Valencia, año 1874. Hace 150 años. El intelectual valenciano Constantí Llombart publicaba el primer número de la revista anual "Lo Rat Penat. Calendari llemosí". La publicación de Llombart, que impulsaría el nacimiento de la asociación cultural del mismo nombre (1878), no era la primera en valenciano. La precedía "El Mole" (1837-1841). Pero sí que era la primera que reuniría la colaboración de escritores de todos los países de lengua y cultura catalana. Hace un siglo y medio, en la redacción de Lo Rat Penat se formularía y divulgaría, por primera vez, el concepto Països Catalans. Pero la conciencia de una comunidad lingüística y cultural que abarcaba todos los territorios de lengua y cultura catalanas y su reconocimiento en los cenáculos intelectuales internacionales, ya venía de antes. ¿Desde cuándo existe la conciencia de Països Catalans?
Los Països Catalans después de la ocupación borbónica
Después de la ocupación borbónica francoespañola del País Valencià (1707), de Catalunya (1714) y de Mallorca e Ibiza (1715); la lengua catalana fue proscrita de la esfera pública. Pero el catalán siguió siendo la lengua única de aquella sociedad. Según la investigación historiográfica, el castellano solo era conocido por un segmento muy minoritario de la población (entre un 5% y un 10%), formado por funcionarios civiles y militares del régimen (de origen forastero) y las élites del país. Pasado medio siglo de la ocupación borbónica, el rey Carlos III dictó nuevas leyes de prohibición del catalán (1768), sobre todo en el campo de la enseñanza, porque los objetivos que perseguía el Decreto de Nueva Planta (1717) habían fracasado. A finales del siglo XVIII el idioma vehicular de las sociedades catalana, valenciana y mallorquina era, exclusivamente, el catalán.
Una conciencia de unidad lingüística y cultural
En medio de aquel escenario represivo en el cual, además de la batería de prohibiciones, se presentaba la lengua castellana como un vehículo rampante de cultura y de modernidad, propio de personas ilustradas; y el catalán como un sistema anticuado y rústico, propio de personas iletradas; surgen una serie de figuras, por todos los territorios catalanohablantes, que combaten este axioma perverso. En aquel momento, el País Valencià es el territorio más poblado de los países catalanohablantes; y eso explicaría que las primeras voces críticas contra el sistema surgieran allí. El escritor Lluís Galiana (Ontinyent, 1740- 1774); recomienda la edición de los clásicos en lengua catalana, y dice "todos (...) en este reino [Valencia] la querrían, y en Mallorca y en Catalunya (...) también, por ser la lengua de todos estos reinos una misma". Hace dos siglos y medio.
Los valencianos, pioneros de la conciencia de unidad lingüística y cultural
La afirmación de Galiana no es una excepción, sino la prueba de la existencia de una corriente surgida en el País Valencià que, en plena ofensiva castellanizadora, defiende la normalización y la unidad de la lengua catalana. Otro caso es el del notario Carles Ros (Valencia, 1703 – 1773). Ros, considerado uno de los precursores del Renacimiento valenciano del siglo XIX (la que impulsaría Lo Rat Penat); hizo un llamamiento a normativizar el catalán (como ya lo habían hecho el francés y el castellano) a partir de la lengua hablada en las dos "ciudades capitulares" (Valencia y Barcelona). Y otro caso es el del eclesiástico Josep Climent (Castellón, 1706 – 1781); obispo de Barcelona (1766 – 1775), que diría: "casi todos los valencianos somos catalanes en el origen y (...) son una misma las costumbres y una misma la lengua de ambas provincias [Catalunya y País Valencià]".
Los mallorquines, también
Esta corriente, surgida en el País Valencià, se extendió rápidamente por la totalidad de territorios de lengua catalana. O de lengua "llemosina", como era llamada, en aquel momento, por una parte de la intelectualidad catalanohablante. El jurista Bonaventura Serra (Palma, 1728 – 1784) proclamaría que "en las Islas Baleares se ha conservado [el lemosín] mucho más puro que en otras partes [Catalunya o País Valencià]". Poco después, y muy reveladoramente, la cancillería de Carlos III prohibía a los catalanes estudiar en la Universidad de Palma (1785); y el ayuntamiento de la capital mallorquina protestaba argumentando que los catalanes, en Mallorca, eran tan "naturales" de las Islas como los mallorquines. Porque hablaban la misma lengua y porque se consideraba "el reyno de Mallorca como parte de Cathalunya" (del universo lingüístico y cultural catalán).
La Menorca bajo administración británica
El Tratado de Utrecht (1713) que tenía que poner fin a la guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), dejó Menorca bajo administración británica (1713-1802) y la sociedad menorquina de la época se ahorró el rigor de la ocupación borbónica. El XVIII sería el siglo de oro menorquín, económico y cultural, durante el cual el "menorquín" compartiría la categoría de lengua oficial con el inglés. No obstante, la intelectualidad menorquina siempre tuvo clara la pertenencia a un universo lingüístico y cultural catalán; y en 1804, Antoni Febrer (Mahón, 1761-1841), en su obra "Principios Generales de la lengua menorquina" diría: "no considero que esta lengua [el menorquín] deba su origen a Menorca [sino] que fue traída por los catalanes (...) y las reglas que en ella se dan (...) pueden servir también a los mallorquines, catalanes y valencianos".
...y los catalanes
En 1760, los representantes políticos de las ciudades Barcelona, Valencia, Palma y Zaragoza presentaban un Memorial a Carlos III, que reivindicaba la restauración del edificio político foral liquidado por la ocupación borbónica. En aquel documento ya se dice que catalanes, valencianos y mallorquines tienen una "lengua particular" (no varias lenguas). Pero la prueba definitiva la aporta Antoni de Capmany, la figura más destacada de la Ilustración catalana, que dice "el catalán, a mediados del siglo XIII, era la lengua nacional de tres provincias o reinos, a saber, de Catalunya, Valencia, Mallorca, Menorca e Ibiza, y de allí se comunicó mucha parte en Aragón (...) fue, en una palabra, una lengua nacional, y no una jerga territorial, desde el siglo XII hasta principios del presente (ocupación borbónica francoespañola de 1707-1714/15)".
Hace dos siglos y medio
Han pasado dos siglos y medio desde que los valencianos Galiana, Ros y Climent; los mallorquines Serra y los miembros del consistorio de Palma; el menorquín Febrer; o el catalán Capmany proclamaron la existencia de una comunidad lingüística cultural catalana que abarcaba los antiguos territorios de Catalunya, País Valencià y las Mallorcas. Han pasado dos siglos y medio desde que l'Académie Française des Sciencies cartografió la primera corografia de los países de lengua y cultura catalanas bajo ocupación española (1773). Este año, hace 150 que la sociedad cultural valenciana "Lo Rat Penat" formulaba y divulgaba, por primera vez en la historia, el concepto "Països Catalans" como el conjunto de territorios que compartían una misma lengua y cultura catalanovalencianas. Y hace más de 100 de la publicación del mapa lingüístico europeo de la Enciclopedia sueca.
Països Catalans, Països Valencians...
Desde hace siglos, todo el mundo está de acuerdo con la existencia de un espacio común, lingüístico y cultural que podemos denominar Països Catalans, Països Valencians, Països Catalanovalencians o Països Valencianocatalans. Desde hace siglos la comunidad académica internacional avala esta idea y reconoce la unidad lingüística y cultural del catalán. Los únicos que, todavía, lo discuten, son los propagandistas del nacionalismo español contemporáneo. Los mismos que subliman la unidad de la comunidad internacional hispanohablante y que nunca aceptarían que el castellano de Salamanca, el de Sevilla o el de Buenos Aires son idiomas diferentes. Los que hacen el ridículo más espantoso proclamando que la lengua de Formentera es el formenterenc y que exigen al gobierno de Catalunya la retirada de las pancartas populares de la fiesta mayor de la villa de Gracia.