El Ayuntamiento de Barcelona ha preparado un gran estudio sobre la cultura y los barceloneses. Se trata de una encuesta detallada que va más allá del consumo cultural y que trata de analizar también las necesidades culturales de la población y su participación en el mundo cultural. Joan Subirats, concejal de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad del Ayuntamiento, ha apuntado que había que hacer estudios rigurosos sobre las desigualdades en el campo cultural, como el presente, al igual que se habían hecho anteriormente, por ejemplo, en el campo sanitario. Esta encuesta está basada en un trabajo de campo realizado hace un año, a partir de 1650 entrevistas a pie de calle (pero realizadas sólo en algunos barrios escogidos en función de su nivel de renta). Este es un trabajo sociológico, realizado por Nicolás Barbieri y el equipo del Institut de Cultura de Barcelona, destinado básicamente a la planificación, pero cualquiera puede consultar los resultados a partir de la página web de Barcelona Cultura.
Desigualdades por nivel de renta
El estudio pone énfasis en la existencia de grandes desigualdades en el acceso y la participación en la cultura. Estas desigualdades serían especialmente graves en función del entorno familiar (los ciudadanos que tienen madres con escasa participación en las actividades culturales muestran una tendencia clara a participar poco a su vez). Pero también hay graves diferencias por barrios: "El código postal, importa", explica Subirats. La encuesta se ha realizado en varios barrios-muestra y ha constatado una gran diferencia entre la participación y el acceso a la cultura en los barrios de renta baja y en los barrios de rentas medias y altas. Los ciudadanos de los barrios más pobres asisten menos a actividades culturales, en tanto que los de barrios de clase media y alta no muestran diferencias agudas entre ellos. Si el 20% de la gente de barrios de renta alta va a exposiciones o museos, sólo lo hace el 8,7% de la gente de barrios de renta baja. El 61,5% de los encuestados de barrios de renta alta leen libros a menudo o muy a menudo, pero sólo lo hace el 39,6% de los barceloneses de barrios pobres. El 8% de la gente de barrios de renta familiar alta va al teatro, pero tan sólo lo hace el 4,5% de los que están en barrios de renta familiar baja... En cambio, no se detectan diferencias tan grandes con respecto a la práctica de actividades culturales: entre los barrios ricos y los pobres no hay diferencias sensibles entre el porcentaje de gente que baila, pinta o escribe. Eso sí, incluso el porcentaje de la muestra que pasea, va a bares o practica deportes es mucho menor entre la gente de los barrios pobres que entre la gente de barrios ricos.
No es desinterés
La encuesta pone de manifiesto que los ciudadanos de los barrios de renta baja tienen un nivel de asistencia a actos culturales mucho más bajo que los que residen en los barrios de renta alta o media. Ahora bien, eso no es por una falta de interés por parte de los afectados. La gente que vive en los barrios de renta baja manifiesta incluso más interés por las actividades culturales que los que viven en los barrios de renta alta y media (y valoran muy positivamente la introducción de actividades artísticas en la enseñanza formal). Sin embargo, en cambio, tiene un nivel de formación cultural (audiovisual, musical, en artes escénicas...) mucho más bajo que los que viven en los barrios de mayor poder adquisitivo, lo que les puede dificultar la participación o la asistencia a determinados acontecimientos culturales. Lo que es diáfano es que la asistencia a actividades culturales crece paralelamente al nivel de estudios: los que han ido a la universidad tienen mucha más tendencia a asistir a actos culturales.
Brecha de género: más cualitativa que cuantitativa
Según la encuesta, hay una cierta equidad en la participación de hombres y mujeres en actividades culturales, pero hay desigualdades importantes en algunos sectores. Hombres y mujeres participan en porcentages similares en colectivos y asociaciones, pero las mujeres participan más en entidades con una vertiente social y los hombres tienen tendencia a participar más en entidades deportivas. En realidad, se reproducen pautas sociales en el ámbito cultural. Las mujeres tienen más formación en ámbitos como la danza, mientras que los hombres tienen más en ámbitos técnicos, como la fotografía. Eso sí, las mujeres tienen más interés en la participación en actividades culturales que los hombres.
Diversidad cultural
Se ha hecho un estudio detallado también de los datos por orígenes. En principio no se observan desigualdades con respecto al interés por la cultura entre gente nacida aquí o fuera de la UE. Eso sí, a través del estudio queda claro que hay desigualdad en el acceso a la cultura más elitista; los extraeuropeos tendrían menos acceso a ella (el porcentaje de los que no participan en ninguna actividad es mucho más alto que entre los ciudadanos nacidos aquí). Los que vienen de fuera de la UE mantienen un vínculo más estrecho con la cultura a través de los equipamientos de su barrio: bibliotecas, escuelas, centros cívicos... Son estos, como las asociaciones, la puerta a la participación de los nacidos fuera de la UE con la cultura de la ciudad.
Otras formas de cultura
Joan Subirats ha apuntado que esta encuesta va més hacia allá que las habituales y pretende también detectar diferencias en el consumo cultural: "queremos saber cuáles son las prioridades culturales de los ciudadanos y cómo responder a ellas". A través de la encuesta se manifiesta que una parte considerable de la población considera como actividades culturales cosas que no están incluidas habitualmente en este apartado, como ir de paseo, ir a ferias, ir a bares, practicar deportes, ir a actos religiosos... Es por eso que en la encuesta se pone de manifiesto que gente valora muy positivamente como espacios culturales las escuelas e institutos, algunos equipamientos deportivos, las plazas, los parques, algunas cafeterías, los centros comerciales... Y hace una valoración muy positiva de los equipamientos culturales de proximidad, como las bibliotecas o los centros cívicos. La encuesta, a pesar de todo, hace poco énfasis en el consumo cultural de determinados productos, como los videojuegos o la televisión, que podrían aportar otra visión de la relación de los ciudadanos con la cultura.
Líneas abiertas
Joan Subirats ha apuntado que a partir de esta encuesta se han abierto dos líneas de trabajo del Ayuntamiento. En primer lugar asegura que se ha hecho evidente que hay que amortizar al máximo las infraestructuras culturales y educativas que ya se tienen: parques, centros cívicos, escuelas, institutos, bibliotecas... Afirma que hay muy buenos resultados de la implicación de las experiencias de colaboración de las entidades culturales con el barrio y que hay que potenciar el sentido de participación de la gente... Por otra parte, Subirats ha apuntado que es clave trabajar conjuntamente cultura y educación. Según aquest regidor, es en las escuelas donde se puede facilitar la participación cultural, especialmente en los barrios que están más excluidos de la vida cultural barcelonesa.