Si nunca habéis sido fans, sabéis que los tiempos de espera pueden resultar infinitos. Pero estaremos de acuerdo que ocho años para escuchar un disco debut parece exagerado, y si no que se lo digan a los seguidores de Bad Gyal. Después de un save the date de La Joia durante su primer sold out en el Palau Sant Jordi, ahora hará un año, la catalana sacó el 26 de enero su álbum debut: LA JOIA. Y aunque se podía intuir perfectamente cómo sería el disco —ella misma había publicado la mitad de los singles en los últimos meses, y cantaba las inéditas en los conciertos, dejando poco margen para sorpresas—, su fanbase quedó fría, casi distante. Cosa curiosa teniendo en cuenta que los fans de Bad Gyal, entre los que me incluyo, son de los más devotos, pesados y eufóricos. Entonces, ¿qué ha pasado aquí? Quizás la mejor manera de entender este hecho, y este disco, es verlo como un segundo debut, un segundo nacimiento, una conquista de un nivel superior en la escala de estrellas del pop.

Vamos por partes. Consideramos su Slow Wine Mixtape como primer debut. Un disco de productores, experimental, presentándose ella como un diamante en bruto, con todo aciertos y ningún error, y mostrando ritmos, patrones y letras que hasta el momento eran impensables en nuestra porción de mundo. Descarada y dura como ninguna, nos tenía. Acumulaba gays'n'gals por momento, siendo su luz hacia la liberación del gozo. A partir de aquí todo fue un aumento gradual de fans, apariciones en medios mainstream como Vogue y la transformación hacia un icono de la moda Y2K. Y con eso un suave, pero constante, cambio en la manera de enfocar sus temas. La experimentación fue perdiendo terreno en pro de la fórmula pop dentro de los ritmos urbanos. Un trabajo constante e incansable que la llevó a trabajar con grandes artistas internacionales como Rema, Nicki Nicole o Sean Paul. Y a estas alturas la pionera de las Farelo no estaba para cantar en el metro con el Sónar y el pai se ha apagado. Lo dejó claro en el Sant Jordi cuando del Copernio de cristal, en lugar de un porro, sacó un gloss. Poco queda del underground, ahora ella quiere brillar.

Foto: Jordi Borràs / ACN

Así que, para disfrutar de este disco, tenemos que abandonar la idea de encontrar de nuevo a esta primera Bad Gyal. Ha crecido, ha evolucionado y ha pasado de ser un diamante en bruto a uno que nos deslumbra por derecho propio. Pero aunque hemos perdido cosas por el camino, La Joia es un disco que traspasará fronteras. Aunque, más allá del título, no exportará el catalán. Ya no es urbano, es pop urbano. Absolutamente comercial, accesible para todos los públicos, pero con el carácter de Alba de siempre. Ya conocemos las rompepistas Chulo pt.2 con Tokischa y Young Miko, Mi Lova con Myke Towers o Real G con Quevedo; y ni hablar de Sexy y Sin Carné. Pero el disco también cuenta con gratas sorpresas, reguetones duros y melodías impecables. Sin salir prácticamente de casa encontramos su colaboración con Morad, que le devuelve esta valía de calle, sintiéndose como un retake de Yo sigo Igual. Y si todavía uno es romántico de lo experimental, o busca esta vertiente visceral, quedan las producciones de Merca Bae, Intro y la guaracha Skit.

La Joia es un disco que traspasará fronteras; absolutamente comercial, accesible para todos los públicos, pero con el carácter de Alba de siempre

Si, en cambio, lo que quieres es el más pop posible, Bota Niña con Anitta, dulce y melosa pero sin perder los bajos rebotando en todo momento. Y la firma final 100% Bad Gyal es Perdió Este Culo, que parece un ejercicio de destilación de los mejores temas de su historia. Recuerda a Candela, a las producciones con Lowlights, o a la icónica actitud de Zorra. No podemos pedir más. Si no os gusta todavía, dadle tiempo, es un auténtico grower. Y a pesar de que las letras quizás son más suaves, o más claras, que, pongamos, Mercadona, la shawty independiente no pierde el ingenio.

La Joia es un disco que se proyecta en un futuro brillante desde la oscuridad del club, que cada vez es más como una terraza tropical. Ahora aquello de internationally va totalmente en serio. Como bien a dicho Alexia G. Herrero para el medio especializado Acero, no estamos delante de un disco para fans, si no delante de un disco para cultivar nuevos. Este 2024 encontraremos en un nuevo pedestal a una nueva Bad Gyal, una nueva era, más poderosa, exitosa y con las ideas más claras que nunca, y este disco es solo el principio.