Hoy entran en vigor las nuevas medidas presentadas por el Gobierno y que, con el objetivo de evitar más contagios de la Covid-19, establecen el paro en seco de los servicios y las actividades laborales "no esenciales". Con las librerías y bibliotecas cerradas desde el inicio del estado de alarma, en las últimas dos semanas todavía era posible comprar libros por internet y recibirlos en casa sin ningún problema. La pregunta ahora, sin embargo, es: ¿con las nuevas medidas y el endurecimiento del confinamiento, podemos pedir a domicilio los libros que queramos?

La respuesta a esta pregunta ha generado una fuerte confusión en el sector editorial, ya que por una parte el comercio online no se ve afectado por las nuevas restricciones, pero las distribuidoras de libros se consideran un servicio "no esencial", por este motivo desde hoy las grandes empresas encargadas de abastecer de libros a los libreros como Les Punxes o Penguin Random House ya no trabajan. Eso, pues, crea una paradoja extraña: los consumidores podemos seguir comprando libros de manera online en librerías que, en cambio, no podrán recibir los libros de la inmensa mayoría de distribuidoras.

librería Taifa

"Póngame una novela de Eduardo Mendoza y un paquete de tabaco, por favor"

Como todo en la vida, sin embargo, hay algunas excepciones, ya que la venta física de libros sí que es posible en algunos establecimientos concretos, como por ejemplo quioscos, estancos o incluso supermercados. Eso es así porque algunas distribuidoras, por el hecho de ser también empresas que distribuyen otros productos aparte de libros -prensa en quioscos, tabaco en estancos o medicamentos en farmacias- sí que seguirán trabajando y atendiendo pedidos, por lo tanto distribuidoras como Logista o Azeta seguirán ofreciendo su servicio y podrán distribuir libros de las editoriales y sellos para los que trabajan, como Planeta, Seix Barral, Libros del Asteroide o Destino, con catálogos donde el 95% de los libros son en castellano.

Eso quiere decir que desde hace días es absolutamente imposible comprar físicamente en una librería la última novela ganadora del Premio Josep Pla, Pluja d'estels de Laia Aguilar, pero que en cambio sí que es posible adquirir el libro comprándolo en un estanco cualquiera al mismo tiempo que compramos un mechero y un paquete de chicles. La situación, por curiosa que parezca, es una de las contradicciones en las que se ha visto vertido el sector del libro en esta crisis del coronavirus que se llevó por delante hace algunas semanas la celebración del Día del Libro, con un aplazamiento sin fecha a la vista que deja a la intemperie, también, la importante facturación que el sector registra durante la semana de Sant Jordi.

Laia Aguilar/ACN

La flamante ganadora del Premio Josep Pla, Laia Aguilar

Las librerías, activas hasta que se agote el stock presente

Que la venta online esté permitida significa que las librerías pueden seguir vendiendo, ahora bien, encargándose personalmente de la entrega de los libros mediante envío propio y con una oferta basada sólo con los libros que actualmente tengan en stock, como es el caso de las librerías independientes agrupadas en Libelista, una librería online que entrega libros a domicilio. El problema es que aparte de las excepciones antes comentadas, las distribuidoras no pueden hacer entrega de nuevo material, por lo tanto esta situación favorece claramente en las grandes librerías del país como Amazon, Casa del Libro o Fnac, y no sólo porque algunas de ellas dispongan de servicio permanente de entrega a domicilio, sino porque sus almacenes son mucho mayores y disponen de mucho más stock que cualquier librería familiar de una capital de comarca.

De todos modos, aunque el confinamiento nos brinde más tiempo para leer y a pesar de cada día veamos en la televisión entrevistas a personas siempre rodeadas de grandes estanterías llenas de libros, la demanda de libros ha caído en picado en las últimas semanas, las ventas de libros por internet se han desplomado y ninguna librería -grande o pequeña- parece que tenga que sufrir, desgraciadamente, para ofrecer o dejar de ofrecer las demandas de sus clientes. La situación es tal que las editoriales ya hace días que han congelado la salida de cualquier novedad en el mercado y las previsiones para el lanzamiento de nuevos títulos son de cara a finales de mayo o principios de junio.

libros unsplash

Librerías abiertas, la alternativa solidaria

Hay una opción para fortalecer el sector del libro y proteger las pequeñas librerías, aunque eso no signifique recibir libros en casa mañana mismo: llibreriesobertes.cat, la campaña que desde hace una semana se ha propuesto que el sector del libro en catalán, aunque las librerías estén ahora mismo cerradas, siga funcionando como si estuvieran abiertas. ¿Cómo? Funcionando como un micromecenazgo, o sea, comprando libros por adelantado hoy para recogerlos y disfrutarlos cuando abran las librerías, después del confinamiento.

Esta iniciativa, liderada por la cooperativa cultural Som* y la agencia Mortensen, funciona a través de una plataforma web con catálogo en línea de más de 500 editoriales y donde los usuarios, una vez hayan comprado alguno de los más de 6500 libros existentes al catálogo, piden que sean enviados en su librería de confianza con el fin de recogerlos cuando el confinamiento haya llegado a su fin. Además, el importe de la compra del libro estará destinado en un 100% al librero, ya que al recibir cada pedido la librería en cuestión recibirá el 50% del importe y cuando pueda volver a abrir, el 50% restante.