David Block es profesor ICREA de Sociolingüística en la Universitat de Lleida. Entre sus especialidades está el aprendizaje de lenguas, pero también la interrelación entre la globalización, el multiculturalismo, el multilingüismo y la identidad. Durante estas semanas está impartiendo el curso La identidad en cinco reflexiones en el marco de la Escuela Europea de Humanidades, en el Palau Macaya, de la Caixa.

Foto: Sergi Alcàzar

Decidí quedarme en Barcelona en 1978, porque la situación política era muy interesante

Ahora vive en Catalunya como investigador ICREA, pero ya había vivido en Barcelona. ¿Cómo llega a establecerse en Catalunya?

Soy de Estados Unidos. Vine aquí hace 40 años, en diciembre de 1978, y me puse a vivir en Barcelona, una Barcelona muy diferente a la que tenemos ahora. Decidí quedarme porque la situación política era muy interesante: conocí a mucha gente del PSUC, y enseguida sintonicé con ellos... Me quedé trabajando como profesor de inglés en una academia y viví entre la gente, hablando con todo el mundo, primero en castellano y después en catalán. Y al cabo de un año me sentía más cómodo con el catalán que con el castellano. Hice de profesor de inglés en ESADE durante once años, un buen trabajo. Pero sentía que me faltaba alguna cosa y en 1992 empecé un doctorado en EE.UU. En 1996 conseguí un trabajo como académico en Londres, me fui hacia allí. Allí empezó mi interés por la identidad, a partir de los debates sobre el multiculturalismo y el futuro de la identidad británica... Pero en 2011 me presenté a un contrato ICREA en Lleida, porque tenía ganas de volver a Catalunya, de dónde es mi mujer.

La cuestión del encaje o no de Catalunya en España siempre ha sido un tema de debate continuo

Dicen que si un catalán va a un congreso sobre paquidermos hablará sobre la identidad nacional de los elefantes. ¿Es la identidad un tema omnipresente en Catalunya?

En sitios como Catalunya, la gente de fuera muy pronto nota que la gente habla mucho sobre las lenguas, como pasa en Quebec. Hay lenguas en contacto y una cierta conflictividad, y eso hace que la identidad sea un tema que no se puede esquivar, por la historia que se arrastra. Por ejemplo, la cuestión del encaje o no de Catalunya en España siempre ha sido un tema de debate continuo, y en la situación a que hemos llegado ahora es inevitable. Por eso cuando haces un curso sobre identidad, la gente se interesa, y cuando ve que en el contenido se habla de la identidad nacional, siente que allí hay algo dirigido a él.

En los tiempos que corren se da mucha importancia a la identidad, no sólo en Catalunya. ¿Vivimos en el boom de las identidades?

Yo diría que el boom surgió ya a finales de los ochenta y durante la década de los noventa y fue en paralelo con la sociología de Giddens. Giddens publicó en 1991 un libro sobre la identidad que creó escuela: Modernidad e identidad del yo: el yo y la sociedad en la época contemporánea. Con este libro y otras publicaciones de los años 90, que relacionaban globalización e identidad, se dinamizó el debate. Yo desde finales de los años 90 empecé a fijarme en este tema, a partir de mi interés por la globalización y por la diversidad, especialmente en el caso de los migrantes de Londres... Pero el interés por la identidad no ha desaparecido... Yo me he desmarcado un poco de él, ahora me interesa más la reflexión sobre la globalización, el neoliberalismo y la postverdad.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Su estancia en Catalunya le ha influido en sus investigaciones?

La gente, en la academia, hace su investigación a partir de elementos autobiográficos. La autobiografía es esencial. Yo he hecho mi carrera posiblemente a partir de mi experiencia migratoria. Me interesaba, en el fondo, ver si la gente que viajaba por diversos motivos vivían procesos parecidos al mío. Y, más recientemente, la crisis económica de 2008 me llevó a lecturas determinadas que influyeron en lo que he empezado ahora a investigar...

Además de la identidad étnica o nacional, cada vez en los estudios se da más importancia al género, la opción sexual, la religión...

Yo he trabajado mucho el concepto de interseccionalidad. Es imposible hacer una investigación sobre género sin estudiar la raza, la etnia, la clase social... Hoy en día el género no se entiende como una cosa fija, sino como un fenómeno condicionado socialmente. Las masculinidades y las feminidades se definen en plural. David Beckham se presenta alternativamente como futbolista, como padre de familia, como metrosexual... Juega con múltiples imágenes de la masculinidad, con las formas de ser hombre en el mundo, pero es una única persona. Eso demuestra la volatilidad de la identidad, la de género, pero también de todas las otras.

Usted en una sesión del ciclo hablará sobre el nacionalismo y la identidad nacional. ¿Hablará del nacionalismo español?

Hablaré más del nacionalismo español que del catalán, porque el nacionalismo catalán no niega que existe como tal. En cambio el nacionalismo español se esconde, como lo demuestran por ejemplo las reflexiones de Ignacio Sánchez Cuenca, que no es pro independentista, pero que analiza con lucidez la cuestión española. El nacionalismo español es patente en los discursos de Casado y Rivera, que lanzan eslóganes contra "los populistas" y "los nacionalistas", sin tener nada clara la definición de populista ni la de nacionalista.

El patriotismo también pone fronteras, porque siempre delimita entre el nosotros y los otros

¿Considera problemático el nacionalismo?

"Nacionalista" no es un insulto, es una forma de describir una actitud de una persona. Tener una identidad nacional es una consecuencia directa del nacionalismo (no se podría tener identidad nacional si no se partiera del nacionalismo). No es cierto que el nacionalismo sea siempre excluyente y que el patriotismo sea integrador. El patriotismo también pone fronteras, porque siempre delimita entre el nosotros y los otros. Una vez que Macron criticó el nacionalismo delante de Trump, este le respondió: "El nacionalismo no está de moda, pero yo soy nacionalista, porque defiendo los intereses de Estados Unidos. No entiendo que alguien sea presidente de un país y que no sea nacionalista". Por primera vez estoy de acuerdo con Trump, sin que eso sirva de precedente.

En alguna de sus ponencias he visto que tenía previsto hablar de la catalanofobia. ¿Existe?

Sí... Y también existe el victimismo catalán. Hay catalanes que pensaban que en Madrid la gente se pasaba el día pensando en Catalunya y no era así (quizás en los últimos la cosa ha cambiado y ahora es verdad). Yo miro documentos de todas partes, quiero estar informar por todas partes... Incluso me leo a menudo el ABC, con el que no comulgo. Y he observado que algunos medios han contribuido a un clima de tensión que no ayuda para nada ni a Catalunya ni a España (en el que han tenido un papel relevante políticos como Casado, Rivera y Abascal)...

Foto: Sergi Alcàzar

Me molesta mucho esta imagen de que nos estamos matando por las calles de Catalunya

¿Cree que los conflictos son menos duros de lo que se vende?

Me molesta mucho esta imagen de que nos estamos matando por las calles de Barcelona y Catalunya cada día. Y después paseas y no pasa nada. Hay conflictos, obviamente, como el de los lazos amarillos. Hay disputas, pero también hay conflictos por muchas otras cosas. El discurso de la violencia, que va vinculado a la causa judicial, está demasiado omnipresente y contrasta con una sociedad sin violencia. Creo que no es coincidencia. Hay demasiadas entidades que están involucradas en esta campaña. Creo que el discurso de la violencia está manipulado políticamente.

¿Hay manipulación de la información?

Hoy en día la gente fabrica imágenes: eso pasa. Puede haber imágenes falsas relativas a la violencia policial durante el referéndum, pero eso no quiere decir que todas las imágenes de violencia policial no sean ciertas. Y no puede ser que alguien diga que el 1-O hubo 2 heridos. Me hacen enfadar algunas de estas historias. Y ahora está claro que el anticatalanismo empieza a ser una realidad... Antes quizás no existía, o quizás estaba latente.

Rivera y Casado lo que piden es un escarmiento para Catalunya

¿Cree que los discursos de los políticos agravan el conflicto?

Cualquier persona escuchando los discursos de Rivera y Casado ve que lo que piden es un escarmiento para Catalunya. Yo puedo discutir las políticas de Torra en Catalunya, pero no están vulnerando la ley. Hablar de 155 de forma tan agresiva, cada día, hace mucho daño. Y con todo lo que ha pasado en el último año y medio, me temo que se puede haber llegado a un punto de no retorno. Hay gente que ha dicho demasiadas cosas y hay gente que ha hecho demasiadas cosas. No me veo, hoy por hoy, retornando al 2010. El nuevo discurso ultra que triunfa en España demuestra que Catalunya no les importa... Si los dirigentes del Partido Popular en los próximos meses lideran un gobierno en Madrid, podría darse la circunstancia de que un partido que no tenga representación en el Ayuntamiento de Barcelona ni en el Parlamentode Catalunya aplique el 155, que el que no ha tenido votos en un territorio decida su gobierno. Y eso es problemático, desde el punto de vista de la higiene democrática.

¿Cree, pese a todo, que hay supremacismo por parte del soberanismo?

Yo no hablo del supremacismo en el caso catalán, porque es una palabra demasiado seria, que aplico a fenómenos más potentes como el Ku Klux Klan o al apartheid. Algunos de los discursos de Torra no me suenan bien. Pero los centros importantes de los países siempre desarrollan chovinismo sobre el resto del país (incluso hay un chovinismo de Barcelona hacia Lleida). Algunos comentarios como los de Torra sobre España yo ya los había oído hace 30 años. Y el chovinismo contra el sur de España no sólo era propio de los independentistas, sino que también podía venir de los catalanes más españolistas. En privado los ricos suelen hablar mal de los más pobres.

El curso que imparte en el Palau Macaya incluye una sesión sobre las relaciones entre identidad y neoliberalismo. ¿Cuáles son estas?

Yo trabajo el tema del ciudadano neoliberal, este personaje que surge de la cultura de la emprendeduría. Nos reclaman ser ciudadanos de una determinada forma, como emprendedores, con movilidad, en un mundo global... Y eso se ve en la tele, en los libros de texto de lenguas, en los programas de investigación de la UE... El actor ideal hoy en día es una persona determinada, que en realidad es un mito. Un ejemplo de eso lo tendríamos en Joseph Ajram, un hombre de 40 años que siempre ha vendido la imagen de joven y de cool, con sus tatuajes. Los medios venden que la juventud tendría que emularlo, jugar a la bolsa, hacerse ricos, triunfar... Pero Arjam, es un broker, un especulador: estamos en la situación en que estamos por culpa de personajes como él... Y políticamente es un personaje super de derechas... Está en contra de cualquier cosa que sacuda el orden: Podemos, el independentismo...

Afirma en sus libros que hoy en día el concepto de clase todavía es relevante.

La gente acomodada o de clase media tienden a negar la existencia de pobres, ven a todos los miembros de la sociedad cómo se ven a ellos mismos. Pero todavía hay pobres. El trabajo ha cambiado en las últimas décadas a causa de las tecnologías, pero la explotación existe. Tú puedes trabajar en un call-center: trabajas con la lengua, no con las manos, y no produces un producto tangible, pero a pesar de todo te pueden explotar. Y se mantiene la alienación del trabajo; quizás ahora más que nunca.

Foto: Sergi Alcàzar

Existe la clase social, existe la explotación y el concepto de la lucha de clase todavía tiene valor

¿Considera que el pensamiento marxista es válido, hoy en día?

Marx definió explotación y alienación, y eso sigue siendo vigente. Existe la clase social, existe la explotación y el concepto de la lucha de clase todavía tiene valor. Cuando hay desahucios porqué no se puede pagar la hipotética, eso es lo que Marx definía como una "acumulación por desposesión". Una persona no tiene recursos para pagar la hipotética, pierde su casa, y lo que ha pagado, y encima, en el Estado español, continúa endeudado. Eso es una anomalía, que sólo pasa en España, porque los bancos siguen dominando la situación y eso hace que la gente siga pagando una hipotética aunque ya no tenga un techo. Eso es lucha de clases y guerra de clases.

¿Qué futuro nos espera?

El tema que no se está tratando es el del trabajo, que es un tema grave. Uno de los únicos sectores en el que se está creando trabajo, aquí, es en el turismo... España se está convirtiendo en un país de camareros. La pretensión de que la crisis pasará y todo el mundo tendrá trabajo no se está cumpliendo. La crisis ha acabado para algunos pero se mantiene el paro. Cada vez necesitamos a menos gente cualificada. Y no estamos usando las tecnologías al máximo... Eso nos lleva al socialismo, indirectamente, porque algún día incluso las élites se darán cuenta de que será necesario compartir un poco la riqueza, para mantener la estabilidad, porque no habrá trabajo para todo el mundo... Hace falta una distribución de dinero dentro de la sociedad. Y eso no es ninguna utopía: podríamos llegar a ello.