Hoy llega a las salas de cine Solo una vez. Ópera prima del cineasta Guillermo Ríos, se trata de un angustiante thriller psicológico que aborda la lacra de la violencia machista. Largometraje basado en la obra de teatro homónima de la dramaturga barcelonesa Marta Buchaca, Ariadna Gil, ya una de las grandes damas de nuestro cine, es su protagonista.
A inicios de año estrenaste en el TNC Encara hi ha algú al bosc, conmovedor relato de las supervivientes de la violencia sexual en la guerra de los Balcanes. Solo una vez es un texto sobre la violencia machista basado en una obra de Marta Buchaca.
Saber que era un texto de Marta Buchaca ya era un punto a favor para participar de este proyecto.
De hecho ella misma guionizó el libreto de su obra de teatro.
No había visto la obra, cuándo me pasaron el texto. Pero que lo firmara Marta era sello de garantía. Es una autora que conozco y que me gusta mucho todo lo que hace. Otro punto a favor fue que uno de mis compañeros de reparto fuera Álex García. Ya había trabajado con él anteriormente y es muy amigo mío. Pero lo más determinante es que la historia me pareció superlativa, además de conservar muy bien la esencia de la obra de teatro.
Es una película muy teatral.
Sí, es una película de actores, con mucho guion y pocos escenarios. Una producción muy modesta, rodada con muy poco tiempo pero hecha con mucho cuidado. El tema del cual habla la película, además, está tratado de una manera muy innovadora para mí.
¿Con más de 30 años de carrera, todavía hay cosas qué te sorprenden?
¡Y tanto! Y que siga siendo así. Es una película que mantiene la tensión durante todo el metraje. Un relato que vas entendiendo a medida que vas estirando del hilo.
Una película con matices.
Yo misma interpreto a una terapeuta aparentemente profesional, centrada, comprometida con su trabajo...
Pero por dentro se tambalea.
Es una mujer desequilibrada a partir de sufrir cierto tipo de violencia. Una mujer que, ciertamente, su interior se tambalea. Y eso acaba afectando y repercutiendo su trabajo... Eso fue lo que me pareció más interesante. Es una película, no es un documental, pero el tema de la violencia de género está muy bien tratado.
Esta película rompe con el estereotipo que la violencia de género sólo se da en las clases bajas
Es una película que trata la violencia de género huyendo del estereotipo.
En toda su amplitud, apuntando que la agresión física es la punta de una pirámide donde hay muchas más muestras de violencia: la psíquica, la verbal... También rompe con el estereotipo que la violencia de género sólo se da en las clases bajas. Aquí se trata de una pareja de éxito de un nivel cultural muy alto, guapos... Una pareja que, además, no se reconoce como maltratador y maltratada, un hecho que también pasa muy a menudo. La violencia de género dura mucho en el tiempo y se ejerce de muchas maneras. Un proceso en el que la víctima se va destruyendo, consumiendo y aislando. Por eso es tan importante poder hablar y encontrar protección desde todas los ámbitos, de la familia a la justicia.
¿Qué rol puede tener aquí la cultura?
El cine y el teatro también pueden ser un reflejo de lo que pasa en la sociedad y una herramienta contra la violencia de género. Esta es una gran lacra que vamos arrastrando de siempre y todavía nos queda un camino muy largo para acabar con ella. Solo una vez no será ni la primera ni la última película que aborde esta problemática, y todas son necesarias.
¿Has sentido una responsabilidad especial haciendo este papel?
Siempre existe la responsabilidad, pero este es un tema grave del cual se tiene que hablar y se tiene que hablar bien. Yo lo que quería era representar bien a las terapeutas que se dedican a un trabajo tan delicado, agotador, duro y entregado como es tratar a víctimas de violencia machista o tener que tratar con los maltratadores.
Más alejada del foco mediático en los últimos años, pero no has parado de trabajar en ningún momento.
No me puedo quejar, la verdad. El año pasado hice la película Parking y en México he trabajado durante dos temporadas en Aquí en la Tierra, una serie de la cual también participaba Gael García Bernal. Y también he hecho mucho de teatro.
¿Con los años, las actrices y los actores os volvéis más selectivos?
Siempre que se puede, porque hay momentos en que el trabajo escasea y no podemos escoger.
¿Pero eso te pasa a ti?
Me ha pasado en algunos momentos de mi carrera, claro. Pero en las épocas en que he tenido la suerte de poder escoger, he sido muy selectiva. Pero ha sido así desde el principio donde incluso podía ser más radical. Recuerdo no tener un duro y rechazar propuestas de las cuales no me había gustado el guion.
Eres de la generación de Gabino Diego, Jorge Sanz, Jordi Mollà... Vivisteis un estallido brutal cuando irrumpisteis en los 90.
Es fantástico vivir sin que se esté pendiente de qué hacemos en cada momento. El problema se da cuando eso implica que te dejen de llamar para trabajar. Pero, y ahora hablo desde una perspectiva totalmente personal, mientras vaya encontrando proyectos que me despierten alguna cosa, soy feliz. Tengo la suerte de que van saliendo cosas que me interesan hacer, y con eso me siento realizada.
El cine con las mujeres a partir de cierta edad es muy cruel.
Sí. Y tienes que buscar nuevos retos. Yo los he encontrado, sobre todo, en el teatro, que ofrece una amplitud de personajes y registros brutal. Un lenguaje, el del teatro, muy diferente del cine.
El mismo trabajo, pero especialidades diferentes.
Es exactamente así. No es comparable. La experiencia es completamente diferente. Buscas lo mismo, pero de otra manera.
Un buen actor no interpreta, es
¿Y qué es lo que buscas interpretando?
Ser creíble para llegar a la gente. Esta es la finalidad de la interpretación. Un buen actor no interpreta, es. Una buena interpretación no te deja ver todo el trabajo y la preparación previa. Y eso sirve tanto para una película de acción como para una tragedia griega.
¿A ti cuál es el actor o la actriz que más te ha impactado?
Estuve en Londres. Fui a The Globe, el teatro de Shakespeare. Un teatro donde estás de pie, al aire libre. Las obras se representan de día con aviones pasando por encima. Un escenario increíble pero nada idóneo para los actores. Pero salió Martin Freeman, con aquel ademán y aquel inglés. No interpretaba a Ricardo III era Ricardo III. Los grandes tienen esta capacidad de acercarse a los personajes hasta la mimetización.
La violencia y los abusos es un problema enquistado en la sociedad que va más allá de la pareja sentimental. En los últimos meses se ha hablado mucho de los casos del Institut del Teatre...
Afortunadamente, las cosas están cambiando. Hechos que antes entendíamos como la vida y que no etiquetábamos como abusos o violencia, ahora sí. Y se tienen que denunciar. Pero estas denuncias se tienen que hacer con mucha responsabilidad y estudiando caso por caso.