A partir de este martes, y a lo largo del verano, el claustro del monasterio de Pedralbes abrirá sus puertas por las noches, los martes y viernes, de 18h a 21h. Se pone a disposición de los ciudadanos, pues, uno de los espacios históricos menos conocidos de la ciudad. Y se hace en la hora mágica, en un rato en que se puede disfrutar especialmente de la calma y la tranquilidad. La entrada es gratuita. Las visitas se podrán realizar hasta el 13 de septiembre.
Un regalo de enamorado
El monasterio de Pedralbes fue construido por Jaime II el Justo para su esposa, la bella y culta Elisenda de Montcada (que era su cuarta mujer y tenía fama de tenerlo enloquecido). Se construyó a toda prisa y se dejó a punto la estructura básica en 1327, cuando murió el rey. Enseguida se establecieron allí las monjas clarisas. La reina, al enviudar, se estableció en un palacete vecino al monasterio. Aunque no tomó los hábitos, interfería mucho en la gestión del monasterio (su sobrina era la abadesa de la comunidad religiosa). Financió las obras que quedaban pendientes y la decoración del templo, donde fue enterrada (una parte del sepulcro se puede ver desde el claustro).
Una historia accidentada
El monasterio ha tenido una historia accidentada. En varios periodos históricos las monjas han tenido que abandonar sus instalaciones y ha sido abandonado. Pero no sufrió las desamortizaciones del siglo XIX y pudo sobrevivir hasta nuestros días, a diferencia de buena parte de las instalaciones conventuales de la ciudad. Durante la guerra se convirtió en un depósito de los archivos públicos. Aunque en el monasterio vive una comunidad de monjas clarisas, de clausura, se abre al público con frecuencia, para diferentes acontecimientos públicos.
Un claustro emblemático
El claustro de Pedralbes es una de las piezas que se construyó en el siglo XIV, cuando todavía vivía Jaime II. Tiene tres pisos de altura y una longitud de 40 metros. Los dos pisos inferiores son del siglo XIV, con arcos espaciosos apuntados, sobre columnas con capiteles muy estilizados, con escudos de los reyes de Aragón y de la casa de Montcada. El tercero es añadido, sin arcadas y con techo en vertiente. Uno de los elementos más espectaculares es la estatua yacente del sepulcro de Elisenda de Montcada, que en el claustro se presenta como viuda, con el hábito de monja, pero que por la parte de la iglesia la presenta vestida de reina, en todo su esplendor.
Un jardín que cura
El claustro del monasterio dispone de un jardín de plantas medicinales con una cincuentena de plantas con propiedades curativas. Se trata de la recreación de un jardín monástico medieval, que incluye plantas incluidas a los repertorios de farmacopea medieval. La Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona dispone de una página web en que analiza las diferentes plantas presentes en el claustro.
La lluvia y los huevos de las clarisas
Hay una tradición que establece que para evitar tener lluvia el día de la boda, los novios tienen que llevar huevos a las monjas clarisas, y en Barcelona era típico llevarlos al monasterio de Pedralbes (se suponía que ellas rezarían por el buen tiempo el día de la boda y por|para la felicidad de los novios). Para muchas familias eso era muy importante, ya que se consideraba que era de mal augurio una boda que se realizaba bajo la lluvia. Pero no hay mucho acuerdo en la tradición sobre quién tiene que llevar los huevos o cuántos se tienen que llevar. Hay quien apunta que los tiene que llevar la madre de la novia, y otros dicen que los puede llevar cualquiera, siempre que indique el nombre de los novios y el día de la boda; y si algunos afirman que los huevos se tienen que llevar por docenas, hay quien indica que se tienen que llevar 13.