría cualquier día nublado.
La canción del catalán Loquillo ha pasado de la cosa más apolillada a una versión más inclusiva, “nene por qué no volviste a llamar”, más mental e inquietante, con un genial clip, de voces cavernosas, toque hiperpop y con un final house clubero
Chico Blanco demuestra que en lo obtuso él tiene mucho que decir; que reversione todo lo obtuso, por favor. Y también demuestra que las versiones son una excelente excusa para devolver al presente canciones geniales que van cogiendo polvo en el desván-pop. Porque las generaciones tienen que dialogar.