Elisabet Casanovas es una de las jóvenes talentos más latentes de nuestras artes interpretativas. La descubrimos con el fenómeno Merlí y la seguimos disfrutando con series como Benvinguts a la familia o Drama, genialidad interpretativa que también ha lucido encima de nuestras salas de teatro: estos días podemos disfrutar de la labor interpretativa de Casanovas en el Teatre Romea como parte del reparto de Carrer Robadors, una obra basada en la novela homónima de Mathias Enard, dirigida per Julio Manrique.
Más trabajo: Elisabet Casanovas debuta ahora en el cine con Chavalas, comedia que hoy llega a las salas de cine. Una historia que nos descubre los diferentes caminos que han tomado las vidas de cuatro amigas y cómo acaban confluyendo de nuevo en el barrio, en Cornellà de Llobregat.
Un sincero ejercicio de nuevo costumbrismo dirigido, con muchos aciertos y algún error (los 10 primeros minutos del largometraje, cuando intenta retratar la modernez y el hypsterismo cultureta de Barcelona son un desastre); por la debutante Carol Rodríguez Colás. "Me gusta mucho cómo Carol ha retratado el extrarradio. Ha huido del exotismo para dar voz a cuatro chavalas muy diferentes que toman caminos muy diferentes surgiendo del mismo lugar".
Tú no eres de Cornellà de Llobregat, como las protas, pero sí de Cerdanyola del Vallès.
Me siento totalmente identificada con la película. Rodábamos y pensaba constantemente en mis amigas de Cerdanyola, que son mis amigas de toda la vida. Ellas son las que me apelan a este lugar que tanto tiene que ver con quien soy, con mi identidad. En los ensayos lo comentábamos las cuatro. Hubo momentos que salían cosas que eran muy nuestras. Es muy importante no olvidar de dónde vienes. Eso y también tener muy claro que a la familia no la escoges, las parejas van y vienen, pero los amigos están siempre allí. Te puedes marchar del barrio pero el barrio no se marchará nunca de ti.
Te puedes marchar del barrio pero el barrio no se marchará nunca de ti
Y son los que te hacen tocar de pies en el suelo cuando te vas de la olla.
Total. Y a veces es muy necesario subir muy arriba para después caer y volver a levantarte. La historia de Chavalas va justamente de eso. Es un guion muy honesto, muy poco pretenciosa. Me recordó a referentes como Girls o Young and Promising, una serie noruega que me encanta. Es una peli, como decía, que habla de identidad y amistad. Y de un lugar, que además, lo conocemos y nos es próximo: Cornellà. El guion es de Marina Rodríguez Colás, la hermana de la directora, y se nota mucho que, por cómo lo han explicado, las dos han surgido de allí.
Es su historia.
Es un regalo poder trabajar en una historia tan oída, próxima y personal. Y es que por mucho que intentes alejarte, no te puedes librar de quien eres y de donde vienes. No te puedes liberar porque aquello es la esencia de quien eres. Te puedes crear nuevas identidades, pero la esencia de quien eres no la podrás cambiar nunca.
Hace tiempo que te conocemos, pero justo esta es tu primera película.
Había participado en una película que se llama Ardara, con Bruna Cusí y María García Vera. Pero de eso ya hace un tiempo y era un papel muy pequeño. Chavalas ha sido mi primera película importante. Para mí y también para mi compañera de reparto Ángela Cervantes.
Te puedes crear nuevas identidades, pero la esencia de quien eres no la podrás cambiar nunca
Justamente, uno de los principales atractivos de la película es la química que transmitís las cuatro protagonistas.
No fuimos conscientes, pero sí que es cierto que cuando nos conocimos nos hicimos amigas en el minuto. Coincidió todo: nuestras personalidades congeniaron, la historia de la película... No sólo eso, sino que todas estábamos pasando por nuestras cosas a nivel vital y personal y nos hicimos mucha compañía.
¿No os conocíais de antes?
Éramos conocidas pero no amigas. A la Vicky (Luego) la conocía más. A la Ángela un poco. Y a Carolina (Yuste) nada. Pero enseguida hubo mucho buen rollo. Me ha encantado trabajar con ellos. De hecho, de ellas he aprendido muchísimo.
Sueldo como cuatro caras de una misma manera.
Lo más fácil habría sido explicar el barrio desde el cliché y el exotismo. Pero eso no habría aportado nada. La idea de Carol (la directora) y la Marina (la guionista) era explicar el lugar desde cuatro ángulos diferentes. A mí, de todas ellas, el que más me fascina es el personaje que interpreta el Ángela, una chica que decide quedarse en el barrio llevando el bar de su madre. Y es feliz viviendo así.
La película es una reivindicación del barrio y su gente.
Pero, de nuevo, explicado desde el factor humano, no desde el exotismo, por eso es tan bonito.
Cada vez soy mucho más exigente con mi trabajo
Rodasteis la película en junio de 2020, justo después del primer confinamiento.
¡No, la rodamos a medias! Inició el rodaje antes del confinamiento, nos cerramos y volvieron en junio del 2020. De hecho fuimos el primer rodaje que se puso en marcha en España después del confinamiento. Empezamos el 15 de junio. Fue una liberación de la misma manera que nos afectó, también. Por|Para todo lo que implicaba la pandemia, íbamos un poco a tientas. Volvimos a rodar pero desde un lugar|sitio, y no refiero a un hecho puramente físico, totalmente diferente.
¿Hacíais videollamadas entre las cuatro, durante el confinamiento?
Sí. Y compartimos nuestras preocupaciones. Y teníamos claro que queríamos acabar la película, y que lo acabaríamos. Lo que no nos imaginábamos es que reanudaríamos el rodaje tan pronto.
¿Vuelves a menudo a Cerdanyola?
Tengo que admitir que voy menos de lo que me gustaría, menos este último año con el tema del confinamiento. Pero cuando voy a Cerdanyola y quedo con las amigas siento que vuelvo a casa.
¿Qué proyectos tienes en marcha?
A incios del verano acabé de rodar una nueva serie producida por el Terrado y que emitirá TV3, que se llama L'última nit del karaoke.
Y también estás en el teatro con la obra Carrer Robadors
En el Romea. Fue el espectáculo inaugural del festival Grec. Es una adaptación de la novela de Mathias Enard dirigida por Julio Manrique. Una historia estupenda, muy bonita.
Desde hace tres o cuatro años que no paras.
Estoy muy contenta y agradecida. Soy muy consciente de que puede haber alto y bajos, y habrá. Pero hoy por hoy estoy disfrutando muchísimo. Y cuando pase, pasará. Estoy preparada. Mi madre era cantante de ópera y tuvo épocas muy buenas y otras muy malas. Cuando pase lo aprovecharé para llevar adelante ningún proyecto personal. Hoy por hoy creo que no tengo lo suficiente motor, pero las ganas de hacerlo sueño allí. Me gustaría crear alguna cosa colectiva. Pero no sé qué, ya se verá con el tiempo.
Televisión, teatro ahora también cine... Eres una actriz muy versátil.
Yo tengo una visión mucho más dura. Cada vez soy mucho más exigente con mi trabajo. Pero también la disfruto. No sé cómo sería de no haberme dedicado a la interpretación y no haber participado de las series, obras y películas en que he trabajado. Más allá de ciertos personajes que te ayudan a crecer y ampliar el punto de mira sobre las cosas, a mí lo que más me ha enseñado el oficio de la interpretación ha sido a trabajar en equipo.
En cambio, parece un trabajo muy individual.
Me gustan los rodajes, una experiencia laboral en que cada uno tiene su lugar y su misión. Y lo mismo con las obras de teatro, proyectos muy delicados donde se explican historias muchas veces de alta intensidad emocional. Aventuras que empiezan sin nada, porque los textos parten de una hoja en blanco, y que se acaban haciendo muy grandes porque todo el mundo aporta su granito de arena. El dramaturgo Sergio Blanco me dijo una vez que un texto no explica nada sino que es la oportunidad para decir muchas cosas. Unirte con un grupo de gente para explicar una historia me parece una de las cosas más bonitas que hay.