El 27 de agosto de 2024 será recordado siempre como un día grande por los nostálgicos del indie de guitarras en Barcelona. No solo por ser el día en el cual, después de quince años de separación, Oasis anunció que se reunían para ofrecer un tour de catorce fechas (que eso ya hablaremos en otro momento). Sino porque| la esperada gira conjunta de Death Cab For Cutie con The Postal Service, con Ben Gibbard al frente de ambas bandas, aterrizaba en la ciudad. Un concierto único en la capital catalana para celebrar los 20 años de dos de los álbumes más celebrados de los inicios de los 2000: Transatlanticism de Death Cab From Cutie, y Give Up de The Postal Service. Había que ponerse las converses, pantalones pitillos, una camiseta a rayas y tirar hacia Montjuïc.

Ha sido una noche en que han brillado como nunca dos álbumes que marcaron un antes y un después en una generación

La gira, que contó con varias fechas por los Estados Unidos en el 2023, fue ampliada para pisar tierras europeas. El 27 de febrero de este año se supo que Barcelona era una de las ciudades escogidas. Concretamente, el recinto edlegido fue el Poble Espanyol. Con una capacidad para 5000 personas, todavía quedaban en venta algunas entradas para los más indecisos. Y a pesar de encontrarnos en un momento en el que parece que el éxito de un acontecimiento se mide por si eres capaz de agotar las entradas, no fue un impedimento para hacer brillar como nunca dos álbumes que marcaron un antes y un después en una generación.

El día se despertó con el cielo ligeramente gris. Era el escenario perfecto para que se fundieran en una feliz nostalgia todos aquellos que hace un puñado de lustros se pudieron sintieron identificados con Seth Cohen de The O.C.. Pero llegada la hora de apertura de puertas, Barcelona estaba sumergida en un bochorno insoportable. Eso hizo que, aunque se pudiera acceder desde las seis, la llegada de los no-tan-jóvenes, que han pasado de escuchar sus temas preferidos en las noches de Razzmatazz a meterlos entre bodas, conversaciones sobre la declaración de la renta y la siesta de los más pequeños, no se dio hasta pasadas las siete. Porque aunque los conciertos principales empezaran a las nueve menos cuarto, los teloneros se lo merecían.

Un estallido de emociones

En un momento en el cual internet enloquece repitiendo la palabra BRAT, y proclamando el retorno del indie-slaze, sus fiestas plagadas de pelo despeinado y fotos con flashes agresivos, no había nadie más adecuado para calentar motores que unos de sus mejores representantes: The Kills. Aunque deleitaron a un público que iba cogiendo posiciones poco a poco, con un show cargado de nueva música y una energía agitada, se echaron de menos grandes clásicos como Future Stars Slow.

Transatlanticism es el disco por excelencia de las rupturas en una relación a distancia

Todo se sintió como una especie de fiesta de inicio de curso de un tiempo pasado más fácil. El plan de ataque era sencillo, tocar completamente y en orden Transatlanticism de Death Cab From Cutie y, seguidamente, Give Up de The Postal Service. Sin alteraciones. Fácil. Sin sorpresas, ¿no? Pero lo que sucedió fue más allá de lo que nunca hubiéramos pensado escuchándolos tirados en nuestras respectivas habitaciones. Eran casi las nueve cuando Death Cab For Cutie subió al escenario. Todos ellos vestidos de negro. Guitarras, batería, teclado, piano de pared y Ben Gibbard liderando la situación. Con el carisma de Brandon Flowers de The Killers y la intensidad de un joven emo que vivió las converse planas, abrió el disco por excelencia de las rupturas en una relación a distancia. Los primeros compases de The New Year arrancaron y toda la atención estuvo en ellos. Móviles en horizontal y cánticos como si se tratara de un himno llenaron la pista. La energía sobre el escenario desbordaba la del público en un concierto que parecía tener solo hits.

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Death Cab for Cutie parecieron gigantes en el Poble Espanyol / Foto: Arxiu Wikipedia

Un estallido de emociones donde todo parecía único e irrepetible, como aquellos primeros amores y desamores

El hecho de ir con un orden preestablecido hizo que la experiencia fuera una auténtica montaña rusa. Desde corear uno de sus versos más icónicos: "I've been waiting for something to go wrong" como si todavía fuéramos universitarios en un público donde la media de edad sobrepasaba los 40, a quedarnos en silencio como si se tratara de una misa con las desgarradoras rimas de Tiny Vessels. Destacar grandes momentos como la ovación final de la luminosa The Sound of Settling y la delicadeza a Passenger Seat interpretada únicamente a piano. Uno de los pocos momentos en que Gibbard habló, fue cuando recordó We Looked Like Giants. Al fin y al cabo, iba de hacerlo en un coche, refrescando esta rabiosa energía juvenil que cruza el disco. Y no olvidar el quebradizo momento softemo de Transatlanticism o los toques folk de A Lack of Color. Un estallido de emociones donde todo parecía único e irrepetible, como aquellos primeros amores y desamores, y aquellas primeras noches de fiesta.

Disfrutando del silencio

Absolutamente electrificados, y con la sensación de que nunca ninguna celebración de veinte años de un disco podría ser mejor, llegó hora del indietrónica. The Postal Service aparecen, nuevamente con Ben Gibbard al frente, vestidos absolutamente de blanco, dos décadas después de su primer concierto en Barcelona el 2003 en la sala Razzmatazz, diez años más tarde de su segunda visita, esta vez dentro del cartel del festival Primavera Sound 2013; para demostrar que todavía podíamos trascender un poco más. Abriendo Give Up, álbum que fue el mayor éxito de ventas de la discográfica SubPop después del debut de Nirvana, hicieron mover hasta el más escéptico de la pista. Hoy día cuesta pensar en una canción con sintetizadores y guitarras mejor para abrir un disco que The District Sleeps Alone Tonight, pero en directo coge una capa de elevación que muchos nunca hubieran imaginado. Parecía que no hubieran dejado de tocar. Como si estos veinte años de silencio no existieran. Such Great Heights, Nothing Better -con el acompañamiento de la delicada y dulce voz de Jenny Lewis- o los riffs de guitarra de Natural Anthem demostraron por qué Give Up todavía es uno de los álbumes más influyentes de su época.

The Postal Service Alynn
The Postal Service, indietrónica en blanco nuclear / Foto: Alynn

El album Give Up fue el mayor éxito de ventas de la discográfica SubPop después del debut de Nirvana

Y cuando ya nos habían dado todo lo que nos podían dar, nos obsequiaron con dos perlas más. Primero con una mágica versión acústica de Such Great Heights, donde Lewis tenía el mismo protagonismo que Gibbard, seguido de una inesperada versión de Enjoy The Silence de Depeche Mode, donde todos los músicos, tanto los de Death Cab For Cutie como los de The Postal Service, tomaron el escenario. Una gran celebración del trabajo bien hecho que pasa la prueba del tiempo. Para muchos será una noche inolvidable, una noche donde la nostalgia dio lugar a un presente brillante.