Vehículos, obras, música, el chillido de las cigüeñas o las cotorras, gritos, peleas, perros ladrando, sirenas... En una ciudad o pueblo cualquiera, acostumbran a vivir una cantidad determinada de habitantes, agrupados todos ellos en un mismo lugar, conviviendo en su día a día, esquivándose entre plazas y calles. La mezcla de estas personas, de sus acciones, de la naturaleza o del entorno con quien conviven, generan una serie de sonidos que ahora, combinados con elementos musicales, se pueden ver representados en el Sónar 2022 de la mano del compositor Lugh O'Neil. "La inspiración de hacer este proyecto me vino de observar cómo las personas interactúan y se relacionan con sus entornos, creando así espacios acústicos a la naturaleza, a los hábitats o a las ciudades", apunta el artista que actuará en el Sónar con el proyecto 'Una geología de espacios sonoros', después de haber ganado la beca S+T+ARTS Repairing the present, convocada por el CCCB con colaboración de la UPC y el Sónar+D.

El artista, que se muestra interesado en percibir, estudiar y analizar el compromiso que establecemos con el entorno a través del sentido auditivo, apunta como este disminuye continuamente; "algunos podrían argumentar que la aparición de la escritura fue un acontecimiento clave para cambiar nuestra perspectiva hacia el sentido visual y, por lo tanto, transformar la manera como percibimos la realidad". De aquí, que a O'Neil le interese los relatos sobre como las culturas insulares remotas del oeste de Irlanda, han mantenido con el tiempo la canción y la narración de historias como medio para dar sentido a su paisaje y a su historia. "Por el contrario, las ciudades han pasado por alto el desarrollo de los paisajes sonoros, olvidando el sentido auditivo", a diferencia del pasado, donde los rituales con gritos, cantos y oraciones adoptaban el protagonismo. "Ahora, el significado y las formas de comunicación de los espacios públicos son mayoritariamente visuales, y los paisajes sonoros urbanos acostumbran a estar contaminados y desordenados".

Lugh O'Neill crea una obra de arte sonoro registrada en entornos de gran valor cultural y acústico de Barcelona

Los vehículos conforman una parte importante de la acústica de una ciudad / Foto: Pexels - Oleg Prachuk

El sonido del depósito de aguas pluviales del parque Joan Miró

Aunque pueda resultar inverosímil, O'Neil se ha fijado en el depósito de aguas pluviales del parque Joan Miró -de la Nueva Izquierda del Eixample-, para grabar música e introducir su micrófono, sin embargo, ¿por qué ha escogido este lugar? "Se trata de un gigantesco espacio subterráneo de hormigón, construido para recoger el agua de lluvia donde la mayor parte del año está vacío". Eso hace que sea un lugar con unas propiedades acústicas que el artista tilda de "increíbles", a pesar de ser un sitio que no está pensado para la escucha humana, el canto o el ritual. Una grabación que el compositor acompañará de otra localización próxima, siendo esta una cueva natural situada a 70 metros bajo tierra pensada también por el paso del agua. "Tanto en el depósito de aguas pluviales como en la cueva natural, el espacio acústico es solo un subproducto de la ausencia del agua". Un sonido especial que cautiva al compositor y que se podrá disfrutar en la inauguración del festival de música electrónica y experimental estrella que se celebra en nuestra casa.

¿Por qué, estas localizaciones?

Preguntándole a O'Neil sobre cuál es su metodología de trabajo, el compositor responde que el proyecto se inicia con un proceso de investigación y de visitas a las localizaciones escogidas. "Después, participo en debates y colaboro con músicos e intérpretes vocales para crear obras musicales pensadas por estos espacios". La siguiente fase ya es viajar y grabar in situ en Irlanda, Barcelona o Menorca, acompañados, de intérpretes y con un videógrafo que documenta el proceso en el mismo lugar. "La última fase, después de la grabación, toca editar y darle forma a la pieza en una única composición de sonido espacial y continua, mostrándose en un sistema de sonido multicanal para audio espacial 3D y en varias pantallas que muestran diferentes ángulos sobre la ubicación de la grabación".

Interior del depósito de aguas pluviales del parque Joan Miró / Foto: Ayuntamiento de Barcelona

El jurado de la residencia ha decidido premiar el proyecto d'O'Neil por su originalidad y porque "contiene un potencial interesante a nivel conceptual y de sensibilización sobre los usos y valores culturales del sonido y las tradiciones orales y musicales". Una valoración en que se ha tenido en cuenta su experiencia y trayectoria en el campo del diseño acústico, desarrollando sus propias herramientas digitales. El artista invita a los espectadores a disfrutar de su representación, deseando llamar a su atención por las propiedades acústicas olvidadas o ignoradas del entorno habitual con lo que todos nos movemos. "Con este proyecto, es necesario plantearse cómo o por qué se crean nuestros espacios habitados tal como son", una invitación que se amplifica al público que disponga de entradas del festival de música que se celebrará del próximo 16 al 18 de junio.

Ver gracias a los microorganismos ya es una realidad

Por otra parte, otra artista que ha sido premiada con la beca S+T+ARTS Repairing the present, ha sido Samira Benini Allaouat, que propone una instalación de alumbrado público sostenible y ecológico, hecho a partir de materiales reciclados que funcionan gracias a la ayuda de microorganismos. Concretamente, gracias a las geobacterias, un tipo de bacterias que producen electricidad al mismo tiempo que descontaminan el suelo. Aparte de proporcionar soluciones sostenibles a las metrópolis, con Geo-Llum, Benini convierte el alumbrado público con una obra de arte performativa, como una auténtica escultura de luz que podemos encontrar en la calle.

Samira Benini Allaouat presentando su proyecto, Geo-Llum