Clint Eastwood tiene 91 años y una de las carreras más excepcionales de la historia del cine, ya sea como actor, ya sea, y muy especialmente, como director.
Clint Eastwood tiene 91 años y no necesitaba, ni él ni el mundo, ampliar su filmografía con un largometraje más. Menos todavía si la cinta es tan indigna y hace tan poca justicia a su ejecutor como este Cry Macho. Qué hartazgo de llorar viéndole arrastrarse por la pantalla.
Responsable en un pasado no tan lejano de incunables del séptimo arte como Bird, Unforgiven, Mystic River, Million Dollar Baby, Gran Torino, Invictus... esta semana se ha estrenado su última referencia como cineasta e intérprete; una cinta ridícula desde su título. Un punto final muy menor para una trayectoria mayúscula.
Un viaje a ninguna parte
"Comprendo la voluntad de ser benevolentes con Clint Eastwood, sin embargo ¿ha rodado alguna vez un director importante americano una película peor que esta Cry Macho desde que Howard Hawks estrenó Su juego preferido?". Quien lanza esta crítica punzante de la nueva película de Harry El Sucio Callahan es Paul Schrader y lo tenemos que escuchar con atención y respeto porque Schrader es, ni más ni menos, que el guionista de clásicos entre clásicos como Taxi Driver o Toro Salvaje.
Texas, año 1979. Clint Eastwood es Milo, una antigua estrella del rodeo, alcohólico y abandonado por todo el mundo, hasta que su antiguo jefe le reclama que cumpla con la promesa que le había hecho años atrás de materializar cualquier favor que le pidiera. En este caso, viajar a México y encontrar a su hijo, un adolescente problemático que vive con su madre, una mujer al frente de una red de negocios turbios. En su viaje de retorno a Texas acompañado del joven ―que tiene como mascota un gallo de pelea que justamente se llama Macho―, Eastwood se enfrentará a los sicarios enviados por la progenitora y se enamorará de una viuda mexicana (unos cuantos años más joven que él).
Tópicos y más tópicos
A pesar de una realización aceptable (al fin y al cabo estamos hablando del rejodido Clint Eastwood), Cry Macho hace aguas en varios frentes: el más escandaloso, el del guion, una historia que pretende ser una parodia de los estereotipos del western de toda la vida, pero que acaba siendo una reiteración sudada de estos mismos tópicos.
Un relato (basado en una novela del escritor Nathan Nash publicada en los años setenta, que antes ya había sido un guion que, y no es un detalle menor, nadie había comprado) que también pretende ser una reflexión sobre la aceptación de la vida en su llegada en el último tramo, hecho que el mismo Eastwood había tratado, y de forma excepcional, en filmes como Gran Torino, pero que acaba siendo todo el contrario. Y eso enlaza con el otro gran despropósito del filme, las interpretaciones.
El rey desnudo
Cry Macho no deja de ser un telefilm de domingo al mediodía marchito y arrugado producido por un gran estudio y protagonizado por una de las grandes estrellas de la historia de Hollywood.
Un actor que en décadas anteriores nos había regalado interpretaciones memorables, pero que en esta coda protagoniza escenas que bordean el ridículo: desgraciadamente, nadie con 91 años es capaz de subir a un caballo salvaje y domarlo entre saltos y coces del potro, ni que se llame Clint Eastwood. Los años pasan y no nos queda otra que aceptarlo.
El rey estaba desnudo y alguien se lo tendría que haber dicho. Imperdonable.