Año tras año, cada 23 de abril Sant Jordi mata el dragón, pero este año parece ser que un virus microscópico será capaz de vencer al caballero más famoso de nuestro país. La velocidad con la cual el coronavirus se ha apoderado de nuestra rutina ha afectado también a las librerías, que desde hace cinco días están cerradas viendo con especial preocupación la celebración de este año del Día del libro.
No se entiende Sant Jordi sin paradas de libros en la calle, ríos de gente paseando y miles de personas aglomerándose en espacios reducidos con un libro y una rosa en la mano, por eso este mediodía el Gremi de Llibreters se ha pronunciado al respeto. Su presidenta, Maria Carme Ferrer, ha asegurado que ve "cada vez más difícil" celebrar el día de Sant Jordi, por eso se trabaja con un plan B.
Día del libro: objetivo, antes de verano
Por una parte, la primera opción con la cual se trabaja es la de traspasar la jornada al 24 de junio, día de San Juan. Según la opiniín de algunas fuentes del sector con las cuales ElNacional.cat ha podido hablar, es indispensable poder celebrar el Día del libro antes del verano, ya que del contrario supondría un auténtico desbarajuste, tanto económico como logístico, para las librerías y editoriales pequeñas. Con respecto a la distribución, por ejemplo, en los últimos días ya se han dejado de distribuir las novedades del mes de marzo que estaban previstas por Sant Jordi, pero en caso de que el retorno a la normalidad fuera de aquí algunas semanas, la maquinaria para imprentas, distribuidoras, editoriales y librerías podría volver a ponerse en marcha y llegar con éxito a una fecha como la de Sant Joan.
La maquinaria de Sant Jordi empieza a carburar más o menos dos meses y medio antes que el 23 de abril. Una librería, sin ir más lejos, empieza a recibir las novedades y preparar el día más importante del año 50 días antes del 23 de abril. Junto con la campaña de Navidad, la semana de Sant Jordi es el pico más alto de venda de libros en Catalunya, llegando a suponer entre un 20% y un 30% por término medio en la facturación anual de una librería. Sin ir más lejos, el año pasado el volumen de ventas del sector en nuestro país se tradujo en una facturación de 22 millones de euros. Para los gremios implicados en el mundo del libro, pues, Sant Jordi es, más que una preocupación a la vista, un asunto primordial que puede transformarlo radicalmente todo.
Nadie puede prever el futuro ni adelantarse al tiempo, pero en caso de no recuperar la normalidad social, económica y laboral en un periodo inferior a seis semanas, el aplazamiento de la fiesta del libro y la rosa sería casi una obligación debido a los problemas logísticos antes mencionados. Llegados a este caso, otra fecha posible y real en el horizonte sería el 11 de septiembre, Diada de Catalunya.