El coronavirus ha colocado de nuevo a primera línea de la actualidad conceptos que hasta hace muy poco se nos hacían lejanos y antiguos. Si la pandemia le sacó el polvo al término "confinamiento", hasta entonces más propio de las películas catastrofistas de ciencia-ficción, la segunda ola de la Covid-19 ha hecho saltar a la palestra una expresión todavía más olvidada: el toque de queda.
Desde el pasado sábado, las ciudades con más habitantes de Francia han restringido la movilidad a la vía pública entre las 20.00h y las 06.00h, aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, se refirió a esta medida utilizando la expresión genuina francesa 'couvre-feu', que tiene su origen en la edad media, cuando ante los incendios poco controlados se hacía un llamamiento ciudadano a quedarse en casa durante las horas nocturnas con el fin de no acercarse al fuego. La expresión francesa provocó que en Italia hoy se conozca la restricción de la libre movilidad ciudadana como 'coprifuoco', de la misma forma que en los países anglosajones se utiliza el término 'courfew', que etimológicamente es un préstamo de 'couvre-feu'. ¿Por qué razón, pues, en Cataluña no decimos "cobrefoc" a los toques de queda?
Un toque de campana: la señal de alerta
El término "cobrefoc" se ha encontrado en actas notariales, sermones y cartas del siglo XV y XVI, sobre todo en documentos provenientes de las villas de la actual Cataluña del Norte, e incluso lo encontramos a principios del siglo XX en un poema como "Desfici", de Josep Carner, donde el autor de La paraula en el vent utiliza la palabra para escribir "Àvid corcó que no hi eres de dia,/ el cobrefoc t'ha donat gosadia". Lo cierto, sin embargo, es que en Cataluña popularmente siempre se había utilizado "el seny del lladre" para referirse a la reclusión obligatoria en casa durante las horas nocturnas. ¿De donde nace, pero, esta expresión?
En la Edad Media, sobre todo después de que Sant Benito adoptara la campana y la denominara 'signum' para marcar las horas de su regla benedictina, los toques de cada campanario se pasaron a conocer también como "señales", de donde deriva el vocablo "seny". De esta forma, "el seny del lladre" era el toque de campana que se hacía por la noche, justo antes de la hora de cenar: a partir de aquel toque, se alertaba a la población que todo el mundo se tenía que quedar en casa, y que cualquier transeúnte que fuera visto por la calle sería considerado un ladrón o un pícaro, y en consecuencia sería detenido.
Más adelante, con la ocupación española del Principado el año 1714 y la sucesión de revueltas, levantamientos, bullas y guerras durante los últimos tres siglos, la aplicación del 'toque de queda', donde el término 'queda' etimológicamente deriva del latín 'quietus', le ganó la partida a "el seny del lladre" como expresión para manifestar la obligatoriedad de quedarse en quietud bien entrada la noche, hasta el punto que la normativa del DIEC recoge la expresión y la acepta correctamente en catalán.
Aunque el gobierno de la Generalitat afirma no haberse planteado de momento la aplicación del toque de queda para contener el virus, sería curioso que, en caso de que la población de Catalunya se tuviera que encerrar en casa entre la noche y la alba, se recuperara la expresión genuina en catalán para referirse al toque de queda. Al fin y al cabo, quizás la lengua es una de las pocas cosas inmunes al terrorífico poder invisible pero letal del coronavirus.