Sant Geli de la Camarga (por aquel entonces, condado independiente de Tolosa), 15 de enero de 1208. Hace 817 años. En el paraje situado entre la muralla de levante de la ciudad y el brazo más occidental del río Ródano, dos desconocidos —que nunca serían identificados— asaltaban y asesinaban a puñaladas a Pere de Castellnou, nuncio apostólico en el condado de Tolosa y encargado de convencer a las masas y al poder occitanos para abandonar el catarismo y volver a la obediencia de Roma. Castellnou fue asesinado cuando había quemado todas las posibles salidas negociadas al conflicto y había fracasado estrepitosamente en su misión. Y su asesinato (el de un elemento políticamente carbonizado) sería el pretexto que necesitaban los elementos más radicales de la cancillería pontificia para urdir una intervención armada de grandes dimensiones: la Cruzada contra los albigenses.
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¿Quién era Pere de Castellnou?
Pere de Castellnou era un monje formado en la abadía de Fontfreda (en las afueras de Narbona), que había alcanzado la dignidad de obispo de Coserans (en el condado de Foix). El porqué había sido nombrado nuncio apostólico en el Languedoc y el porqué se le había encomendado la misión de erradicar el catarismo, se explica —precisamente— por su formación cisterciense y por su naturaleza del territorio (nació y se crio en el Languedoc). Por estos motivos, Castellnou representaba una garantía de éxito. Sobre todo porque la orden del Císter, desde que había sido fundada (siglo XII), había destacado por su extraordinaria capacidad para encuadrar a la sociedad. Citeaux, la casa matriz, Fontfreda o los establecimientos cistercienses catalanes de Poblet o Santes Creus, eran los referentes religiosos, culturales y económicos indiscutibles de la sociedad de su entorno.
¿Quiénes eran los enemigos y los posibles asesinos del nuncio apostólico?
Castellnou era un gran conocedor del paisaje social, político, cultural y religioso sobre el que debía llevar a cabo su misión. Pero la investigación historiográfica apunta a que este conocimiento sociológico y la gran capacidad de predicación para convencer a las clases populares no iban acompañados y complementados con la necesaria inteligencia política para relacionarse con los estamentos de gobierno. Nunca supo gestionar el extraordinario poder con el que había sido investido, y se enfrentó con Ramón VI Fredeló, conde independiente de Tolosa, y con Roger I Trencavell, vizconde independiente de Carcasona, porque protegían a las comunidades cátaras de sus dominios. Y tuvo, también, conflictos sonados con sus aliados, los obispos de Tolosa, de Béziers, de Nimes y de Viviers, por una invasión de competencias.

¿Quién era el patrón de Pere de Castellnou?
El patrón de Castellnou, es decir, quien le había encargado aquella misión, era el pontífice Lotario dei Conti di Segni, miembro de una familia patricia de la Roma de la época, que reinaría como Inocencio III (1198-1216). Según la investigación historiográfica, el papa Conti fue el más poderoso de la larga nómina de pontífices de la edad media. No solo se preocupó de consolidar el Patrimonium (ese territorio central de la península italiana que, posteriormente, sería denominado Estados Pontificios), sino que maniobró constantemente para convertirse en el máximo poder terrenal del mundo conocido. Eso explicaría por qué, en ese escenario de crisis de autoridad (el desafío cátaro), el papa Conti siempre tendría en el horizonte la intervención armada: la brutal Cruzada contra los cátaros (1209-1229), que se saldaría con unos cien mil muertos.
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¿Qué papel tuvo la Iglesia occitana en aquella crisis?
Los historiadores medievalistas coinciden en relacionar la fuerza del movimiento cátaro en Occitania con la debilidad del aparato eclesiástico en el territorio. En toda Europa, el régimen feudal —implantado a caballo entre el año 1000— había generalizado una práctica denominada simonía (la compraventa de cargos eclesiásticos). Pero donde había alcanzado niveles inauditos era, precisamente, en Occitania, donde la poderosa clase baronial y la emergente y rica clase mercantil monopolizaban dichos cargos. El papa Conti también relacionó este fenómeno con el catarismo y con la crisis de autoridad, y puso todo el foco sobre la casa condal de Tolosa y sobre las casas vasallas de los tolosanos —los Trencavell de Carcasona, principalmente—, que no solo habían parasitado la jerarquía eclesiástica del territorio, sino que también contemporizaban con las comunidades cátaras.
¿Qué papel tuvieron los poderes occitanos en aquella crisis?
El porqué el poder político-militar y eclesiásticos occitanos contemporizaban con el fenómeno cátaro se explica por la composición sociológica de esta comunidad "herética". El catarismo, en Occitania, fue profesado principalmente por las clases menestrales y mercantiles urbanas, las grandes aliadas de la casa condal de Tolosa, que, en aquel contexto y por su categoría de soberanos independientes, ejercían el papel de la corona en la clásica distribución de poder del régimen feudal (rey-nobleza-Iglesia). El nuncio Castellnou asedió y amenazó, repetidamente, al conde Ramón VI de Tolosa, y lo obligó a humillarse en varias ocasiones. Por este motivo, poco antes de culminar su desastrosa misión, recibiría un enigmático mensaje del tolosano: "id con mucho cuidado, porque los caminos están llenos de peligros".
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¿Qué papel tuvo la Corona catalanoaragonesa en aquella crisis?
Cuatro años antes de la muerte de Castellnou (1204), el rey Pedro I de Catalunya-Aragón había renovado la tradicional alianza entre la casa de Barcelona y el Pontificado, que se remontaba a la época de la independencia catalana (987). Pero el papa Conti no confiaba en el rey catalán. Sobre todo por la relación de parentesco y la comunión de intereses entre las casas de Barcelona y de Tolosa. Y prefirió contar con la casa real francesa. En Tolosa y en Barcelona leyeron a la perfección el verdadero objetivo del papa Conti: fabricar una cruzada para decapitar y sustituir el poder politicomilitar y eclesiástico en el condado de Tolosa y liquidar físicamente el catarismo. Inocencio III había elegido a los franceses por la ausencia de vínculos personales y políticos con el poder occitano, que podían comprometer el resultado de la operación de usurpación y exterminio.
El paraje donde fue asesinado Castellnou
Castellnou era un cadáver de bastante categoría como para justificar la intervención armada contra Tolosa. Y en la primavera de 1209 (un año después del asesinato del nuncio), el grueso del ejército cruzado —dirigido por el mercenario inglés Simón de Montfort y formado por las huestes del rey de Francia y de varios caballeros de toda Europa que eran movidos por las expectativas que generaba una guerra de saqueo— acampaba en las afueras de Sant Geli, reveladoramente en el mismo paraje donde se había perpetrado aquel crimen, muy probablemente, de falsa bandera. En Sant Geli —allí donde 455 años antes (754) se había puesto la primera piedra de la Marca de Gotia y de los condados carolingios catalanes—, se empezaba a escribir el principio del fin del Imperio catalán de Occitania, el ambicioso proyecto de unión dinástica de las casas de Barcelona-Provenza y de Tolosa-Carcasona.
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