Nantes (ducado independiente de Bretaña), año 1434. Nacía Reinaldo de Bretaña y de Anjou, hijo primogénito de Francisco I de Bretaña y de su primera esposa Violante de Anjou. Con estos datos, no tenemos ningún detalle que relacione aquel hecho con Catalunya. Pero la incógnita se aclara cuando sabemos que la madre de la criatura era una de los últimos bellónidas (la dinastía real catalana creada por Wifredo el Velloso en el siglo IX) que habían sobrevivido a la decrepitud de Juan I y de Martín I, y a la represión desatada por los Trastámara cuando pusieron el culo en el trono de Barcelona (1412). Cuando nació Reinaldo (1434), Alfonso V (el segundo Trastámara) estaba muy cuestionado por los estamentos de poder catalanes y era incapaz de engendrar descendencia. La chapuza de Caspe y el fantasma de una posible guerra civil se cernían sobre Catalunya.

Francisco I de Bretaña y Violando de Anjou. Padres de Reinald de Bretaña. Fuente Bibliothèque Nationale de France
Francisco I de Bretaña y Violante de Anjou. Padres de Reinaldo de Bretaña. Fuente Bibliothèque Nationale de France

¿Quiénes eran la madre y la abuela de la criatura?

Violante de Anjou, la madre de Reinald, era hija de Violante de Aragón y de Bar, la gran estratega del partido Valois-Anjou-Armagnac (el partido francés) en la guerra de los Cien Años (1337-1453), y la creadora del mito de Juana de Arco. Violante de Aragón (Barcelona, 1385 – Saumur, Anjou-França, 1442), era la hija primogénita del rey Juan I de Catalunya-Aragón y de su segunda esposa Violante de Bar. Fue la incomprensible cultura patriarcal de la cancillería barcelonesa, la que impediría a Violante ser reina titular —por legítimo derecho y orden sucesorio— de la corona catalanoaragonesa: a la muerte de su padre Juan I (1396), y a la muerte de su tío Martín I (1410). Casada con Luis de Anjou (1400), rey de Nápoles, duque de Anjou y conde de Provenza, y dotada de una inteligencia política extraordinaria, sería la gran dama de la última y decisiva fase del conflicto de los Cien Años. Francia remontó y ganó aquella guerra gracias a Violante, la catalana.

Luis II de Provenza y Violando de Aragón, abuelos maternos de Reinald de Bretaña. Fuente Bibliotheque Nationale de France y Catedral de Le Mans
Luis II de Provenza y Violante de Aragón, abuelos maternos de Reinaldo de Bretaña. Fuente Bibliotheque Nationale de France y Catedral de Le Mans

¿Por qué casaron Violante de Anjou y Francisco I de Bretaña?

A principios del siglo XV, Bretaña era un estado independiente en una posición geoestratégica muy valiosa. Estaba en el centro del poliedro donde se libraba la guerra de los Cien Años (1337-1453). Tanto franceses como ingleses habían desplegado una política de enlaces matrimoniales que tenía el propósito de inclinar Bretaña hacia su bando. Pero el 1430-1431, cuando se negoció el enlace Bretaña-Anjou, el bando francés ya tenía ventaja. El padre de la novia (es decir, el futuro suegro de Francisco I de Bretaña), era nieto de Juana de Penthievre, la última duquesa de aquella dinastía, expulsada por los Monforte en la guerra de sucesión bretona (1361-1364). Casar a Francisco (de la casa Monforte) con Violante (descendiente de los Penthieve) significaba suturar viejas heridas, y, políticamente, era tan beneficioso para los que ya gobernaban, como para los que hacía tiempo que habían perdido el poder.

Representaciones modernas de Juan I y de Violando de Bar, bisabuelos maternos de Reinald de Bretaña. Fuente Museo del Prado y Torre Bellesguard
Representaciones modernas de Juan I y de Violando de Bar, bisabuelos maternos de Reinald de Bretaña. Fuente Museo del Prado y Torre Bellesguard

Los difíciles equilibrios de los primeros Trastámara de Barcelona

Fernando I, el primer Trastámara, puso el culo en el trono de Barcelona con mucha energía (1412), confiado en la fuerza de sus aliados, las clases mercantiles catalanas y valencianas. Pero pronto tuvo que hacer frente a una oposición armada (la rebelión de Jaime de Urgell, 1413) y a una silenciosa disidencia (la poderosa aristocracia feudal catalana), que explicarían su prematura y misteriosa muerte en Igualada (1416). Su primogénito, Alfonso, tomaría el relevo, pero los primeros años de su reinado estuvieron presididos por una tensión política permanente. Alfonso prosiguió e intensificó la línea política autoritaria de su padre: y las clases nobiliarias, alarmadas, se reunieron en varias ocasiones para exigirle respeto a las instituciones, es decir, en el dibujo clásico del régimen feudal que consagraba el equilibrio de poder y de fuerzas corona-nobleza-iglesia.

El salto al vacío de Alfonso el Magnánimo

El año que nació Reinaldo en Nantes (1434), la corona catalanoaragonesa perdió Córcega. La certificación de aquella derrota se escribió con un lamentable episodio (los genoveses capturaron y degollaron al gobernador catalán de la isla, Vicentello d'Ístria), que delataba una evidente pérdida de fuerza en el contexto internacional. Después de la derrota corsa, Alfonso impulsó la campaña de conquista de Nápoles (1435). Pero aquella empresa se aventuraba complicada. Nápoles era un reino extenso y poblado, y el resultado de aquella empresa podía impulsar la corona catalanoaragonesa, de nuevo, al liderazgo mediterráneo, o la podía hundir en una crisis de proporciones inimaginables. La maniobra de Alfonso era un salto al vacío sin red y los estamentos de poder de Catalunya, sobre todo la nobleza, sumaron un nuevo agravio.

Fernando I de Catalunya Aragón y Alfonso V de Catalunya Aragón. Font Museo del Prado y Museu Nacional d'Art de Catalunya
Fernando I de Catalunya Aragón y Alfonso V de Catalunya Aragón. Fuente Museo del Prado y Museu Nacional d'Art de Catalunya

Los estamentos catalanes empiezan a mirar alrededor

Por todos estos motivos, los estamentos de poder catalanes, en diferentes medidas e intensidades, se convencieron de que los Trastámara, incapaces de entender la historia y la cultura catalanas y de trabajar a la manera catalana, no eran válidos para reinar en Barcelona. Y empezaron a mirar alrededor. No sería la última vez que lo harían. Tres décadas más tarde, entre 1462 y 1472, durante la guerra civil que enfrentó la corona y los remensas contra la aristocracia feudal, la Generalitat (gobernada por las oligarquías terratenientes) nombró un mínimo de tres reyes en sustitución de Juan II, el hermano y relevo de Alfonso el Magnánimo: Enrique IV de Castilla (nieto del primer Trastámara de Barcelona), Pedro de Portugal (nieto del desgraciado conde Jaime de Urgell), y Renato I de Provenza (hermano de Violante de Anjou, y, por lo tanto... ¡tío materno del pequeño Reinaldo!).

¿Por qué el pequeño Reinaldo se convierte en una amenaza para Alfonso el Magnánimo?

Volviendo a 1434, aquel contexto de desconfianza hacia la figura de Alfonso, provocó que el poder catalán buscara alternativas, entre ellas el pequeño bretón de ascendencia catalana. Aquella operación no fue posible por tres motivos. El primero, porque Reinaldo murió prematuramente a los cuatro años (1439). El segundo, porque Francisco y Violante no tuvieron más descendencia. La duquesa murió el año siguiente a la pérdida de su hijo (1440). Y el tercero, porque Alfonso, contra todo pronóstico, culminó con éxito la campaña de Nápoles (2 de junio de 1442). Pero si no se hubieran producido estas circunstancias, la corona catalanoaragonesa, cuando menos, Catalunya, se habría podido unir a Bretaña, claramente orientada hacia el Atlántico, en la persona de Reinaldo I, de la casa Monforte, y nuestra historia se habría escrito de una forma muy diferente.