Nos han contado que después de la Batalla de Almansa (1707), que precipitó la ocupación borbónica del País Valencià, la evolución de la causa austracista fue de mal en peor. Pero eso no es cierto. En 1710, tres años después de Almansa, Francia estaba en una situación económica desesperada y ya no podía sostener la ayuda militar a Felipe V. En ese momento, Luis XIV promovió unas conversaciones de paz en las que el representante francés negoció todos los escenarios posibles. Incluso ese en el que a Felipe V le mostraban la puerta de la calle.