El día 10 de abril, en pleno estado de alarma y confinamiento total por el coronavirus, el dibujante David Ramírez publicaba una viñeta en las redes con el siguiente texto: "Hacer viñetas sobre tu día a día es lo que tiene, a veces el tema no es lo que te gustaría, sino el que hay. En los próximos días iré colgando páginas ahora que por fin se ve la luz al final del túnel. Un abrazo muy especial a los que todavía están a oscuras, y mucha fuerza". Así empezaba COnviVienDo 19 Días, un cómic que narra la historia del mismo David e Iván, su marido, cuando este último se contagió de Covid en la época más incierta de la pandemia. De estas viñetas colgadas a las redes sociales salió, finalmente, el libro en formato físico.
Día a día, Ramírez narra cómo vivió los síntomas de su marido, su ingreso en el Hospital del Mar de Barcelona y su vuelta a casa. Con las incertidumbres y los miedos que eso le provocó. La incertidumbre de la situación, de no saber casi nada sobre la enfermedad y de no saber exactamente cómo se encontraba Ivan cuando estaba en el hospital. Al mismo tiempo habla del sufrimiento por la persona que ama, de lo sólo que se sentía durante el confinamiento y, también, de una de las cosas que les ha pasado a muchos artistas: el colapso creativo. Ramírez explica en varias páginas del libro que no era capaz de concentrarse en los encargos que tenía que hacer.
Y a partir de aquí, de las ganas de explicar lo que estaba viviendo y de poder hacer contenido para que a Ivan le pasaran las horas en el hospital más deprisa, empezó a dibujar sobre el coronavirus. El primer lector de sus viñetas fue Ivan y no fue hasta que él volvió a casa y supieron que todo iría bien que las empezó a publicar en las redes.
Dos personajes que enamoran
La esencia del libro es la cotidianidad de la historia y la personalidad de los personajes, que hacen que te enamores de ellos y de cómo se aman. Aviso que lo que viene ahora es muy azucarado, pero hablemos: estamos en medio de una pandemia mundial, la persona que amas no se encuentra nada bien y no la puedes abrazar ni puedes acercarte a cuidarla. Pues sí, es un problema. Un problema que han vivido muchas personas y que Ramírez describe a la perfección. Ver cómo el David de la historia se imagina haciendo abrazos y dando besos a su marido o aquel instante en que los dos llevan guantes y se pueden tocar la mano un segundo, hace que se te deshaga un poquito el corazón.
Entre los personajes que ya consideras parte de la familia y el arte de Ramírez para crear ambientes que son trágicos y cómicos al mismo tiempo, te encuentras con los ojos llenos de lágrimas y una carcajada mientras te está explicando uno de los momentos más tristes de la historia.
El miedo llama a la puerta
El miedo es posiblemente una de las emociones que mejor ha sabido plasmar Ramírez en sus viñetas. Un monstruo negro incierto que llama a la puerta cuando menos te lo esperas. El miedo lo acompaña muchas veces allí donde va, o aparece justo antes de ir a dormir para explicarle todo, absolutamente todo, lo que puede salir mal. No está presente explícitamente en toda la historia, pero en el momento en que hay un pequeño giro de guion vuelve a aparecer.
Miedo no sólo hacia la salud de su marido. También miedo a contagiarse yendo a comprar, al hecho de que su madre que está lejos se encuentre bien o a contagiar los otros cuando se acerque. Posiblemente el miedo es el sentimiento universal de este 2020 fatídico.
La vuelta al pasado apocalíptico
Leer este libro cuando hace casi un año que todo empezó es volver al momento más apocalíptico y surrealista del 2020. Ramírez habla de disfrazarse con guantes y mascarilla para ir a la calle, de intentar no tocar los botones del ascensor, de los supermercados sin papel de inodoro y de la época en que todo el mundo se hizo runner porque había un horario para salir a hacer deporte y pasear.
ConVivienDO 19 días es el reflejo del día a día que han vivido muchas personas en estos últimos meses, con un toque de humor y unas ilustraciones que conforman una gran narración. Es un libro que engancha, que se lee deprisa y que te dará ganas de comer bizcocho cuando lo acabes.