Como tantos otros relatos, este también empieza en las aulas de un instituto, en este caso las del Lycée Carnot. Allí, un centro selecto del exclusivo Distrito VII parisino, fue donde se conocieron Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo. Melómanos irredentos, no tardaron mucho en formar su primer grupo: Darlin', nombre que robaron de la canción homónima de los Beach Boys, una de sus principales obsesiones musicales. Guy-Manuel tenía 14 años cuándo le regalaron una guitarra eléctrica, estaba claro qué instrumento tocaría. Thomas tenía en casa todos los instrumentos que quisiera (más adelante ya sabréis el porqué), pero se decantó por colgarse un bajo. La banda se completó con la incorporación de otro compañero de clase: Laurent Brancowitz. Él sería el responsable de mantener el ritmo golpeando la batería.

Era 1992. El grunge dominaba el planeta. El ruido se filtraba en las listas de éxito de las radiofórmulas. Quizás fruto de la inocente euforia adolescente, Darlin' creyeron que podrían encontrar su espacio en medio de este microclima distorsionado. Fue este inconsciente impulso juvenil el que les llevó a enviar su primer EP a la histórica publicación especializada británica Melody Maker. Era un artefacto de dos temas: uno propio, 'Cindy, so loud' y una versión del mismo 'Darlin''; publicado por Duophonic, el sello de los iconos indie Stereolab, El crítico no tuvo piedad, lo más bonito que dijo de ellos fue que lo que hacían era "daft punky thrash": alocada basura punk. Aquella reseña fue el final de la trayectoria de Darlin' pero no de la carrera de sus integrantes. Laurent Brancowitz dejó la batería y se pasó a la guitarra para formar Phoenix (casualmente o quizás no tanto, en el primer disco de Daft Punk hay un tema que, justamente, se titula 'Phoenix'). Las cosas no le han ido mal. Cada vez más seducidos por la cultura de club, escena que en París se encontraba en plena efervescencia gracias a prohombres del techno y el house como Laurent Garnier; Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo abandonaron el pop de guitarras para adentrarse en la electrónica. En honor a aquel crítico que les hizo ver la luz, su nuevo proyecto se llamó Daft Punk. El resto es historia (que intentaremos explicar).

De rave con Micky Mouse

"En aquella época teníamos una relación muy directa con la escena electrónica de París. Yo, personalmente, tenía mucha amistad con Laurent Garnier", recuerda Enric Palau, director, junto con Sergi Caballero y Ricard Robles, del festival Sonar. "También teníamos mucha relación con la gente de Soma, el sello de Slam (dúo de DJs y productores de Glasgow formado por Stuart McMillan y Orde Meikle). De hecho, uno de sus artistas, Funk De Void, vivía en Barcelona. Fueron ellos los que encendieron las alarmas publicando a los primeros singles de Daft Punk".


Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo: de la basura punk a la genialidad electrónica

Lo más atractivo de las leyendas es que, a pesar de estar basadas en hechos verídicos, siempre son mejores que la realidad. Hay una sobre los inicios de Daft Punk que dice que fue en una rave en EuroDisney donde Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo conocieron a Stuart MacMillan (la versión oficial dice que la rave se celebró en el Centro Pompidou, hecho que ya resulta lo bastante atractivo). Un cuento que continúa con la pareja entregándole al DJ y productor escocés una maqueta con el tema 'The New Wave', composición que con el tiempo pasaría a llamarse 'Alive'. De retorno a Glasgow, MacMillan hizo lo que prometió a aquel par que haría: escuchar su casete. No tenía muchos esperanzas de descubrir nada especial pero ya con el primer golpe de beat alucinó. Pocos meses más tarde publicó aquel single a través de su sello, Soma. Después vendrían 'D Funk' y 'Rollin' & Scratchin', sencillos que se revelaron como rompepistas instantáneos.

Gamberrismo, sudor y coolness

Muy probablemente la primera vez que Luis Costa, DJ y periodista barcelonés, autor de dos libros esenciales por decodificar la historia de la música electrónica en nuestro país como son Bacalao y Balearic, las dos referencias publicadas por el Contra, escuchó Daft Punk fue en la tienda La Casa, que era el local de la distribuidora So Dens, que en aquel momento importaba el sello Soma. "Seguramente allí me pillé Da Funk, su segundo maxi, publicado en 1995. Lo que sí que recuerdo claramente es el primer club donde los bailé: fue en el Nitsa de la Plaça Joan Llongueras y los pinchó Sideral. A todos nos explotó la cabeza: 'qué es eso: ¿guitarras filtradas con líneas de abajo ácidas? No entendía nada y lo entendía todo al mismo tiempo. Daft Punk aportaban frescura, diversión, gamberrada, velocidad, urgencia, calidad... Aquello fue una revolución. Me quedé atrapado en la pista giratoria del Nitsa".

Joan S. Luna jefe de redacción de la revista Mondosonoro descubrió Daft Punk con los singles previos a Homework. "Era un momento en que la música electrónica empezó a interesar al público rock. En una época en que eclosionó el big beat con propuestas como las de Chemical Brothers o The Prodigy, Daft Punk ofrecían una cosa diferente. Tenían una clara influencia del techno de Detroit pero también de la música disco y el funk, un hecho del todo inusual entonces".

La música electrónica se encontraba en pleno proceso de eclosión y Daft Punk pasaron a ser el objeto de deseo de las grandes discográficas multinacionales. Virgin fueron los ganadores de la licitación. "Fuimos testigos de las negociaciones con Virgin. Duraron meses", señala Palau. "Tenían el asesoramiento de Daniel Vangarde, el padre de Thomas Bangalter, un reputado compositor y productor (recordad aquello del principio que decíamos que en su casa el pequeño Bangalter tenía todos los instrumentos que quisiera). Consiguieron tener el control absoluto de todo lo que hacían. Se preparó un gran fichaje y un gran lanzamiento. Recuerdo que había un hype muy potente. Nadie se equivocó".

Homework es gamberrismo, sudor y coolness. Es ruido y elegancia, acid y punk, house y disco. Un viaje sonoro fascinante

"Muchas compañías nos hicieron ofertas. Vinieron de todas partes, pero decidimos esperar porque no queríamos perder el control de lo que habíamos creado", declararía Thomas Bangalter. "Rechazamos muchas compañías. No estábamos interesados en el dinero, por eso dijimos que no a las que querían más control del que nosotros estábamos dispuestos a ceder. En realidad, en el acuerdo que firmamos somos más como socios con Virgin".

Sulfúrica combinación de house, techno, French Touch, acid, disco y funk en ejercicios de funambulismo entre el ruido y las melodías totales, el 20 de febrero de 1997, ahora hace 25 años, se publicó Homework, el álbum de debut de Daft Punk y uno de los discos más influyentes de los últimos 30 años. Un disco muy coherente, innovador pero, sobre todo, extremadamente divertido. "Daft Punk, que por encima de todo son unos enamorados de la música, llevaron un paso más allá el French Touch y el house de París", insiste Palau. "Sólo hay que escuchar su tema 'Teachers' donde, de Dr. Dre a Brian Wilson, George Clinton, Jeff Mills, Kenny Dope, Waxmaster, DJ Tonka o DJ Hell, rinden homenaje y casi piden permiso a todas sus influencias. Homework es gamberrismo, sudor y coolness. Es ruido y elegancia, acid y punk, house y disco. Un viaje sonoro fascinante".

Con Homework la música electrónica se abrió a todos los públicos. Se hizo popular pero sin perder el prestigio entre las minorías

Para Joan S. Luna Homework sigue siendo la gran obra maestra de Daft Punk y una de las piedras angulares de la música electrónica de los últimos 30 años. "Un disco que se hizo en 1997 pero su sonido todavía ahora es actual. Es un clásico". Una opinión que coincide con la de Santi Carrillo, director de Rockdelux, el otro gran referente de la prensa musical en nuestra casa. "Es un disco fundamental para entender la música de los últimos 30 años. Un álbum que partiendo de lo electro de finales de los 70 y principios de los 80, de las raíces de la música disco y del sonido negro bailable, creó un nuevo paradigma en la música electrónica. Una propuesta muy directa pero a la vez muy experimental. Un álbum que suma un hit tras otro. Con Homework la música electrónica se abrió a todos los públicos. Se hizo popular pero sin perder el prestigio entre las minorías". Luis Costa es mucho más tajante a la hora de calificar la obra de debut de los franceses: "Una obra maestra, nada más que decir".

A cara descubierta

"Lo había olvidado, pero ahora, con este 25 aniversario, he recordado que su concierto en el Sónar del 97 fue su primera gran actuación internacional", descubre a Enric Palau. Los días 12, 16 y 14 de junio de 1997 Barcelona acogía la cuarta edición del Sónar, el festival de música avanzada y arte multimedia. A pesar de su breve trayectoria, ya se había significado como uno de los acontecimientos más relevantes de su género a nivel internacional. Aquel junio las cabezas de cartel eran nombres tan relevantes en la escena como Jeff Mills, Carl Craig, Richie Hawkins, Laurent Garnier... Con ellos, unos Daft Punk que, pocos meses después de haber publicado Homework, se convirtieron en la gran sensación de aquella edición. "Tengo que admitir que no tengo muchos recuerdos de aquella noche. Sí que tengo presente la energía que transmitían y que entonces su puesta en escena era muy austera y simple: ellos con sus máquinas y sus máscaras, entonces también mucho más... sencillas". De hecho, en aquella primera visita a Barcelona todavía no escondían su identidad tras sus iconográficos cascos.


Daft Punk en una de las primeras imágenes promocionales enmascarados

Santi Carrillo y Luis Costa también estuvieron en aquella velada iniciática de 1997 en el Pabellón de la Mar Bella. "Se generó una expectación enorme, tanta que el pabellón se quedó pequeño. La actuación fue con la cara destapada, a pesar de que, eso sí, no querían que los medios los hiciéramos fotos", rememora el director de Rockdelux. "Yo también los vi en el Sónar de 1997", apunta el DJ y periodista. "Escuchar Homework en directo, disco del cual yo había pinchado y bailado todas las canciones hasta la extenuación, fue una epifanía. Yo estaba en primera fila y recuerdo a una pareja de críos con estética 'Pont Aéri' que, mientras tocaba An Der Beat como telonero, comentaban: 'Molan los Daft Punk eh nen...'. Mitos".

Escuchar Homework en directo, disco del cual yo había pinchado y bailado todas las canciones hasta la extenuación, fue una epifanía

Joan S. Luna tampoco faltó a la cita del Sónar. Ni a la actuación que meses después los franceses ofrecieron en la sala Razzmatazz ("me sorprendió mucho el hecho de que eran mucho más jóvenes que el resto de DJ y productores de música electrónica") dentro de una gira que, organizada por el equipo del festival Sónar, esta vez también pasó por Madrid en un cartel donde figuraba uno de sus maestros, Jeff Mills.

Daft Punk tardarían cuatro años en sacar su segundo disco, Discovery (2001) y cuatro años más a publicar su tercero largo, Human After All (2005). Su cuarta y última referencia de estudio no llegaría hasta 8 años después. Los franceses se despidieron con una segunda obra maestra: Random Access Memories (2013). "Con el paso del tiempo lo único que los reprocharía es que se convirtieron en un producto demasiado sinfónico y pretencioso para finalmente volver a sus mejores esencias ayudados por Nile Rodgers", incide Santi Carrillo."Irrumpieron como una propuesta de vanguardia y acabaron convertidos en un producto de las dimensiones de ABBA. La suya es iuna trayectoria muy interesante, especialmente en su principio y su final, con su relectura de la música disco".

Irrumpieron como una propuesta de vanguardia y acabaron convertidos en un producto de las dimensiones de ABBA

Luis Costa enfatiza que Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo cambiaron las reglas del juego, por completo. Sobre todo con respecto a la dinámica de funcionamiento de la industria, eliminando de la ecuación al productor y todo el cansino aparato de promoción. "Homework es un disco que hicieron en casa, con un título magistral que, por una parte remite en la idea de hacer los deberes en casa (en este sentido la canción 'Tecahers' es fuertemente reveladora) y, por otra, en la idea del home studio y los bedroom producers. Su estrategia de esconderse detrás de cascos y mantenerse fuera del foco mediático es magistral y ha creado escuela. Unos genios".

No han sido tan prolíficos como artistas de la relevancia de David Bowie, pero a Daft Punk yo ya los considero unos clásicos

Una aventura cerrada

Enric Palau se suma a la corriente que defiende que los franceses son un referente de una relevancia capital. Para el director del Sónar, una clara evidencia de esto es que 25 años después, la gente, incluso los que todavía no habían nacido cuando la publicaron, se vuelve loca cuando suena 'Around the World'. "De la misma manera que su influencia artística está bien presente en la actual escena musical. Sólo hay que escuchar el nuevo disco de The Weeknd, Dawn FM, que ha hecho con Quincy Jones lo mismo que Daft Punk hicieron en Random Access Memories con Giorgio Moroder". Palau también admite que con los años mantuvieron vínculos con Daft Punk, especialmente con su entorno: "incluso han venido como público al festival, como la primera vez que tuvimos en Justice, que, por la relación de amistad que tienen, les acompañó Thomas Bangalter", habiendo intentado llevarlos|traer de nuevo al Sónar varias veces. No han coincidido ni las velocidades ni los calendarios. "Hace tres o cuatro años, me encontré en Londres con su agente, Peter Elliott. Me explicaba que cada año recibía ofertas millonarias para que volvieran a salir de gira. La respuesta de Elliott era que la gente tenía que empezar a hacer memoria y entender que Daft Punk era un proyecto que en 20 años de historia sólo había hecho 4 giras. Daft Punk siempre han hecho lo que han querido como han querido. No han sido tan prolíficos como artistas de la relevancia de David Bowie, pero en Daft Punk yo ya los considero unos clásicos".

Daft Punk anunciaron su separación el 22 de febrero del pasado 2021. Enric Palau no cree que Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo se replateen su decisión. "Aunque ahora hace tiempo que no hablo con su mánager, Pedro Winter, diría que la suya es una aventura que ya está cerrada. Tengo que admitir que me sorprendió su separación. Después de publicar un disco tan brillante como Random Access Memories pensaba que, a su ritmo, sin prisas, tendrían ganas de seguir. Ahora, visto en perspectiva, me parece una buena decisión haberlo dejado en el momento en el que lo dejaron".