Mercè Rodoreda es la escritora catalana más reconocida del siglo XX. Gabriel García Márquez comentó que La plaça del Diamant era "la novela más bella que se ha publicado en España después de la guerra civil". Algunas de las obras menos conocidas de Rodoreda acaban de ser reeditadas por Edicions 62 en el volumen Obres de joventut. Novel·les, narracions, periodisme, con la colaboración del Institut d'Estudis Catalans y la Fundació Mercè Rodoreda. Si bien algunos de estos textos, como Aloma o algunos de los cuentos, ya eran bien conocidos, otros hasta ahora estaban dispersos en bibliotecas y librerías de viejo, y sólo estaban al alcance de unos pocos especialistas.
La Rodoreda menos conocida
Este tomo pretende completar los dos de la Narrativa completa de Rodoreda que el mismo editor publicó en 2008. El volumen actual se compone de cinco novelas, catorce cuentos para adultos, quince cuentos para niños, una serie de artículos y colaboraciones en prensa, la correspondencia con su profesor de catalán y dos alocuciones radiofónicas. Eran textos que se habían difundido antes de la guerra, y que en la actualidad eran bien difíciles de localizar. De hecho, la antología no es completa, porque hay algunos cuentos de Rodoreda que no han podido ser localizados. El presente volumen fue impulsado por el profesor Joaquim Molas, que se pasó cuarenta años reivindicando su publicación. Por desgracia, murió antes de verlo editado.Una prueba de superación
Mercè Rodoreda no fue a la escuela durante mucho tiempo. Todo el mundo esperaba que se limitara a casarse y a hacer de madre de familia. Su matrimonio con un tío adinerado, y el nacimiento de su hijo no la llenaron, sino que por lo contrario, le produjeron una gran frustración. Entonces se apuntó a una academia para aprender a escribir en catalán, y con mucho tesón, consiguió ir mejorando su estilo y pudo dedicarse al periodismo, como un paso previo hacia su sueño: la creación literaria. El ambiente progresista de la República la ayudó a promocionarse profesionalmente y a introducirse en ambientes que hasta aquel momento habían sido exclusivamente masculinos. No sólo había nuevas estructuras y nuevas posibilidades de trabajo, sino también nuevas ilusiones. Los textos agrupados en estos antología no habrían sido posibles en otro contexto. Pero la clave de las obras de madurez de Rodoreda fue su eterno espíritu de superación: nunca acababa de estar satisfecha con aquello que escribía. Ella decía:Escribo porque me gusta escribir. Si no me pareciera exagerado diría que escribo para gustarme a mí. Si de rebote lo que escribo gusta a los otros, mejor. Quizás es más profundo. Quizás escribo para afirmarme. Para sentir que soy...
Rodoredistas contra Rodoreda
En vida, la escritora había rechazado que se publicaran de nuevo algunas de las obras incluidas en este volumen. Alegaba, simplemente, que eran malas (no las consideraba obras "de verdad"). Y en 1969 hizo profundos cambios a su quinta novela, Aloma, antes de republicarla, a pesar de que ésta había ganado el premio Creixells en 1937. Durante años, la Fundació Mercè Rodoreda impidió la reedición de los textos de juventud, con el fin de preservar la voluntad de la autora, pero ante la presión de los estudiosos, que reclamaban tener acceso fácil a las obras tempranas de la autora, ahora ha decidido lanzar esta publicación. Y eso, aunque algunos especialistas en Rodoreda han destacado que la obra de la escritora obtuvo su madurez con la experiencia del exilio, y que es esta la que da sentido a lo mejor de su obra. No obstante, Rodoreda, después de introducir grandes cambios en la segunda edición de Aloma reconocía que el texto había perdido "la santa inocencia y la gran espontaneidad". La guerra y el exilio maduraron la escritura de Rodoreda, pero también le erosionaron el entusiasmo. Mejoraba el estilo, pero desaparecía la huella de la juventud. Y el humor: la frescura de las obras de juventud, fruto de un carácter abierto, dejó paso, en las obras de madurez, a un universo mucho más cerrado, desconfiado, introvertido. La guerra también pasó factura a Mercè Rodoreda.El secreto, ¿destapado?
Rodoreda vivió sus mejores momentos durante el periodo de la República. Unos tiempos en los que también otras mujeres, como Aurora Bertrana o Anna Murià consiguieron destacar. Rodoreda trabajó como periodista y como correctora, pudo publicar sus primeras obras, ganó premios y se relacionó con lo mejor de la intelectualidad local, de Joan Puig i Ferreter hasta Francesc Trabal. Colaboró con Tísner en la elaboración de literatura juvenil, hizo radio e incluso hizo incursiones en el mundo del teatro. Y, durante algún tiempo, mantuvo una relación, no se sabe si platónica o real, con Andreu Nin, el líder revolucionario del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Dicen que después del asesinato de Nin por los agentes estalinistas, Rodoreda guardó durante años su última carta; cuando su marido la rompió, recogió los fragmentos y siguió conservándolos. Los estudiosos dicen que algunos cuentos del periodo de la guerra, que relacionan la muerte y el amor, se refieren, en realidad, a la relación entre Rodoreda y Nin.Palabras de mujer
Mercè Rodoreda, una mujer muy moderna, nunca se consideró feminista. Y, a pesar de todo, su obra constituye, en sí, una reivindicación de la feminidad, tal como se puede ver en Obra de juventud. En muchos textos suyos cierne la sombra de Gustave Flaubert, y sobre todo de Madame Bovary: las protagonistas son mujeres infelizmente casadas que buscan una salida en la literatura o en los amantes (tal como había hecho ella misma). La escritora confesaba que algunas de sus protagonistas, "se sentían perdidas en medio del mundo", tal como ella misma. Justamente, la novela Del que hom no pot fugir, incluida en este volumen, tiene como argumento la tragedia de una mujer que acaba loca cuando trata de vivir una vida diferente de la convencional. Y Aloma, la protagonista de la novela homónima, es una chica baja de autoestima, que se siente perdida en sus relaciones con el mundo y con los hombres.En el volumen se incluyen algunas entrevistas realizadas por Rodoreda a escritoras de su época, como Llucieta Canyà o Maria Teresa Vernet, donde se reflexiona sobre el papel de la mujer. Y también se reproducen algunas colaboraciones en prensa, que reflejan los problemas profesionales que Rodoreda tuvo como mujer: Sebastià Juan Arbó, en una entrevista, afirma abiertamente que le desagrada que las mujeres vayan a la universidad y escriban.