Xesca tenía un gato, pero el gato no tenía nombre. Decía que el gato vivía con ella, pero, aunque lo quería mucho, no era suyo. Y como no era suyo, no tenía derecho a ponerle un nombre que no sabía si le gustaría. También tenía un cuadro de Audrey Hepburn a Desayuno en Tiffany's que había comprado en el IKEA presidiendo el comedor. El tiempo que estuvimos juntos nos quisimos. Y amar es aprender a dejar ir. Xesca era un pájaro, y los pájaros no pueden estar cerrados en una jaula, tienen que volar. Un día, sin decir nada, se fue.

El escritor que revolucionó la narrativa contemporánea

Xesca leía mucho, pero siempre volvía a su autor favorito, Truman Capote. Me insistia en la evidencia que era una de las voces más importantes de la literatura del siglo XX. Yo empezaba a trabajar como periodista y ella me repetía que, si quería escribir buenos artículos, su obra me enseñaría más que todos los años de carrera: "Es el escritor que ha revolucionado las formas de la narrativa contemporánea".

Xesca me insistía en la evidencia de que Truman Capote era una de las voces más importantes de la literatura del siglo XX

También le gustaba recordarme la anécdota que, estresado de Nueva York y las fiestas de la alta sociedad de la capital del mundo de las cuales era uno de los invitados asiduos e imprescindibles, durante un tiempo buscó refugio en la Costa Brava para acabar su obra maestra, A sangre fría. Pasó tres veranos, los de 1960, 61 y 62. Se alojaba en el Hotel Trias de Palamós. Siempre lo acompañaban el también escritor Jack Dunphy, entonces pareja de Capote, dos perros, uno de ellos ciego, un gato, veinticinco maletas y una montaña de folios con anotaciones y apuntes sobre el crimen de Holcomb, Kansas.

Truman Capote odiaba la adaptación cinematográfica de su novela, Desayuno en Tiffany's

Truman Capote buscó refugio en la Costa Brava para acabar su obra maestra, A sangre fría

Cada mañana iba a comprar el The Herald Tribune a la librería Cervantes. Fue así, hojeando las páginas del diario en la terraza de su refugio catalán, como el 4 de agosto de 1962 supo de la muerte de su amiga Marilyn Monroe. Marilyn Monroe, por cierto, tenía que ser la protagonista de la versión cinematográfica de Desayuno en Tiffany's, pero los productores se negaron. Todo el mundo la considera un clásico del cine, pero Capote odiaba la película de Blake Edwards.

Por fin he entendido por qué el gato de Xesca no tenía nombre

Cuando Xesca y yo nos aburríamos, hacíamos listas. Listas de nuestras cosas favoritas. Los mejores discos de música electrónica de la década de los noventa. Las mejores películas de John Cassavetes. Los mejores goles de Patrick Kluivert con el Barça. Las mejores ciudades feas de la costa valenciana. Los mejores libros, evidentemente, de Truman Capote. El 5, Música para camaleones, una recopilación de cuentos que además tenía el aliciente que había sido traducida al catalán por Quim Monzó. El 4, El arpa de hierba. El 3, Plegarias atendidas, la novela póstuma de Capote que escondía el capítulo La Côte Basque. Originalmente publicado el año 1975 en la revista Esquire, aquel texto significó alguna cosa así como la muerte en vida del escritor. En sus párrafos, Capote revela los secretos e intimidades que durante años le habían confesado las más relevantes damas de la jet-set neoyorquina. Cuando Lee Radziwill, C. Z. Guest, Slim Keith, Babe Paley... a las que él denominava 'sus cisnes', se vieron reflejadas en el relato, lo desterraron. Capote, alcoholizado y deprimido, lejos de su querido Manhattan, acabaría muriendo el 25 de agosto de 1984. Hoy hace exactamente 40 años. El 2, A sangre fría. El 1, Desayuno en Tiffany's.

Desayuno en Tiffany's es una fascinante crónica social de la Nueva York de los años cincuenta

Xesca sabía que la decisión de situar Desayuno en Tiffany's por delante de A sangre fría era polémica e iba a contracorriente. Pero a ella no solo le gustaba provocar, sino que defendía su resolución con vehemencia y criterio. Decía que tras aquella historia corta de apariencia intrascendente, se escondía la novela total de Truman Capote. La describía como una fascinante crónica social de la Nueva York de los años cincuenta, nostálgica y cautivadora, luminosa a ratos, dulcemente deprimente en muchos instantes, protagonizada por Holly Golightly, uno de los personajes más memorables de la literatura universal. Una chica tan empodera como frágil, segura pero perdida, como las protagonistas de la serie Girls de Lena Dunham que entonces devorábamos.

Portada de la nueva edición de Esmorzar a Tiffany's de Truman Capote, publicada por Proa con traducción de Ferran Ràfols

La novela está protagonizada por Holly Golightly, uno de los personajes más memorables de la literatura universal

Lo clamaba con tanta seguridad que era imposible llevarle la contraria. Lo vindicaba con tanta pasión que nunca quise leer Desayuno en Tiffany's, prefería quedarme con su entusiasmo. Hasta esta semana, que me ha llegado a la oficina la nueva edición de la novela de Capote publicada por Proa ahora traducida al catalán por Ferran Ràfols. La he devorado en media noche de insomnio por culpa del bochorno y por fin he entendido por qué el gato de Xesca no tenía nombre.