Uno de los problemas fundamentales de casi todo lo que ha venido después de la trilogía original de Star Wars es su dependencia de un imaginario que en el fondo nunca ha sabido cambiar lo suficiente. Todos los caminos, en el fondo, llevaban al apellido Skywalker, a las resonancias del pasado y a los momentos primordiales de las películas. Ojo, que eso no quiere decir que el resultado fuera malo, pero sí que ha pecado de cierta rigidez formal. Sólo dos escisiones lo habían hecho realmente bien: una, la serie The Mandalorian, porque se ha dedicado a construir un personaje de cero en un contexto muy familiar pero que nunca condiciona su descripción; la otra, la película Rogue One, porque a pesar de centrarse en un arco argumental muy concreto (y también dependiente de escenarios ya conocidos) conseguía tener alma y voz propias, con el mérito añadido de trascender su condición de spin-off.
Uno de los problemas fundamentales de casi todo lo que ha venido después de la trilogía original de Star Wars es su dependencia de un imaginario que en el fondo nunca ha sabido cambiar lo suficiente
El mejor homenaje a Star Wars
Un ejemplo muy gráfico de eso lo encontramos en las apariciones de Darth Vader y como estas se han instalado rápidamente a la iconografía del personaje. No es ninguna casualidad que Andor, centrada en uno de los protagonistas de Rogue One, se sume a esta corta lista de ficciones que saben ser el mejor homenaje a Star Wars sin afiliarse más del necesario. La nueva serie estrenada en Disney Plus sabe romper con todos y cada uno de los hilos invisibles que podrían haber trastocado sus objetivos. Es, sí, la aproximación a un personaje que ya hemos visto en pantalla, pero explora su psicología con una libertad creativa muy loable que rompe con toda expectativa; sí, todo huele a Star Wars y te crees que forma parte de Star Wars, pero sin sumisiones argumentales y apostando por una visión más adulta de situaciones y personajes; y sí, apela a un universo que nos interpela y reconocemos pero no se deja arrastrar por nostalgias ni convenciones.
No es ninguna casualidad que Andor, centrada en uno de los protagonistas de Rogue One, se sume a esta corta lista de ficciones que saben ser el mejor homenaje a Star Wars sin afiliarse más de lo necesario
Una magnífica serie
Andor es una magnífica serie porque su creador, Tony Gilroy, ha entendido muy bien que Star Wars no es sólo el legado de Skywalker, sino la feliz y armónica consecuencia de una fusión de géneros. Conviven el western, la distopía clásica (atención a la secuencia inicial, que recuerda más a Blade Runner que a las ciudades propias de la saga), el melodrama romántico y el thriller político. De este último estilo adopta las atmósferas, con un protagonista errático y solitario que busca una identidad que constantemente se le ahoga. Conviene recordar, en este sentido, que Gilroy fue el alma de la adaptación de El caso Bourne interpretada por Matt Damon.
Andor es una magnífica serie porque su creador, Tony Gilroy, ha entendido muy bien que Star Wars no es sólo el legado de Skywalker
Después está la interacción entre los personajes y los escenarios. A diferencia de lo que acostumbra a pasar a la saga, donde muy a menudo la espectacularidad de sus mundos no deja de ver las verdades de sus habitantes, aquí los protagonistas están siempre en primer plano y los efectos visuales están siempre al servicio de su evolución dramática.
Andor recoge la mejor herencia de la primera media hora de La guerra de las galaxias
Complemento perfecto de Rogue One
Finalmente imposible no mencionar su ritmo narrativo: Andor recoge la mejor herencia de la primera media hora de La guerra de las galaxias (para algunos eso de Episodio IV todavía se nos hace extraño) y se toma su tiempo para presentar los conflictos, porque Gilroy sabe que está en el crescendo, y no en la inmediatez, donde una historia como esta encuentra su verdadera razón de ser. Aun así, hay que insistir, sin dejar de ser el perfecto complemento de Rogue One y sin dejar de demostrar que Star Wars todavía tiene mucho a decir. Mención aparte para el reparto, seguramente uno de los más atípicos de la saga, encabezado por un Diego Luna que saca mucha punta a los enigmas y a los matices de su personaje.