El periodista y escritor David Bassa, junto con la periodista Marta Narberhaus, ha publicado 'Pantalles, no deixis que et dominin!'. Un libro que da pautas a los adolescentes para que se den cuenta de la importancia de controlar el tiempo que pasan delante de una pantalla y de los riesgos que estas pueden tener si se hace un mal uso de ellas.

A menos de 24 horas para Sant Jordi 2024, hablamos con él de esta problemática que cada vez preocupa a más padres y madres.

¿Por qué has decidido escribir 'Pantalles, que no et dominin!'?
Por una razón puramente existencial. Soy padre de dos hijos (13 y 14 años respectivamente) y están enganchadísimos a las pantallas. Pero mis hijos no son los únicos, todos los adolescentes lo están. Y eso a los padres nos ha cogido a contrapié. Hace poco que nos hemos dado cuenta del daño que hace el uso descontrolado de las pantallas a nuestros hijos. Ahora, lo que tenemos que conseguir es que se den cuenta de ello ellos. Y eso no lo podemos hacer con un discurso punitivo o paternalista. Al contrario, tenemos que utilizar sus propias palabras para que ellos mismos vean el peligro que supone hacer un mal uso o excesivo de la tecnología. Al mismo tiempo, sin embargo, hay que hacerlo sin demonizar los smartphones ni los videojuegos.

Cuándo yo era un adolescente, los padres me decían que, si me pasaba demasiado tiempo ante la "caja tonta", yo también me "atontaría". En aquel momento, la televisión tenía pocos canales y no era un aparato tan cautivador como los móviles de ahora. En cambio, ahora, los jóvenes tienen un aparato en la mano con redes sociales diseñadas para captar la atención el máximo de tiempo posible.

"Hace poco que nos hemos dado cuenta del daño que hace el uso descontrolado de las pantallas a nuestros hijos"

¿Crees que la adicción de muchos adolescentes en las pantallas se puede considerar ya como un problema social de primer orden?
Categóricamente, sí. Cada vez más preadolescentes y adolescentes sufren trastornos de comportamiento. Por ejemplo, está creciendo el número de chicas que, queriendo imitar a influencers, sufre anorexia. Y, en el caso de los chicos, vigorexia. También están aumentando los casos de ansiedad y depresión. Todos estos problemas, que antes eran más frecuentes en jóvenes de 16 y 17 años, afectan a adolescentes cada vez más jóvenes.

El último informe PISA recoge unos muy malos resultados de los alumnos catalanes. ¿Crees que estos malos resultados se pueden atribuir, entre otras cosas, a las pantallas?
Sí, sin duda. Un exceso de pantallas reduce su capacidad de concentrarse, de comprender lo que leen e, incluso, en los niños de primaria, de expresarse. Para que te hagas una idea, según la última encuesta de la Agència de Salut Pública de Barcelona, de media, los niños, entre casa y la escuela, pasan delante de una pantalla ocho horas.

"Cada vez más preadolescentes y adolescentes sufren trastornos de comportamiento por culpa de pasar demasiadas horas delante de una pantalla"

¿Qué tienen las pantallas que las hacen tan adictivas para los jóvenes?
Las redes sociales y los videojuegos tienen la capacidad de disparar la dopamina, el neurotransmisor encargado de hacernos sentir placer. Es una reacción química, por lo tanto, estar enganchado a las pantallas es como ser adicto a una droga. Si a un adolescente, de sopetón, le apagas la videoconsola, en aquel momento, el adolescente pierde el mundo de vista y no razona. Es decir, es capaz de hacer cosas que en otra situación no haría.

 

Sí que es un problema grave, sí.
Estamos ante un reto gigantesco y no acabamos de ser conscientes de ello. De alguna manera, hemos tenido una candidez social con el tema de las pantallas y los adolescentes. Nos hemos creído que internet y las pantallas son solo una herramienta y no es así, también son un gran peligro. Y eso es lo que tenemos que conseguir que los adolescentes entiendan. No podemos dar a un niño de 12 años un smartphone con acceso a todo tipo de videojuegos, redes sociales, pornografía, vídeos, películas, series... Internet es como un cuchillo, es muy útil, pero a la vez puede hacer mucho de daño.

En el libro explicas que Bill Gates no dejaba utilizar pantallas a sus hijos.
Sí y Steve Jobs, por ejemplo, cuando inventó el iPad, no permitió que sus hijos lo utilizaran hasta que no cumplieron una determinada edad.

"Tenemos que conseguir que los adolescentes se den cuenta de los riesgos que tienen las pantallas"

Por alguna cosa será...
Pues porque la adicción a las pantallas te convierte en carne de cañón del sistema. Te empequeñece el espíritu crítico, la capacidad de análisis y también la de emprender.

Además, hay que pensar que una adicción es una tormenta y el cerebro un edificio. Un adulto, con un cerebro totalmente desarrollado, puede soportar una adicción, pero el cerebro de un adolescente es muy débil.

¿Los principales responsables son los padres, pues?
Sí, los padres tienen que dar ejemplo. Si los hijos crecen viendo que los padres consumen pantallas en exceso, les costará mucho verlo como algo que puede ser tóxico.

"Estar enganchado a las pantallas es como ser adicto a una droga"

¿Consideras que los padres dan el primer móvil a los hijos demasiado temprano?
Sí. Antes de los 16 años no daría un smartphone a los hijos. Y, si antes de los 16 años les hiciera falta un móvil, les daría un teléfono móvil de los de toda la vida, sin acceso a internet.

¿Finalmente, en el ámbito escolar, qué harías para abordar la adicción de muchos adolescentes al móvil?
Impulsaría talleres de educación en el uso de las nuevas tecnologías, por ejemplo.

Muchas gracias por la atención, David.