Hace catorce años, cuando el mundo no era como es hoy y cuando en Catalunya ni siquiera habían empezado las consultas populares sobre la independencia, Enric Vila publicó El nostre heroi Josep Pla con un editor que tampoco sospechaba en aquel momento que un día sería presidente de la Generalitat. Aquel libro sirvió para radiografiar Pla desde una óptica casi inédita hasta entonces, pero sobre todo sirvió para que muchas personas que nunca antes se habían acercado a la escritura planiana se atrevieran a abrir un libro del ampurdanés. Una de estas personas resulta que era quien escribe estas rayas, por eso ahora que Enric Vila ha decidido reescribir el libro, editado por Bonport, he querido sentarme una hora con él y hablar de Pla, de Catalunya, del oficio de escribir, del periodismo en nuestro país, del papel de los catalanes a la historia y, evidentemente, de Enric Vila. El resultado es este podcast que puede escucharse cliqueando aquí, aquí o también aquí.
Cuando escribir un libro sobre Josep Pla te marca la vida
Son las once de la mañana de un viernes cuando llego a casa de Enric Vila y me siento como Lluís Racionero debió sentirse la primera vez que entró en Mas Pla, en Llofriu, para entrevistar a Josep Pla. En mi caso, sin embargo, no he venido al Masnou para escribir un libro que se titule Conversaciones con Enric Vila, sino para grabar el último capítulo del qué hay detrás de la imagen de un articulista con la lengua afilada y la fama de no callarse nada en el barro de Twitter. La primera pregunta de la conversación es sencilla y directa: ¿por qué Josep Pla es un héroe?
"A mí, particularmente, Pla me cambió la vida y me permitió entender la mayoría de cosas importantes sobre mi país: sobre el poder en Catalunya, sobre el periodismo en nuestra casa y, evidentemente, sobre la historia atávica de nuestro país", me dice Vila. Le explico que no sólo le cambió la vida a él, sino a algunas personas que leyeron aquel libro y que descubrieron a un Josep Pla muy diferente de lo que vendía la historiografía oficial o los cánones educativos de hace dos décadas. Sin ir más lejos, un servidor conoció la obra de Josep Pla cuando estudiaba la secundaria de la siguiente manera: la profesora de Catalán se ventiló al autor de El cuaderno gris en escasos diez minutos y resumiendo que Pla era un misógino, un colaboracionista con el franquismo y un carcamal que siempre estaba enfadado.
La prosperidad de Catalunya está escrita en el pasado
Curiosamente, catorce años después de la publicación de nuestro héroe Josep Pla, muchas de las tesis que el libro contiene se han acabado aceptando de una manera tan lógica y normal que incluso hace tres años se publicó un inédito de Pla, Hacerse todas las ilusiones posibles, en el cual el editorial remarcaba en la cubierta que se trataba del libro más nítidamente antifranquista de Pla. "Piensa una cosa, los que me llamaban loco cuando escribí el libro sobre Pla son los mismos que ahora me dicen que tengo razón", me dice Vila mientras se ríe y puntualiza que él, sencillamente, se limitó hace años a afirmar que Pla era un señor catalán que aspiraba a vivir con libertad y escribiendo en su lengua. "Por eso no me gusta entrar en debates absurdos de si Pla era o no era nacionalista catalán, ya que lo que importa es que los libros de Josep Pla explican la historia de nosotros, los catalanes, y sin Historia no somos nada".
Hablar de Catalunya con Enric Vila es tan apasionante como inevitable, pienso, ya que principalmente sus artículos y libros giran en torno a la política y la historia de nuestro país. "Catalunya ha cambiado mucho desde que escribí el libro de Pla, por eso había que reeditarlo, pero también yo he cambiado y madurado como escritor, por eso hacía falta reescribirlo y afinar mejor el estilo", me dice mientras le pregunto qué ha cambiado en el Enric Vila que tengo en frente en todo este tiempo. Después pasamos a hablar más del futuro que del pasado, de por qué nuestros políticos funcionan con códigos de un siglo XX que el coronavirus ha enterrado definitivamente y le confieso que, personalmente, vivo con cierto amodorramiento la situación política nacional. ¡"Sois todos unos catastrofistas"!, me responde risueño mientras le alerto que ya estamos en el tramo final de la entrevista. "Quizás Catalunya desaparecerá de la Historia, pero nunca lo harán los catalanes", me dice antes de despedirnos mientras de repente, como en un sprint final, nos ponemos a hablar de la Barcelona medieval como capital mediterránea y ciudad inviolable. Y también de Jaume I. E incluso de cuándo en la corte de Nápoles saludaban diciendo 'bon dia'. Y de los mejores libros de Pla para entender quiénes somos. Y, en definitiva, del hecho que en nuestra casa, si se quiere construir el futuro para esbozar quien queremos ser, mirar atrás en el tiempo y descubrir quiénes fuimos no es que sea recomendable, sino imprescindible.
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