“Como cineasta, yo no sabía cómo hacer El padrino. Aprendí sobre la marcha... haciéndola”. Francis Ford Coppola se sinceraba con estas palabras en las páginas de The New York Times al recordar los 50 años que han pasado desde el estreno de su adaptación a la pantalla grande de la novela homónima de Mario Puzo. El 14 de marzo de 1972 se estrenaba en Nueva York El padrino, medio siglo después, este drama mafioso de tintes shakesperianos dirigido Coppola y protagonizado por un elenco espectacular en el que figuran estrellas de la interpretación como Marlon Brando, Al Pacino, Robert De Niro, Diane Keaton, James Caan, Talia Shire, John Cazale... reluce como una de las mayores obras de arte de todos los tiempos. Descubrimos 5 detalles que podrían haber cambiado su historia.
Hijo de una familia de origen italiano, Mario Puzo fue el gran novelista de la mafia, etiqueta que tomó absoluta relevancia con la publicación de El padrino, bestseller absoluto que permaneció durante setenta y siete semanas como número uno de lista de los libros más vendidos del New York Times (la novela se tradujo a veinte idiomas y despachó más de 11 millones de ejemplares en todo el mundo). Puzo siempre destacó Fiódor Dostoyevski como su gran influencia literaria y la huella de la familia Karamazov es bien visible en la creación de la saga de los Corleone.
Puzo fue, juntamente con Coppola, el guionista de la versión cinematográfica de su novela, tarea por la cual ganó el Oscar. Curiosamente, Mario Puzo siempre insistió en que El padrino era la peor de sus novelas. Un relato que escribió a contratiempo y con aspiraciones de bestseller para poder pagar las muchas deudas que tenía entonces.
Fue uno de los personajes que elevaron a leyenda el estatus de actor de Marlon Brando, pero el icónico intérprete de El último tango en París (1972) y Apocalypse Now (1979), que por aquel entonces pasaba por uno de los momentos más bajos de su carrera, no fue la primera opción para dar vida al Don Vito Corlone. De hecho, los productores no querían verle ni en pintura. Antes que Marlon, optaron al papel otros titanes del cine como Ernest Borgnine, Richard Conte, Anthony Quinn, Raf Vallone, Laurence Olivier y George C. Scott. Ahora nos resulta imposible imaginarnos a un padrino sin los pómulos de Brando.
El año 1972, el del estreno de El padrino, Marlon Brando concedió una entrevista a la revista Fotogramas. Arrogante como la gran estrella que siempre fue, el emblemático actor soltó respuestas cargadas de soberbia. Como cuándo la histórica cabecera cinematográfica barcelonesa le recuerda que, antes que a él, el papel de Don Vito había sido ofrecido a Laurence Olivier, Anthony Quinn, George C. Scott... "Elección clamorosamente errada. ¿Usted cree que El Padrino podría ser el filme que es sin mí? Don Vito Corleone no podía ser otro que Marlon Brando".
Cuando Brando recibió el Oscar al mejor actor, envió a recogerlo a una joven actriz nativa norteamericana que. en lugar de ofrecer un discurso de agradecimiento, leyó un manifiesto en contra de la industria de Hollywood a la cual acusó de dar un trato vejatorio a su pueblo en las películas.
Si nos parece imposible imaginarnos un Don Vito que no se sea Marlon Brando, imposible también nos resulta pensar en un Michael Corleone en otra piel que no fuera la de Al Pacino.
Cuando El padrino se va estreno en 1972, Pacino era un joven actor todavía por consagrarse. No es extraño, pues, que los productores del filme prefirieran opciones más consolidadas como las de Rod Steiger, Dustin Hoffman, Ryan O'Neal, Jack Nicholson, Martin Sheen o, muy especialmente, Robert Redford. Otro actor que optó en el papel fue James Caan, quien finalmente participó de esta obra maestra del cine, pero dando vida en Sonny, el hermano de Michael.
"Estoy aquí porque hice a El padrino", ha admitido recientemente Pacino en una entrevista con el diario The New York Times. "Para un actor, eso es como ganar la lotería. A la hora de la verdad, no tuve nada que ver con la película más que interpretar el papel". Por su parte, Francis Ford Coppola insistía en otra entrevista que "cuando leí el libro El padrino, no dejaba de imaginarlo. No tenía una segunda opción. Para mí, siempre fue Al Pacino. Esta es la razón por la cual fui tan tenaz en conseguir que interpretara a Michael. Este era mi problema".
Ahora figura imprescindible para entender el estallido del New Hollywood y, consecuentemente, de la historia del cine a partir de la segunda mitad del siglo XX; Francis Fprd Coppola, no era ni mucho menos el candidato favorito de los productores de la Paramount para dirigir la versión cinematográfica de la novela de Mario Puzo.
Cuando la productora se hizo con los derechos del relato de mafiosos del escritor de Nueva York, trazaron una lista de candidatos a dirigirla. Coppola era el número 13. Antes de él, un cineasta que en aquel momento, con 32 años, ya había rodado cinco películas, todas ellas con un recorrido comercial más que discreto, figuraban nombres como Arthur Penn, Franklin J. Schaffner, Peter Yates, Richard Brooks... Una tormenta perfecta de hechos, acabaron propiciando que Coppola fuera el realizador.
De ascendencia italiana pero sin ningún tipo de interés por las historias de mafiosos, Coppola aceptó la propuesta porque en aquellos momentos no tenía un duro y sí un montón de deudas. No estaba todo hecho: està documento que hasta en cinco ocasiones la Paramount estuvo muy, muy, muy cerca de despedir al director. Aquella suma de azares cambiaría para siempre el devenir del séptimo arte.
Es, indudablemente, una de las bandas sonoras más emblemáticas de la historia del cine. Sólo hay que escuchar los primeros compases de la partitura escrita por Nino Eructa para saber que se trata de la música de El Padrino.
Fue el director de la película, Francis Ford Coppola, quien se encaprichó de Rota, colaborador habitual de toda una eminencia del séptimo arte como Federico Fellini. De hecho, el realizador viajó a Italia para realizar en persona una oferta que Rota no pudo rechazar. La composición del maestro italiano fue nominada al Oscar a la mejor banda sonora, reconocimiento que esta vez se le escapó. Rota se llevó la estatuilla dos años después por la partitura de la segunda parte de El Padrino.