Hay coincidencias maravillosas que parecen sacadas de un guion de ficción: “El artículo 47 de la Constitución Española dice que todos tenemos derecho a una vivienda digna; el artículo 47 del Estatut de Catalunya dice que los poderes públicos han de facilitar el acceso a la vivienda”. Imposible ser más subliminal y claro a la vez, más acertado en su cometido. Porque el destino es caprichoso y El 47 ha arrasado en los Premis Gaudí de la decencia y la lucha por una vivienda digna, con un majestuoso Eduard Fernández brillando como el mejor actor con su quinta estatuilla bajo el brazo y redundando el mensaje con su discurso: “Al llegar a casa del cine deberíamos ser consecuentes y no poner el alquiler lo más alto que podamos, sino a un precio asequible”. Pues eso.

🏆 Ganadores de los Premis Gaudí 2025: lista completa de películas y artistas
 

📷 Las mejores fotos de la gala de los Premios Gaudí 2025
 

Tenía que ser un duelo afilado con Casa en flames, pero la película de Marcel Barrena ha sido la ganadora indiscutible de la noche con ocho estatuillas. Se ha llevado la mejor película, actor, actriz secundaria, dirección de producción, vestuario, efectos visuales, maquillaje y peluquería, así como el premio del público, por llevar a la gran pantalla la historia de los vecinos de Torre Baró que batallaron incansablemente para tener unas condiciones de vida dignas y rebelarse contra un Ayuntamiento que ignoraba sus peticiones. Hasta que Manolo Vital se plantó y secuestró el autobús que conducía. El resto ya es historia. Especialmente emotivo ha sido el momento en que Joana Vital, nieta de Manolo y Carmen, ha subido al escenario para dedicarles la gesta con mensaje incluido. “Mi abuelo hablaba en castellano, mi abuela en catalán, y no han tenido nunca ningún problema en comunicarse y llevarse bien, supongo que se me entiende”.

Foto: Quique García / EFE

Pero la cinta de Dani de la Orden no se ha ido con las manos vacías y ha acabado recogiendo cuatro premios, con una Emma Vilasarau que ha brillado por encima de todo llevándose su primera estatuilla a los 65 años, después de toda una vida dedicada a una profesión cuya tendencia va cada vez más a la baja por culpa del edadismo rampante que reina en la industria. "Estamos muy lejos de llegar a la normalidad y pienso que no podemos permitirnos el lujo de perder la mirada de todas las mujeres que después de una vida multitasking han de llegar a una edad en la que han de gestionar los últimos años de su vida y decidir como quieren llegar al final", ha reiterado con una voz contundente, dedicándole el premio a su propia madre. Por su parte, el guionista Eduard Sola, el artífice de la historia sobre esta familia burguesa que no sabe querer bien, ha comparado su talento con el hecho de que su abuelo era analfabeto y de fuera. “Sigamos acogiendo a los de fuera y veremos que dentro de unos años escribirán grandes historias catalanas”, ha lanzado al aire, visiblemente emocionado.

Había dudas sobre quién ganaría la mejor actriz secundaria, pero Clara Segura se ha alzado con su cuarta estatuilla y por segundo año consecutivo, siendo ya la actriz más premiada de la historia de los Gaudí. Y a pesar de no poder contar con su presencia —tenía un bolo en Tàrrega—, su eco ha sido enorme: ha querido entregar el galardón a la Asociación de vecinos y vecinas de Torre Baró como símbolo de las luchas que consiguieron que sus calles se impregnaran de dignidad. Ha sido Enric Auquer el reconocido como mejor actor secundario por interpretar al hijo enmarado de la Vilarasau en Casa en flames, aunque su breve discurso se ha alejado de la burguesía a más no poder. Más todavía: la ha desafiado, tocada y hundida. “El día 31 hacen un desahucio en Casa Orsola, si no tenéis nada que hacer…”, ha insinuado.

Sin sorpresas ha llegado el premio para Laura Weissmahr, un enorme descubrimiento interpretativo que ha ganado la mejor actriz revelación por interpretar a una madre primeriza en plena depresión postparto en Salve Maria, adaptación del libro Las madres no, de Katixa Agirre. Una película que ha puesto en el centro del debate una perspectiva de la maternidad que sigue socavando la integridad de las mujeres y que ha acabado la noche también con la estatuilla a mejor guion adaptado. El retrato de la no maternidad que plasma Mamífera, sin embargo, no ha conseguido llevarse ninguna estatuilla para casa, mientras que Polvo serán ha ganado en cuatro categorías, entre ellas mejor película de habla no catalana, y Segundo premio ha acabado la noche con la dirección, el sonido y la fotografía.

Foto: Quique García / EFE

El empoderamiento femenino también ha pisado con fuerza en la categoría de mejor documental, con Diari d’una sextorsió sobresaliendo y demostrando por qué es importante dar visibilidad a la oscuridad que hay en Internet, una negrura que se cierne sobre las mujeres. Explica el ciberacoso feroz que sufrió su directora, Patricia Franquesa, cuando le robaron el ordenador y la amenazaron con un contenido íntimo que jamás tuvo que salir de su propia privacidad. Y en su turno, Judith Colell, presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, ha sacado pecho del buen momento que pasa el cine catalán, pero ha vuelto a sacar a relucir las denuncias contra los abusos sexuales en el sí de la industria. “Es una lacra que debemos erradicar, tendemos la mano a las víctimas y las animamos a que sigan denunciando”. Si el año pasado fue el de la polémica del caso Vermut, este le ha tocado al cineasta Eduard Cortés, denunciado ya por una cincuentena de mujeres. Y los que todavía no han salido.

La gala ha ido a piñón, como suele pasar en los nuevos tiempos audiovisuales y las tendencias aceleradas de TikTok pisándonos los talones. Ha sido una noche todoterreno que ha hecho difícil saborear cada momento con detenimiento. Paula Malia y Marc Clotet hubieran estado correctos si no hubieran desaparecido gran parte de la gala, y su ausencia ha enrarecido la retransmisión de la ceremonia por no tener ningún tipo de coherencia. Y lo poco que han hecho —empezar musicando Tren de mitjanit de Sau ha sido un guiño chulo— ha estado lejísimos de las reivindicaciones constantes con las que marcaron el ritmo Ana Polo y Maria Rovira el año pasado, aunque con una modesta Judit Martín evitando que los invitados empezaran a bostezar de inacción.

Foto: Lorena Sopena / Europa Press

El toque de protesta sí lo ha dado Pep Ambròs, que se ha convertido en un particular Follonero para interrumpir la gala —y presentarla clandestinamente después—y quejarse de por qué había que compararse con Hollywood si aquí no hay ni la pomposidad ni los sueldos americanos. “¿Qué os representa más, un traje o una camiseta del Sindicat de Llogateres? ¡Yo tengo clarísimo lo que me representa!”, y debajo el traje ha aparecido el logo sindical, mientras le ha agradecido a Manolo Vital el haber luchado por cambiar las cosas. También ha repartido contra los abusadores sexuales y sus cómplices —“¡que caigan todos!”— y el orgullo por tener un cine de calidad en nuestra lengua que no para de crecer. Tampoco se ha amedrentado la actriz y guionista Mi Hoa Lee, que ha secuestrado la entrega de un premio para reivindicarse en contra del genocidio del pueblo palestino perpetrado por Israel. “No me perdonaría estar en un sitio como este y no hacer uso de mis privilegios para dirigirme a las máximas autoridades de Catalunya y Barcelona; dejen de hacernos cómplices, no en nuestro nombre”. 

La fiesta de los Gaudí han terminado después de tres horas poco dicharacheras, pese a ser seguramente el mejor año de la historia del cine catalán y con la sensación de estar casi en el mismo punto que doce meses atrás. Los mismos abusos contra las mujeres, las mismas demandas sociales, casi la misma modestia a la hora de reconocer que nuestro cine ya se está posicionando como una de las grandes garantías culturales que tenemos, porque cerca de un millón de personas se ha atrevido a llenar las salas hablando en catalán. Y también más posibilidades de quedarse sin casa y dormir en la calle por culpa de unos alquileres nefastos que no dejan de subir y que probablemente nos van a acabar obligando a todos a secuestrar nuestro propio autobús.