Ayer fue un día muy triste para Vilafranca del Penedès y el mundo del cine. Ayer fue un día triste porque cerró sus puertas el Kubrick, la sala de cine que durante casi treinta años ha exhibido las mejores y las más populares muestras del séptimo arte en la capital del Alt Penedès. "El cine Kubrick es un espacio de identidad con respecto a la cultura del séptimo arte en Vilafranca. Sala de referencia en la oferta de ocio cultural en el Alt Penedès, tanto por su calidad en la programación como por sus instalaciones," dice su página web, hoy todavía activa. Sí, ayer fue un día muy triste.
Compromiso con el mejor cine
Poca gente amaba el cine como lo amaba Francesc Olivella. Fue él a quien el año 1968 fundó (y presidió) el Cine Club Vilafranca. Sólo dos años más tarde recibió el Premio Sant Jordi en 1970 en el Mejor Cine Club de Catalunya. Fue esta misma pasión por el séptimo arte la que lo impulsó a abrir los Cines (porque eran dos salas) Bogart en Vilafranca del Penedès, evidentemente. Aquel 14 de julio de 1983 se proyectó en sesión doble Sueños de un seductor de Herbert Ross con Woody Allen como protagonista y Fama de Alan Parker.
Sala comprometida con el cine de autor; a lo largo de los años, además de proyectar los estrenos del momento, Olivella programó ciclos dedicados a los realizadores más relevantes e influyentes de la historia: Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Luchino Visconti, Federico Fellini, Françoise Truffaut o Stanley Kubrick (director del cual tomaría el nombre su siguiente aventura), fueron algunos de los protagonistas de estas sesiones temáticas. Una sala Bogart donde también se mimaba con especial cuidado el cine catalán. Francesc Bellmunt, Antoni Ribas, Pere Portabella, Ventura Pons, Isabel Coixet o Rosa Vergés, entre otros, fueron los directores que pasaron por Vilafranca del Penedès a presentar sus películas.
The end
El sueño cinéfilo de Olivella creció con la inauguración el 26 de agosto de 1994 del cine Kubrick. Aquella velada el público pudo ver Rapa-Nui. Los Bogart, que habían visto reconocida su tarea con el Premio Nacional de Cinematografía del Departamento de Cultura de la Generalitat a la Mejor Sala Exhibidora fuera del área metropolitana de Barcelona los años 1985, 1986 y 1991, y la Kubrick convivieron hasta el cierre de las primeras el 2006. Dos años más tarde, Maria Olivella tomó el relevo de su padre y pasó al frente de la sala del número 7 de la calle General Prim.
En una época con el cine sacudido por la piratería, primero, herido de muerte por la irrupción de las plataformas, después y ahora rematado por la pandemia; Olivella lo intentó todo para salvar su local: la Kubrick ha sido suyo de festivales y se han organizado muestras de cortometrajes, maratones de clásicos, matinales infantiles... No ha sido bastante para salvaguardarla. Ayer, al acabar la proyección de la revisión de Steven Spielberg de West Side Story, los títulos de créditos reflejaron la leyenda 'The end' por última vez. Dicen que cierran porque la situación es insostenible. Sí, ayer fue un día triste.