Empar Moliner (Santa Eulàlia de Ronçana, 1966) recibe el equipo de ElNacional.cat en El Petit Celler, una bodega de vinos situado en la calle Beethoven de Barcelona, un espacio que conoce bien y donde se siente cómoda para atender a los periodistas que la atosigarán a preguntas. Con una copa de vino blanco en las manos, y una vez se ha asegurado de que el camarero nos ha servido a todos unos bebidas, se dispone a hablar del libro que acaba de publicar. Se titula Benvolguda, y es una novela que parte de una certeza demoledora que tiene la protagonista y que revela en la primera página, cree que su marido la engañará con una nueva compañera de trabajo. A partir de aquí, será el lector el que decidirá si las decisiones que desencadenará esta situación serán acertadas o no, y obligarán a cuestionarnos si hay una manera correcta de amar. Moliner explica que la protagonista de esta historia, una mujer acostumbrada desde la infancia a luchar contra la supervivencia, no tiene ninguna otra opción que darse cuenta de lo que es envejecer por dentro asumiendo la vulnerabilidad del amor matrimonial y aceptando la drogodependencia de la maternidad. La autora remarca que, aunque siempre se ha escrito del declive sexual masculino con mucho éxito, no se ha hablado literariamente de la menopausia. Con Benvolguda, Moliner se ha alzado con el XLII Premio de las letras catalanas Ramon Llull 2022.
¿Qué supone para ti haber ganado el Premio de las letras catalanas Ramon Llull 2022?
Gracias al premio probablemente mucha gente se comprará mi libro, porque puede gustar; sería espectacular si fuera así.
¿Para ti el éxito qué es? Que se lo compre mucha gente, que guste...?
Éxito es una palabra muy extraña, no depende nunca de cuánta gente se lo compre. Hoy he leído la primera crítica y era bonita y he pensado, qué alegría, cómo me ha entendido. ¿Pero una mala crítica no sería éxito? Me sabría muy mal, seguramente. Al final, el éxito es que te quieran..
¿Haces caso de las críticas?
Sí. Pero tú tienes que saber si lo que haces está bien hecho, si está bien escrito, si es honesto..., puede ser que alguien te diga que no le ha gustado. Es como los puntos Parker, si sales a las listas Parker, estás muy contento, si no sales, puedes decir, ostras, a Parker le gusta un estilo de vino y lo que yo hago es otro estilo diferente.
¿Para ser una buena escritora tienes que leer muchísimo?
Exacto, hay gente que te encuentras que escribe y no ha leído nada, también te encuentras gente que quiere cocinar y no le gusta comer ni va a restaurantes a probar cosas nuevas. ¿Sabes cuándo decían que el leer no te haga perder el escribir?, pues ahora es ¡que el escribir no te haga perder el leer!
¿Estos que dices que escriben, pero no leen, son personalidades mediáticas?
Sí, y siempre los pregunto qué han leído últimamente, porque eso te da mucha información.
¿Y tú, qué has leído últimamente?
Un libro que me ha gustado mucho que se titula Inquiets. Es de la Linn Ullmann, la hija del cineasta sueco Ingmar Bergman y de la actriz Liv Ullmann. En el libro habla de sus padres, me ha parecido tiernísimo.
La protagonista de tu historia sabe, desde el primer momento, que su marido se enamorará de otra mujer.
La gracia de la lectura de este libro es que está escrito en primera persona y eso es una maravilla, porque el lector tiene que averiguar si lo que dice la protagonista realmente lo dice porque se lo cree, o se está engañando, y por lo tanto, te está birlando. Lo que le pasa a la protagonista puede ser que sea una profecía autocumplida. Es el lector el que tiene que decidir qué sucede aquí.
El libro está escrito en pequeños párrafos.
Sí, y los excursos que hay he procurado que estén vivísimos, para que tú como lectora todo el rato tengas la sensación de que lo que se explica es verdad. Tiene que haber verdad, honestidad y corazón abierto, porque si no, lo has cagado como autor.
Aunque la protagonista de la novela sabe que su marido la engañará, ella no se siente celosa.
Los celos de Remei (la protagonista), los tuvo años atrás, pero en este caso, con la menopausia, ha abandonado la furia y la empapa la calma, y esta es la historia que quiero explicar en este libro, quiero hablar de una tía que tiene la menopausia.
¿Es literario hablar de la menopausia?
Ojalá lo sea. El declive sexual masculino se ha explicado con un éxito maravilloso. Philip Rott, el escritor estadounidense, lo ha contado y nos hemos muerto leyendo aquello, y Michel Houellebecq también.
La menopausia no se ha explicado en la literatura y yo quiero hacerlo.
¿Es una novela autobiográfica?
Entiendo que el lector busque todos los paralelismos, pero yo siempre he escrito sobre lo que hay a mi alrededor, lo empecé haciendo así en el año 99 y ahora sigo haciéndolo igual, no me puedo inventar nada, me lo copio todo. Cuando esté en el asilo escribiré sobre el asilo.
Tengo que confesar que te he encontrado, leyéndome el libro.
De la novela tengo que pedir una cosa a los lectores y sé que es muy difícil, pero no me tienen que ver. Cuando hagan la traducción al francés no lo tendré que pedir, porque como no me conocen tanto no habrá problema. Yo misma, con los autores que me gustan, no puedo evitar verles, como Ferran Torrent, Martin Ami o Sergi Pàmies, que siempre los veo.
En este libro aparece tu sentido del humor, la ironía que tanto te caracteriza.
Siempre escribo sin pensar, y siempre hay alguien que me dice, "¡cómo me he reído con eso!" y entonces me lo miro y pienso, ah pues sí. Pero a mí siempre me sorprende, no busco el chiste, porque la vida y las novelas son para mí, lo que dicen ahora 'dramedia', una pizca de drama y de comedia, un poco de ironía, un poco de todo.
En el libro no solamente hablas de la menopausia, sino de las relaciones de pareja, de la maternidad, del amor, el perdón..., has construido una historia muy realista y cotidiana.
La idea es que la protagonista, que es artista, busca todo el rato, el realismo, el costumbrismo y para obtenerlo, hace cosas no costumbristas. No es lo que yo haría, pero cuando tú escribes una novela no tienes que querer siempre redimir a los personajes y que salgan adelante, yo eso no lo puedo hacer, no lo he hecho nunca, no me sale. Tampoco quiero decir que la manera de amar de este personaje sea buena o mala, únicamente explico que quizás no sabe amar, o que quizás sabe demasiado.
Háblame de la portada del libro.
La ilustradora es Cristina Losantos. La contacté porque la admiraba. Cuando hay alguien que hace una cosa que me gusta le escribo un mail o una carta. Ella siempre dice que en un dibujo tiene que haber una idea, y la idea de este dibujo es que ellos tienen los brazos entrelazados, y me gusta mucho, me encanta.
¿La música y el alcohol están muy presentes en el libro, también en tu vida?
En mi vida está más presente la música de los años 70 que la clásica, pero es verdad que una vida sin música no me la imagino. Pere Bardagí, un amigo que admiro mucho y que es violinista, me ha ayudado con la música clásica (dos personajes del libro son violinistas y aparecen tecnicismos).
¿De qué disfrutas en la vida?
Me gusta todo lo que es fungible, todo aquello de lo que no queda nada. La música, el teatro, los libros, una relación sexual, una comida..., de todo eso no queda nada, solamente tu recuerdo, y eso es bestial.
¿Te autocensuras?
No, no lo diría. En la novela es cuando eres más libre del mundo.
¿Y en los medios?
Tampoco
¿Con quién te gustaría ir de copas?
Con la viuda clicquot*, esperando que pague ella.
¿Cómo te defines a ti misma?
Soy muy mala con estas cosas, la mujer de Lord Byron lo definió como un loco, feo y peligroso, no me parece mal. Creo que tengo el síndrome de Stendhal permanente, no puedo parar de alucinar. Es la idea de decir, veo un monumento y casi me desmayo, pues, ahora lo entiendo. Yo he llorado con algún vino, y se me ha puesto carne de gallina con alguna comida y con algún libro y con alguna canción.
¿Y con el sexo?
También, claro. Con todo lo que es fungible.
¿Llegaste a ir a la universidad?
No, yo me marché de casa a los 17 años con una compañía de teatro que pasaba por mi pueblo. Me habría encantado ir a la universidad.
¿No te planteas ir ahora de adulta?
Si tuviera tiempo me gustaría hacer estudios literarios, o historia o lenguas clásicas, pero no lo tengo. También me gustaría sacarme el carnet de conducir, sin embargo, no tengo tiempo ni dinero.
¿Tienes proyectos futuros?
Tengo ganas de escribir una obra de teatro musical, y también estoy empezando otra novela, todo el rato tengo cosas en la cabeza, aparte de cuentos que los voy escribiendo hasta que al final sale un libro.
A pesar de la pandemia, nos despedimos con un fuerte abrazo y un buen pellizco afectuoso en el culo.
* Aclaración: La viuda Clicquot (Barbe-Nicole Ponsardin Clicquot) fue la gran dama del champán francés. Actualmente las botellas de champán de esta marca están muy bien valoradas.