Tolosa de Languedoc, año 785. Hace 1.240 años. Carlomagno, rey de los francos (no sería coronado emperador hasta el año 800), ha consolidado su dominio sobre el territorio a caballo entre los Pirineos. Desde el inicio de la campaña expansiva del 778, el reino franco ha incorporado los nuevos condados de Roselló, Cerdanya, Urgell, Girona y Empúries; en el Pirineo oriental. Y los nuevos condados de Aragón y de Pamplona en el Pirineo central y occidental. Con el desplazamiento de la nueva divisoria hacia el otro lado de la cordillera y con la desaparición de la amenaza musulmana, la cancillería carolingia inicia el proceso de reorganización demográfica y económica de los distritos de la antigua frontera: el extremo sur del ducado franco de la Gascuña —de la antigua provincia romana de la Novempopulania, que abarcaba el valle del río Adur y los Pirineos.

Mapa de los pueblos pre romanos de la península ibérica. Fuente: Universidad de Lisboa
Mapa de los pueblos prerromanos de la península ibérica. Fuente: Universidad de Lisboa

La “Novempopulania”

Los mapas del mundo protovasco (V milenio a.C. – I milenio a.C.), elaborados por los antropólogos y filólogos modernos, dibujan un área articulada por los Pirineos, pero fragmentada políticamente, que abarcaba desde la cabecera del Segre (al este) hasta la ría de Nervión (al oeste) y desde la desembocadura del Garona (al norte) hasta el valle medio del Ebro (al sur). Con la aparición de las legiones del emperador Augusto (siglo I a.C.), aquel territorio sería reorganizado. Los romanos lo cuartearon y las antiguas naciones situadas en el cuadrante nordoccidental (en la vertiente norte del Pirineo occidental) serían agrupadas y, posteriormente, encuadradas en una provincia denominada Novempopulania, las “nueve naciones” (siglo III) y se refería a nueve antiguos pueblos protovascos que compartían lengua y cultura, pero que eran políticamente independientes.

La fragmentación de la “Novempopulania”

Pero la dominación romana del territorio —incluso antes de la creación de la provincia— (siglos I a.C. en V d.C.) fabricaría, involuntariamente, una nueva y doble realidad. Las sociedades de los territorios bajos y sencillos del valle del río Adur (los que, más adelante y durante la Edad Media, serían denominados Bigorra, Bearn y Albret) fueron rápidamente urbanizadas e intensamente latinizadas y romanizadas. En cambio, la zona geográficamente más arrinconada; es decir, los valles de la vertiente norte del Pirineo occidental (los territorios que, después y también durante la época medieval serían conocidos como Labort, Sola y Baja Navarra —el actual Iparralde—) quedarían al margen de aquella dinámica y conservarían su lengua, su cultura y su cosmogonía, su tradicional dispersión sobre el territorio y su modelo económico ancestral.

Mapa de situació de la Novempopulània en temps de l'Imperi romà. Font Cartes Històriques de France
Mapa de situación de la Novempopulania en tiempos del imperio romano. Fuente: Cartes Històriques de France

La “Novempopulania” que se encuentra Carlomagno

Desde la desaparición del Estado romano en el territorio (418) hasta la reorganización carolingia de Tolosa (785) el territorio vivió sumido en una anarquía absoluta. Las escasas fuentes documentales presentan este periodo (418-785) como una época oscura, dominada por la violencia y la devastación: los vascos de las zonas montañosas (los que no habían sido romanizados) se habían entregado al pillaje y al saqueo. Habían provocado la ruina y el abandono de las villae (los latifundios agroganaderos de origen romano, poblados por los patrones y por los jornaleros —vascos romanizados—) y, a veces, incluso los habían ocupado y habían pasado a explotarlos Cuando Carlomagno inicia la reorganización del territorio (785), las relaciones entre vascos de lengua y cultura euskárica y vascos de lengua y cultura románica, eran pésimas.

El origen de la expresión “charnego”

Eso no representaría ningún obstáculo para que los carolingios construyeran castillos que tenían que impulsar la fundación de ciudades y la reunión de estas comunidades enfrentadas. Una de estas fundaciones sería Bayona —la actual capital de Iparralde— (950); que se convertiría en la primera ciudad mestiza. Posteriormente, durante la época angloaquitana (1152-1452) —desde el matrimonio de Leonor de Aquitania y Enrique II de Inglaterra (1152) hasta las postrimerías de la Guerra de los Cien Años (1452); Bayona sería una ciudad rica y dinámica y un centro de atracción de población procedente tanto del área lingüística occitana (las llanuras  entre el valle del Adur —al sur— y los bosques de las Landas —al norte—), como del área lingüística euskárica (los valles de la cara norte del Pirineo occidental). Es durante aquella época que en Bayona y en sus alrededores, surge la expresión “charnego”.

Mapa de situación de la Gascuña en tiempo del Imperio anglo aquitano. Fuente Cartas Históricas de France (1)
Mapa de situación de la Gascuña en tiempo del Imperio angloaquitano. Fuente: Cartas Históricas de Francia

Bayona, la charnega

Según el Diccionari Alcover-Moll, el origen etimológico de la palabra “charnego” es la expresión castellana lucharniego, una raza de perro cazador nocturno de liebres. Cómo llega a Bayona y cómo se convierte en una expresión popular, nadie lo ha aclarado. Pero, en cambio, sí que queda claro que en la Bayona bajomedieval angloaquitana (siglos XII en XV) la expresión “charnego” se utiliza y se generaliza para referirse —de forma despectiva— a la descendencia de una pareja mixta, formada por un vasco y una gascona, o por un gascón y una vasca. En este punto, es importante destacar que, en aquel contexto histórico, vascos y gascones formaban parte de un mismo grupo étnico (descendientes de los protovascos); pero los separaba una lengua, una cultura y una historia diferenciadas y, sobre todo, una tradicional mala relación, que explicaría la aparición de esta expresión despectiva.

¿Cómo llega la expresión “charnego” a Catalunya?

Un siglo después de la ocupación francesa (1562) Bayona y el valle del Adur se vieron inmersos en las mal llamadas Guerras de Religión (1562-1598); que en realidad era una carrera nobiliaria al trono de Francia para relevar a los decrépitos Valois. Aquel conflicto cubrió de sangre Occitania (los Borbones emplearon todas sus fuerzas a masacrar la población católica; y los Guisa hicieron lo mismo con las comunidades protestantes). Durante esta etapa crítica se produjo la destrucción del aparato productivo del territorio y una colosal emigración hacia Catalunya que, entre 1562 y 1640, duplicaría la población. La lengua de aquellos emigrantes (en sus variantes gascona, auvernesa, languedociana y provenzal) influiría poderosamente en la evolución del catalán y muchas de sus expresiones quedarían alojadas en el corpus lingüístico catalán.

Bayona|Baiona (siglo XVI). Fuente Musee Basque
Bayona (siglo XVI). Fuente: Musee Basque

¿En qué se convierte la expresión “charnego” en Catalunya?

Según el Diccionario Alcover-Moll, la expresión “charnego” tiene dos significados. En el nordeste del país (Empordà, Garrotxa) se ha utilizado, históricamente, para identificar la descendencia de una pareja mixta (un catalán y una francesa o un francés y una catalana); y, muy probablemente, su arraigo sociolingüístico se remontaría a la época de la gran inmigración occitana (1562-1640). Y, con un alcance más general y más modernamente, también se ha utilizado para “identificar a una persona de lenguaje castellano residente en Catalunya y no adaptada lingüísticamente a nuestro país”. La transformación del significado de esta expresión se habría producido, muy probablemente, en el transcurso del primer fenómeno migratorio originario del sur peninsular (la emigración murciana que llega para trabajar en las obras de la Exposición Universal de 1929).

¿Qué es en la actualidad la expresión “charnego”?

La expresión “charnego” se habría transformado otra vez, y ahora la utilizan algunos descendientes de la segunda emigración peninsular (la de la posguerra civil española) como una reivindicación de origen y de clase asociada al progresismo y a la libertad. Pero, en cambio, la historia revela que este postulado se fundamenta en un falso y perverso axioma, oportunamente retorcido, porque las clases obreras catalanas de la primera y segunda Revolución Industrial (siglo XIX y XX) eran catalanohablantes. Y su ideología estaba radicalmente asociada a los valores del progresismo y de la libertad: eran republicanas, catalanistas y federalistas. Y radicalmente opuestas —¡¡¡y opositoras!!!— a los regímenes de la Restauración borbónica (1874-1923); de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930); y de la Dictadura de Franco (1939-1975).

Fábrica de Barcelona (siglo XVIII). Fuente: Arxiu Historic de la ciudad de Barcelona
Fábrica de Barcelona (siglo XVIII). Fuente: Arxiu Historic de la ciudad de Barcelona

El “charneguismo” contemporáneo

Y la historia revela, también, que el “charneguismo” contemporáneo se presenta con unas sospechosas coincidencias con la estrategia del “submarino” Lerroux (1901-1914), el político financiado por el poder español de la época (la monarquía, los banqueros de Madrid y los terratenientes castellanoandaluces) para torpedear y hundir el catalanismo. Lerroux fabricaría la idea de que la lengua catalana era una identidad de clase burguesa, un obstáculo al progreso y a la libertad y un instrumento para engañar y mantener sometida a la clase obrera. Lerroux sería el caballo de Troya del poder —radicalmente nacionalista español— que, posteriormente, fabricaría el golpe de Estado que conduciría a la Guerra Civil (1936) y a la dictadura franquista (1939-1975). Los “señoritos” que provocarían la gran emigración andaluza y extremeña a Catalunya.

Obreros de se la industria textil. Barcelona (siglo XIX). Fuente Wikimedia Commons (1)
Obreros de la industria textil. Barcelona (siglo XIX). Fuente Wikimedia Commons (1)