Supongo que hubo un día en el que Nathy Peluso decidió que sus pies siempre valdrían más que el suelo que pisaba. No por soberbia ni por narcisismo: sería por supervivencia. A sabiendas de probar suerte en un mundo de hombres, colmado de cabezas de cartel con bulto entre las piernas, seguramente Nathy Peluso soñó fuerte, y cerró los ojos un momento, y apretando los párpados escogió mandar los límites a paseo y amarse, amarse todo el rato con la fuerza de un volcán. Seguramente lo haría rápido para no darle tregua al arrepentimiento y, ya cuando los abrió, el deseo se concedió. Me gusta pensar que la fuerza y el empoderamiento que veo en Nathy Peluso se puede conseguir en un abrir y cerrar de ojos o en los 3.47 minutos que dura Business Woman: cuántos dolores de cabeza nos ahorraríamos las mujeres del mundo.
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La argentina, que ya se estrenó en el festival en 2018, ha sido la encargada de bendecir el concierto inaugural del Sónar 2022—sí, el anunciado en los botellines de Estrella Damm—, el primero que se celebra en tres años —desde 2019— después de una pandemia que ahora nos obliga a vivir a mil revoluciones por hora. Antes de salir a escena, miles de móviles han iluminado un escenario sobrio en atrezzo en el que ha empezado a sonar guitarra y batería, hasta que la Peluso ha pisado el escenario con una naturalidad indulgente. Ha sonado Celebré y nadie ha recordado que hace cinco años apenas se la conocía. Pese al calor aplastante de una Barcelona a casi 30 grados, las 14.000 personas presentes han coreado, se han movido al son de la salsa y del blues y de la música urbana, celebrando su último álbum Calambre (2020), con el que ganó el Grammy Latino a Mejor Álbum de Música alterativa. Y Nathy ha respondido en cuerpo y alma porque puede, pero sobretodo, porque quiere.
La noche ha arrancado con la mezcla de r&b, electrónica y trap de ODDLIQUOR como telonero, y ha terminado con DEFENSA, que le ha puesto el colofón a la primera jornada de este primer Sónar postpandémico. La de esta noche, además, ha sido la primera cata de la artista en el festival de electrónica de este año, ya que el viernes 17 de junio vuelve para ofrecer otro espectáculo de talento y sensualidad, esta vez ya en el marco del Sónar de Noche. "Aprovechemos esta noche para darnos cuenta de la suerte que tenemos", ha dicho la cantante antes de firmar uno de los momentos más esperados del show, cuando las notas pegadizas de Ateo, que canta con C. Tangana, han empezado a sonar. Pucho no ha aparecido, pero sí ha suscitado dudas sobre la posibilidad que ambos canten juntos mañana, ya que están programados en el festival el mismo día y a horas distintas.
Mafiosa, Delito, Sana sana, Puro veneno, el tema Nasty girl con Bizarrap, Corashe o el siempre respetado y adorado Vivir así es morir de amor, de Camilo Sesto, también han brillado con luz propia en una noche de normalidad absoluta que ha vuelto a ser la regla en lugar de la excepción. Un público entregado al que no le ha importado ni el bochorno horrible ni que mañana sea día laboral: cuánto echábamos de menos el jolgorio por el jolgorio. Una fiesta como las que soñábamos volver a vivir y que, a falta de las dos jornadas más fuertes del Sónar 2022, ha servido de presagio para avisar a los transeúntes de que, lo que se viene a continuación, va a ser muy digno de antaño.