Una de las celebraciones más peculiares de la Pascua Granada, en Barcelona, es la de los Coros Mudos en la Barceloneta y en el Raval. El sábado y lunes de Segunda Pascua, grupos musicales salen a la calle, a tocar y a bailar. Familias enteras ocupan estos barrios cargados de tradición a pesar del turismo y la inmigración. Hay unos 25 grupos que desfilan, sólo en la Barceloneta. El sábado por la mañana los coros hacen un desfile por el barrio, de carácter humorístico, antes de irse a pasar el fin de semana juntos fuera de la ciudad. Cuando vuelven, el lunes por la tarde, vuelven a desfilar festivamente por el barrio. A pesar del nombre, los coros ya no cantan: sólo tocan música y bailan (parece ser que antes cantaban "caramelles" y eran obsequiados con regalos y comida por los vecinos). Algunos de sus miembros llevan grandes utensilios, como cuchillos, tenedores, hachas o remos, en representación de diferentes oficios (en el Raval dominan los utensilios vinculados a la cocina, y en la Barceloneta con la pesca). La fiesta antes era sólo masculina, pero ahora participan también las mujeres. En el Raval, cuando vuelven los miembros de los coros, el lunes, pasan por los locales de todas las asociaciones, donde son recibidos con bebida, música y tracas. Hay familias en las que todos los miembros están integrados en el mismo coro.
Una larga historia
Josep M. Solé Soldevila ha estudiado a fondo las sociedades corales de la Barceloneta. En 1861, por influencia de Josep Anselm Clavé, ya se fundó el primer grupo coral en el barrio. Las corales proliferaron y a finales de siglo empezaron a tomar fuerza las corales humorísticas. Además de cantar, servían como mecanismos de solidaridad vecinal e hicieron actividades para dar apoyo a pobres, a familias con problemas, a náufragos... A pesar de que inicialmente eran apolíticas, durante la República dieron apoyo al catalanismo y al republicanismo. Durante el franquismo las corales humorísticas sufrieron una clara recesión, pero nunca desaparecieron del todo. Con la muerte del dictador, el movimiento de las corales humorísticas retomaría fuerza, especialmente en la Barceloneta.