Cuanto más tiempo pasa conocemos mejor el Gilgamesh, el más antiguo de entre los más antiguos poemas conservados en nuestro viejo mundo, más cerca estamos de aquel original fresco y juvenil. El artificio es como el elixir de la inmortalidad, se llama filología o saber de la restitución de textos. Consiste en una lucha épica contra el paso del tiempo, de un tiempo entendido como olvido e ignorancia, pero con la fe inquebrantable en que el día de mañana el avance, el progreso científico, nos acercará cada vez más al original gracias, precisamente, al paso del tiempo.
El artificio es como el elixir de la inmortalidad, se llama filología o saber de la restitución de textos
La primera maravilla desconcertante
Lluís Feliu y Adelina Millet ya habían vertido la obra al catalán en el 2007, pero las tabletas IV, V y X, escritas en elegante caligrafía cuneiforme, tienen ahora un texto mejorado, más inteligible. Por supuesto que la epopeya no es la original, compilada hace más de cuatro mil cien años en lengua sumeria, una lengua aislada de la que sabemos poco, sin familia ni parentesco. Y que nada tiene que ver con la traducción semítica que utilizamos como texto inicial, el Gilgamesh en acadio, las doce tablillas de arcilla procedentes de la primera grandísima biblioteca de Nínive, la de Asurbanipal o Aššur-bāni-apal. Son doce tablillas de acuerdo con la preocupación astrológica, cosmológica, del poema. El valle de los dos ríos, el Tigris y el Éufrates, se nos abre como un libro de los nuestros, cosido y de papel. Ésta es la primera de las desconcertantes maravillas de la civilización babilónica, hoy conservada en el Museo Británico.
El valle de los dos ríos, el Tigris y el Éufrates, se nos abre como un libro de los nuestros, cosido y de papel
Aquello que pensaban nuestros tatarabuelos
Adentrándote en el Gilgamesh te das cuenta inmediatamente de que las literaturas originarias de los tiempos de la invención de la escritura se parecen. Y que los héroes de esta epopeya, Gilgamesh y Endiku, tienen muchas similitudes con Heracles o Hércules y sus doce trabajos, consagrados por el mundo greco-romano, imperialista y sintético. Que el mundo de los orígenes está permanentemente abocado fuera y que todas las culturas de entonces son relativamente pequeñas, intermitentemente guerreras y colaboradoras, permeables, curiosas y emparentadas, como, por ejemplo, atestigua la versión hitita y hurrita del poema. Lo más seguro es que casi todos los pueblos antiguos supieran la historia de Gilgamesh como hoy casi todos los pueblos conocen la historia del Titanic o la de Romeo y Julieta.
Lo más seguro es que casi todos los pueblos antiguos supieran la historia de Guilgamesh como hoy casi todos los pueblos conocen la historia del Titánic o la de Romeo y Julieta
Fue no sólo un hombre sino a la vez un dios, porque como se nos explica, a la manera eficaz de una receta de cocina, dos tercios de él eran divinos contra uno mortal. Eliminando de esta forma las particiones identitarias duales o contrapuestas entre las del lado paterno y maternoa. Endiku ha sido creado por la diosa Aruru para que destruya a Gilgamesh, pero como ocurre en las mejores historias, la continuación de la historia siempre es inesperada, porque nada está escrito ni es definitivo. Los dos guerreros después de pelear se hacen amigos y, entre otras muchas maravillas, viajan al más allá, al mundo de los muertos, antes que Ulises, que Eneas, antes que Dante a la trepidante Commedia. Sin duda ésta es la razón del éxito popular de este primerísimo libro de todos los libros: la preocupación por combatir a la muerte, alargar la vida, por luchar contra el paso del tiempo, por convertirse en inmortales. Da miedo y a la vez emoción ver en lo que pensaban nuestros tatarabuelos remotos, en cómo seguir viviendo, de alguna manera, en cómo escapar a la cruel ley del inevitable paso del tiempo.