Queridos y queridas, quizás alguien de vosotros habrá viajado a Perpinyà últimamente para oír a Toni Comín, Clara Ponsatí o Carles Puigdemont. Muchos conocemos incluso los pueblos de la Alta Cerdanya y hemos hecho excursiones por sus cumbres y valles. Pero muchas veces no nos atrevamos a subir más allá de las murallas de Montlluís. Hoy me gustaría proponeros una serie de razones para visitar las comarcas del norte del país más allá de sus maravillosos paisajes, sus pintorescos pueblos y su impresionante historia. Catalunya perdió las comarcas del Rosselló, el Conflent, el Vallespir, el Capcir y el norte de la Cerdanya el 7 de noviembre de 1659 con el Tratado de los Pirineos, pero hoy más que nunca la cultura catalana existente más allá de Puigcerdà y Portbou es testigo de la existencia de nuestra identidad. Si queréis divertiros un poco, os recomiendo hacer el test donde se recogen hechos y datos históricos sobre el Tratado de los Pirineos.
Perpinyà, el centro del mundo
Dalí hablaba de la estación de Perpinyà como "centro cósmico del universo", entre otras fórmulas. Citó por primera vez la estación en estos términos, cuando previó la estereoscopia como medio de representación de la tercera dimensión. "Es en la estación de Perpinyà donde siempre [...] me vienen las ideas más brillantes de mi vida [...] La llegada a la estación de Perpinyà es la ocasión de una auténtica eyaculación mental que después alcanza su mayor y sublime altura especulativa [...] Pues bien, este 19 de septiembre tuve en la estación de Perpinyà una especie de éxtasis cosmogónico más fuerte que los anteriores. Tuve una visión exacta de la constitución del universo. El universo, que es una de las cosas más limitadas que existen, sería, según todas las consideraciones, de estructura similar a la estación de Perpinyà", aseguraba al artista.
Pero Perpinyà va más allá de esta anécdota. Los callejones de la ciudad vieja son testigo de la historia de la antigua capital del Reino de Mallorca. Los edificios góticos catalanes como El Castellet, la Catedral de Sant Joan Baptista o la antigua logia se mezclan con las construcciones neoclásicas típicas francesas; convirtiendo la ciudad en una especie de París catalana donde, gracias a su historia se mezclan rasgos característicos de las culturas catalana, francesa y española, y convierte a Perpinyà en una ciudad única que hay que conocer más allá de sus pocos monumentos y la llegada de la ultraderecha al frente de su ayuntamiento.
Los paisajes de la Costa Vermella
La Costa Vermella baña la subcomarca de La Merenda, desde Argelers de la Marenda hasta la frontera entre Cervera y Portbou. El conocido camino de Ronda de la Costa Brava continúa por la Catalunya del Nord, una ruta que permite a los excursionistas conocer los diferentes pueblos, cimas, playas y escondidas calas.
Bajo esta denominación turística se esconde la continuación de la Costa Brava, con Cotlliure como el máximo exponente de su belleza. La villa es conocida por sus callejuelas que desembocan en el mar, su puerto vigilado por el campanario de la iglesia, sus casas de colores pastel, sus anchoas y su relevancia cultural. Cotlliure ha sido también motivo de inspiración para pintores como Matisse, Derain, Chagall, Gris, Braque, Picasso, Dufy y Dalí; y es también donde descansan Antonio Machado y el novelista irlandés Patrick O'Brian.
El tren amarillo y las vistas en los Pirineos
Este trenecito turístico sale de la antigua estación internacional de la Tor de Querol - Enveig y recorre la Alta Cerdanya hasta Montlluís, parando por los diferentes pueblecitos del valle. La villa actual se empezó a construir después de la fundación y construcción de la ciudadela ideada por el ingeniero y mariscal francés Sébastien Le Prestre de Vauban. Sus obras, entre las cuales se encuentra la fortificación de Montlluís, han sido declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Acto seguido el tren empieza el descenso del valle del río Tet hasta otra villa amurallada y fortificado por Vauban: Vilafranca de Conflent. La villa, amurallada desde el siglo XI, incluye dentro de sus murallas la totalidad de la población, donde las casas son construidas generalmente con griota, nombre de un tipo de mármol. El conjunto del recinto amurallado pertenece esencialmente a tres momentos históricos diferentes: el fundacional, en el primer tercio del siglo XI, en las obras de Sébastien Le Prestre de Vauban, durante el último tercio del siglo XVII, y a mediados del siglo XVIII, cuando se enderezaron las dos puertas extremas, en el este y oeste, del recinto.
Cerca de Vilafranca se pueden visitar también las cuevas del Conflent. Hay que destacar la cueva Lachambre, una importante red de galerías que supera los 20 km, la cueva de Gorner, con un desarrollo ligeramente inferior a los 20 km y la cueva de Fullà-Canaletes, un importante sistema subterráneo que también supera ampliamente los 20 km de desarrollo.
Los monasterios de Sant Miquel de Cuixà y Sant Martí del Canigó
El monasterio benedictino de Sant Miquel de Cuixà es uno de los monumentos más importantes del Conflent. Fue fundado por el arcipreste Protasi el año 878. Fue con los abades Garí y Oliba cuando se convirtió en uno de los centros espirituales y culturales más importantes de Catalunya en tiempos feudales. Es el monumento más interesante de la arquitectura prerrománica o del románico inicial. El monasterio es uno de los mejores ejemplos dentro del arte románico catalán, a pesar de una historia marcada por momentos de abandono, destrucción de algunos de sus espacios más singulares y la dispersión. Este grande centro conserva importantes elementos, especialmente de los siglos X-XII. Su historia está hermanada con la del monasterio de Ripoll y la de la catedral de Vic, muestra elocuente de unos caminos entrecruzados, especialmente en época del abad Oliba, que lo fue de Cuixà i Ripoll, además de obispo de Vic.
Situada justo en medio del macizo del Canigó, sobre un nido de águila, la antigua abadía benedictina de Sant Martí del Canigó domina discretamente el valle del Cadí desde el siglo XI y os invita a descubrir este paraje único. El campanario lombardo, los capiteles de mármol, la iglesia abacial y la cripta abovedada hacen una joya del primer arte románico regional. La abadía de Sant Martí del Canigó es una visita imprescindible del patrimonio románico del Conflent que os dará la oportunidad de disfrutar de un entorno excepcional. La abadía, construida sobre un pico rocoso, fue fundada en 1009 por Guifredo II, conde del Conflent y la Cerdanya. La antigua abadía benedictina de Sant Martí del Canigó vivió sus horas de gloria hasta 1783, cuando fue abandonada, confiscada durante la Revolución y más tarde comprada por un propietario de la región.
El Festival Pau Casals en Prada y el Visa pour l'Image en Perpinyà
El Festival Pau Casals, creado en 1950 por el famoso violoncelista y director de orquesta catalán, acoge a solistas mundialmente reconocidos en Prada de Conflent. Cada año, entre finales de julio y mediatos de agosto, más de 10.000 melómanos y curiosos acuden a oír los numerosos conciertos programados en los monumentos religiosos más bellos de la Catalunya del Nord, como la abadía de San Miguel de Cuixà, el priorato de Serrabone, el priorato de Marcevol o la abadía de Sant Martí del Canigó.