Homenaje a los muchos homenajes que desde la base y a lo largo de los años se han realizado a Ovidi Montllor; Mireia Vives, Borja Penalba, David Caño y David Fernàndez cierran (o eso se proponen... si los dejan) su aventura como Ovidi 4.
Amplificador y escaparate de la obra y espíritu vital, politic, cultural y social del cantautor de Alcoy que han materializado con la publicación de L’Ovidi se’n va a la Beckett. Un disco que recoge la actuación que el cuarteto ofreció junio del 2019 en el teatro del Poblenou que han acompañado de un libro donde recogen textos firmados, entre otros nombres, por Jordi Cuixart, Isabel Clara-Simó, Familia Guillem Agulló, Inadaptats,El Diluvi, Manuel Vázquez Montalbán, Maria del Mar Bonet, Vicent Andrés Estellés... Música y letra para poder descifrar y dibujar los muchos Ovidis en uno solo (cantautor, poeta, actor, activista, vividor) que fue Montllor. Nos encontramos con el cuarteto en el escenario de su última actuación.
¿Es la primera vez que volvéis a la Beckett desde el concierto de 2019?
David Fernàndez: Sí. Ha sido emocionante por muchos motivos. Además, estos días hemos estado montando el vídeo del concierto para su emisión en el canal 33. Viendo las imágenes, con la gente sin mascarilla, bebiendo del güisqui que les ofrecimos... Parecía un acontecimiento del siglo pasado y aún no hace ni dos años. De otro mundo. De hecho, pedimos que en los créditos quedara bien claro que el concierto es de junio del 2019 para que nadie pensara que era un concierto montado por la Ayuso (risas).
¿En un escenario social diferente, en otras circunstancias, el disco habría salido?
D.F.: El disco no estaba previsto.
Borja Penalba: No estaba previsto, pero la idea flotaba en el aire. Siempre que participas de un proyecto así durante siete u ocho años, quieres que de alguna manera toda aquella aventura quede patente. Hasta ahora no habíamos publicado nunca nada. La gente venía a los conciertos y nos preguntaba que dónde podía comprar nuestros discos, pero no teníamos nada para ofrecer.
¿Qué habéis sentido reviviendo aquella noche?
D.F.: Nos hemos dado cuenta del aura de irrepetibilidad que se respiraba y que en aquel momento no éramos conscientes.
David Caño: Llegamos a aquel concierto convencidos de que sería nuestra última actuación, que después de este no habría más conciertos.
El proyecto estaba agotado porque no podíamos dar más
¿Os separabais?
D.C.: Sí, nos separábamos. Era el fin de ciclo. Actuaríamos en la Beckett y lo bastante. Así que sí, que había cierta sensación de noche especial y emocionante. Por eso el concierto fue tan largo, más de dos horas, aunque el disco, finalmente, ha quedado limitado a los 79 que caben en un CD. Y lo mismo ha pasado con el libro, que debía tener 20 páginas y ha acabado teniendo más de 160.
D.F.: Quedarnos con un tercio del concierto significa que hemos tenido que tirar dos tercios. La selección de los temas que hemos incluido, ha sido muy complicada. Pero hicimos lo que teníamos que hacer, el proyecto estaba agotado porque no podíamos dar más.
B.P.: Lo hemos dado siempre todo en todos los conciertos que hemos dado. Desde que empezamos el proyecto, en cada bolo nos hemos dejado la vida.
Mireia Vives: Además, eran conciertos con una carga emocional muy bestia.
¿Sentís el peso de tener que mantener vivo el legado de Ovidi Montllor?
D.F.: Hay mucho respeto y autoexigencia. Es imposible estar a la altura de Ovidi, pero sentíamos que teníamos que explicar a Olvidi y su legado.
D.C.: Había esta responsabilidad pero sin mitificarlo, porque, como todos, era una persona con sus defectos y sus virtudes. De la misma manera no queríamos hacer un karaoke de las canciones de Ovidi sino volver a vivirlas y actualizarlas y dialogar con ellas.
D.F.: El diálogo consiste en el hecho que este grupo de precarios, que no somos sólo nosotros, Ovidi 4, sino nuestra generación, contra todo pronóstico, contra los planes del poder, hemos tomado Ovidi como compañero. La pregunta a hacernos es como una persona que no forma parte de la historia de los vencedores, ni siquiera de la izquierda vencedora de la Transición, ha vuelto con tanta fuerza tantos años después, ya sea con un grupo jóvenes del barrio de Gracia ocupando un local en el 2003 y poniéndole de nombre Casal Popular Ovidi Montllor; con los Inadaptats grabando un disco de versiones de Ovidi en clave punk o con un grupo de jóvenes alicantinos que en el 2010 se encuentran para cantar canciones de Ovidi y acaban formando un grupo y le ponen de nombre El Diluvi, como una canción de Ovidi.
D.C.: Ovidi sigue siendo una figura magnética. Ovidi fue un disidente de la Cançó. Un personaje que no comulgó con el pacto de silencio que se cerró en una Transición que él no se cansó de criticar. Seguramente, este fue el motivo perqupe el poder lo silencia y aparta.
Y es justamente por eso que resulta tan atractivo a las generaciones posteriores.
D.C.: Justamente es aquí donde lo cogemos nosotros y los que han venido después. Es una figura y un referente de insurrección y no acatamiento de los poderes fácticos. Eso por un lado. Del otro, Ovidi va más allá de la lucha política. Desde la precariedad de obrero de la cultura, también era un vividor. No hay un único Ovidi, hay muchos: el cantautor, el poeta, el activista político, el bon vivant...
No hay un único Ovidi, hay muchos: el cantautor, el poeta, el activista político, el bon vivant...
Todas estas facetas de Ovidi están muy bien representadas y equilibradas en el disco.
D.F.: Y si no aparecen más es por cuestión de espacio físico y porque en algunos momentos del concierto flirteábamos con los límites del código penal (risas). Ovidi es el mejor antídoto contra el régimen del 78 y es el mejor antídoto contra nosotros mismos. Y en concierto hay el Ovidi más tierno, el de 'Homenatge a Teresa', y el Ovidi más sardónico y sarcástico. Ovidi Montllor es inacabable. Este disco es una victoria en la lucha contra el olvido después de tantas derrotas. Nos habían querido hacer creer que la cultura era Millet, la empresa era De la Rosa y la política, Pujol.
D.C.: También habría que destacar que, musicalmente, no hay una única escena que reivindique a Ovidi. Cuando él, 'desde sus vacaciones', dice que volverá a aparecer y fastidiar, lo ha acabado haciendo. Y no sólo desde la canción de autor, sino del hardcore de Kop a la electrónica folk de Pomada.
D.F.: Ovidi Montllor es un territorio clandestino compartido por muchas sensibilidades muy diversas y con diferentes llegadas en el tiempo. Y es que Ovidi siempre acaba volviento pero no por nostalgia sino por necesidad.
D.C.: La idea de acompañar el disco con un libro con textos de varios autores también responde a esta voluntad de comunidad. Seguramente faltan voces. Desgraciadamente no puedes incluir a todo el mundo, pero sí que queda plasmada este crisol de personalidades distintas en una sola. Como el artículo de Nando Cruz hablando de Nou Barris.
Una Catalunya periférica y charnega que también reclamáis en varios instantes del concierto.
D.F.: Es en la Catalunya periférica y charnega donde nace y donde se gana la batalla y donde vamos a ejercer. De Polinyà de Xúquer a Capçanes a Manlleu a Nou Barris.
D.C.: Generar identidades cerradas y separadas, interesa a quien quiere mantener los privilegios. Hay una mayoría de gente en todas partes, que se siente interpelada e identificada cuando cantamos a la condición humana, a la precariedad y contra el poder. Por eso, también tenemos claro que no queríamos hacer circuitos de grandes festivales, sino espacios pequeños donde la gente nos pudiera escuchar.
D.F.: ¡Queríamos hacer asambleas! (risas).
Ovidi siempre acaba volviendo pero no por nostalgia sino por necesidad
¿Habéis dicho que no a muchas propuestas?
D.C.: Hemos dicho que no a cosas que económicamente nos habrían beneficiado.
D.F.: No hemos funcionado nunca por cálculo. Pero es que cuando escoges Ovidi, aunque sea inconscientemente, estás escogiendo muchas otras cosas.
¿Y ahora sí, dais por acabado el proyecto?
M.V: ¡Sí!
D.C.: Yo ya no me atrevo a decir nada, porque sería la enésima vez que decimos que nos separamos y después volvemos. Lo que ahora sucede es que Mireia ha sido madre, Borja padre, yo no sé qué quiero ser de mayor y creo que Caño, tampoco. La sensación es de final de ciclo. Pero el trabajo ya está hecho y la victoria contra el olvido ya es inderrotable. Y la Teresa bombardeada el 38 en el País Valencià conecta con Gaza. Y el alcalde de "La fera ferotge" conecta con Marchena. Tenía que durar un día y lo hemos alargado siete años. Las cosas buenas duran el que duran y quererlas alargar más es un error. El homenaje a Ovidi tiene que seguir, pero con nuevas experiencias y nuevas voces.