Aitana
La última
7,4
No existen productos milagrosos. No hay teléfonos que hagan fotos como cámaras, ni navajas suizas con cuchillos que bardeen como armas. Aitana Ocaña, ex Operación Triunfo, no es Hilary Duff, Avril Lavigne o Taylor Swift. Pero sus músicas son el paralelismo más preciso de los diferentes perfiles que han triunfado en las últimas dos décadas del pop anglosajón.
Aitana Ocaña, ex Operación Triunfo, no es Hilary Duff, Avril Lavigne o Taylor Swift. Pero sus músicas son el paralelismo más preciso de los diferentes perfiles que han triunfado en las últimas dos décadas del pop anglosajón
La catalana ha sido capaz de firmar hits zafios pero risueños, es decir un temazo del verano, como Mon amour (donde solo sobra Zoilo); protagonizar impepinables del maridaje entre el sonido urbano y el dance más petón, dígase Formentera, junto a Nicki Nicole; o hacer gala del neo punk en La canción que no quería contarte con Amaia, ganadora de la edición del talent que las llevó a la fama a ambas. Aitana ha ido pivotando entre colaboraciones dispares. De Pablo Alborán a Cali & El Dandee. Pero desde su salida de la academia, a parte de firmar giras imponentes, ha publicado también dos discos.
Aitana ha ido pivotando entre colaboraciones dispares. De Pablo Alborán a Cali & El Dandee. Pero desde su salida de la academia, a parte de firmar giras imponentes, ha publicado también dos discos
El último, 11 razones, del que casi solo se rescató Corazón sin vida, tema que contenía un medley buenrollero con Sebastián Yatra. Pero en el álbum también vivía esa rabia de mercado, tipo Avril Lavigne, a la que tanto nos enganchamos cuando éramos adolescentes (No te has ido y aún te extraño). Un año antes, había lanzado Spoiler, su primer largo, con temazos que marcarían el surco de diva pop, calmo y de voces predominantes, tipo Sia: Teléfono. Ese disco contenía además temas confesionales, del gusto de la primera Hilary Duff, profundamente generacional, como Vas a quedarte. Y, claro, algunas canciones de probador –no siempre se acierta el tiro– como la soul-soft Popcorn.
La lima de la navaja suiza
El tercer disco de la precocísima artista es una banda sonora. De una serie que ella misma protagoniza: La última (Disney +). Oasis, El cine, Dormir. Una ampliación del espectro: post adolescencia, amor agrio, pero también golpes. Golpes a las tripas. No confundir con el predecible plot de la serie. Y con todo esa macedonia, un nuevo parentesco. El deseado para sus veinti largos, cuando lleguen (en breves), el de la imprescindible Taylor Swift.
Lo difícil en el pop no es emerger, siquiera tocar muchos palos. Lo difícil es saltar entre públicos
Aitana puede representar todos esos papeles. También el de una carrera autónoma y evolutiva como la de Swift. Lo difícil en el pop no es emerger, siquiera tocar muchos palos. Lo difícil es saltar entre públicos. Para eso hace falta madurar la obra en consonancia con lo que se vive. Es eso o quedarse arrinconado como la lima de la navaja suiza.