"Sólo hay dos salidas a esta situación: barbarie o comunismo reinventado". Así de contundente se muestra el filósofo esloveno Slavoj Žižek en su nuevo libro, Pandemic! COVID-19 shakes the world, posiblemente el primer gran ensayo teórico escrito sobre la crisis del coronavirus que desde hace tres meses se ha apoderado del mundo.
¡Publicado en papel y en formato electrónico por la editorial americana O/R Books, Žižek critica a Pandemic! la globalización corporativa y la claudicación de los estados en las democracias liberales europeas, contraponiéndolo al funcionamiento de países como China, con sistemas de liderazgo más centralizado. Según la tesis del esloveno, la actual crisis sanitaria ha desnudado las debilidades de los estados liberales de cariz cien por cien capitalista, que por eso el dilema al cual se enfrenta el mundo en la era postcoronavirus es dual: por una parte, está la opción de reincidir en los mismos errores y asomarse a la barbarie; de la otra, en cambio, se puede apostar por alguna forma de comunismo reinventado donde las herramientas del estado-nación se pongan al alcance de la defensa de los débiles.
El libro, de escasas 120 páginas, reflexiona sobre el papel de la prensa y el uso que los gobiernos de todo el mundo han hecho, tanto los de una lado como los de la otra. Así, critica la ocultación de datos negativos de infectados por el Covid-19 que hizo China y, sin embargo, carga contra la inopia discursiva de estados como Reino Unido o Estados Unidos, empeñados al hacer ver que todo iba bien o que todo estaba controlado cuando, en realidad, tratando de dotar de calma a la población se estaba mintiendo a sus ciudadanos.
Al respecto, el filósofo esloveno afirma que el poder, calcio del color que calce, nunca quiere mostrarse débil. Por eso, según Zizek, en el tratamiento informativo de esta crisis las democracias liberales han caído en los mismos errores que habían cometido décadas atrás los regímenes totalitarios, ya que la situacií le ha recordado a su juventud, "cuando era pequeño, en mi país, que era socialista, los representantes de Gobierno nos decían con cierta frecuencia que no había motivo para el pánico. Por mucho que se esforzaran, en aquellos momentos todos recibíamos el mensaje nítido que los que tenían pánico eran ellos".