Si 3XL siguiese existiendo, probablemente todos nosotros habríamos oído hablar de Shingeki no Kyojin (Attack on titan), o incluso podríamos verla en directo cada domingo por la tarde en la pública catalana. La serie manga de Hajime Isayama ha escalado hasta la 12ª posición de los mangas más vendidos de la historia, por encima de Doraemon, y su animación es seguida por todo el mundo.
¿Y qué tiene de especial el anime para que lo siga tanta gente? La animación nos sitúa en una sociedad pre-industrial, dónde tres protagonistas viven en una especie de ciudad-estado rodeada por grandes murallas que protegen a los ciudadanos de la amenaza de unos gigantes devora-humanos denominados "titantes".
Esta ciudad-estado, que se encuentra en una isla denominada Paradís, tiene sus estructuras de poder como la monarquía, la iglesia y las fuerzas armadas. La trama sigue la historia de los tres adolescentes, Eren, Armin y Mikasa, que se unen a una de las fuerzas armadas, el Cuerpo de Exploración, con la finalidad de acabar con los titanes y descubrir qué se esconde detrás de ellos.
¿Y qué tiene que ver eso con Franciso de Goya? La estética.
Es bastante evidente a la vista de todo el mundo cuáles son las semejanzas de la serie con las pinturas, por la crudeza con que se retrata la escena y el aspecto de quien lo hace. No sería tan extraño pensar que Isayama descubriera en las obras del pintor español la manera de dar forma a los titanes, aunque nunca ha reconocido nada parecido.
Sea o no así, y tanto si eres seguidor de la animación japonesa como si no, aquí te daremos tres motivos por los que vale la pena ver el famoso anime.
1. En Shingeki no Kyiojin te encontrarás con personajes femeninos y masculinos que no se dejan llevarse por los estereotipos de género. En un contexto de guerra y emergencia social, nada de asumir que las mujeres tienen un papel exclusivamente de cuidados ni que los hombres serán los únicos salvadores.
2. La trama te sitúa en escenarios llenos de debates filosóficos, éticos y políticos, como la debilidad de los humanos ante una fuerza mayor, el precio de la libertad, las consecuencias de una guerra o los órdenes sociales dictatoriales.
3. La animación. La espectacularidad de los titanes y las escenas de acción te atraparán y te harán sufrir hasta el último minuto.
Y ya hay muchos seguidores que ya reclaman su doblaje al catalán, habiendo crecido durante la época de los 90 y los 2000, cuando la televisión pública catalana hizo una fuerte apuesta por el anime.
En España, los derechos del anime los tiene Selecta Visión, una distribuidora y productora catalana que emite los capítulos en directo subtitulados al castellano, y que ha llegado a reunir hasta 300.000 espectadores. Actualmente está emitiendo la cuarta y última temporada. Las dos primeras también están disponibles en Netflix.