Jorge Herralde
Barcelona, 20.03.1935
Inductor de la pandemia de la fiebre amarilla
Anagramático

-Es una obviedad, pero a un editor, en primera instancia, le tiene que gustar mucho la edición. Eso y trabajar mucho. Y que este trabajo se vuelva diversión. Evidentemente, también tiene que estar constantemente buscando a los mejores escritores posibles y haciendo lo que se dice la política de autor, es decir proyectarlo.

-Las aventuras de Tom Sawyer y Las aventuras de Huckleberry Finn fueron las dos novelas con las que me enamoré de la literatura. Más tarde caí enfermo de la fiebre Kafka. Durante meses no leía nada más.

Hace cuatro meses que leo a cachitos. Lo añoro

-Hasta este pasado 5 de marzo seguía leyendo cada día hasta las 2 o las 3 de la madrugada. Ahora tengo problemas de visión. Por el que me he podido informar, un hecho normal para gente de edad avanzada que haya sido lectora voraz. Hace cuatro meses que leo a cachitos. Lo añoro.

-Mi mesilla de noche siempre ha estado llena de libros. De hecho, mi casa siempre ha estado inundada de libros. Es imposible saber cuántos tengo. Muchísimos. Los libros que ya he leído los dejo a amigos y amigas sin esperanza que se me devuelvan.

Jorge Herralde en las oficinas de la editorial Anagrama / Foto:  Sergi Alcàzar

-Uno de mis mejores amigos era Carlos Durán, que posteriormente fue uno de los grandes cineastas de la llamada Escuela de Barcelona. Cuando iba a su casa, para ir a su habitación, teníamos que pasar por la sala de estar, donde su padre acostumbraba a estar reunido con grandes editores como Lara o Janés. En aquel salón, lleno de libros, descubrí a algunos de mis escritores favoritos, entre otros P. G. Wodehouse.

Cogí conciencia política después de leer a Jean-Paul Sartre

-Cogí conciencia política después de leer a Jean-Paul Sartre. A partir de aquel momento fui muy militante. Por mi compromiso, fui uno de los organizadores del Encierro de intelectuales de Montserrat de 1970, pero rápidamente entendí que sería mucho más efectivo si hacía política a partir de la edición.

-No hay ningún secreto. Sólo hay que leer cuatro páginas para saber si un libro es bueno. Es intuición y conexión.

Jorge Herralde acaba de publicar Para Roberto Calasso / Foto: Sergi Alcàzar

-En su primera década de vida, Anagrama fue la editorial más castigada por la censura franquista. Tuvimos que ir infinidad a veces a juicio, nos secuestraron 9 o 10 libros y nos prohibieron una veintena. Económicamente era un drama. La editorial estaba arruinada. Nos salvamos porque vendí mis acciones de la discoteca Boccaccio a José Manuel Lara Bosch.

-En Anagrama no publiquemos best-sellers, pero sí que hemos publicado muchos best-sellers involuntarios

En Anagrama no publiquemos best-sellers, pero sí que hemos publicado muchos best-sellers involuntarios

-Lara padre se refería a Anagrama como la 'fiebre amarilla'. Teníamos muy buena relación. Más de una vez declaró que le gustaría comprar el editorial conmigo dentro. Y la verdad es que me llamó 4 o 5 veces para hacerme una oferta. No fue lo único.

-Decían que la edición del libro en papel estaba a punto de desaparecer. Contrariamente, en los últimos años hemos vivido un estallido de editoriales independientes en Catalunya. Todas ellas lo están haciendo muy bien. Editoriales que utilizan los mismos criterios que Anagrama, que nunca ha dejado de ser una editorial independiente: buscar la calidad por encima de todo.

-A lo largo de los años he mantenido una relación muy fuerte e íntima con muchos de los autores de Anagrama. De hecho, algunos de mis mejores amigos son autores de la casa

-Todo pasa rápidamente y este medio siglo de historia de Anagrama, también. He trabajado mucho y me he divertido mucho.