Love of Lesbian han sido unos de los encargados de abrir la nueva edición del festival Jardins Pedralbes. Semanas atrás nos citamos con Santi Balmes y Jordi Roig, cantante y guitarrista de Love of Lesbian, en los estudios Aclam de Barcelona. Antes de poder encerrarnos con ellos en una de las salas tenemos que pasar un test de antígenos. Quince minutos después de habernos perforado los ollares por enésima vez este maldito último año, nos reafirman el negativo. Signos del tiempo. Ahora sí, nos encontramos con ellos para que nos hablen de VEHN (Viaje épico hacia la nada), su nuevísimo disco. Dados a la hipérbole, su octava referencia de estudio encapsula en su forma más concisa toda la esencia 'lesbiana'.

¡Qué movida, todo!
Santi Balmes: Todo es una movida muy grande. Publicar un disco y empezar una gira en una época como esta, es un ejercicio de incertidumbre. Nos tenemos que reformular constantemente.

Hemos aprendido a vivir el día a día sin hacer planes a largo plazo.
S.B.: Ahora hacemos como Simeone, partido a partido, concierto a concierto.

Jordi Roig: Teníamos planes a dos años vista que han volado. Y ahora hacemos planes pensando a dos meses vista y siempre hay novedades de última hora. Ahora mismo planificar una gira es como descifrar un jeroglífico.

Ahora mismo planificar una gira es como descifrar un jeroglífico

¿Ha salido alguna canción nueva de todo eso?
S.B.: ¡Ha salido todo el disco!

Sí, evidentemente, ya sé que habéis publicado un disco nuevo. La pregunta era si habéis hecho alguna canción nueva, no incluida en el disco, que haya salido de todo esto que estamos viviendo con la pandemia. 
S.B.: No creas, cosas más raras nos han preguntado y nos han pasado estando de promo.

¿Cómo?
S.B.: Ahora mismo, hace cinco minutos, en una entrevista en una radio, han citado a un miembro del grupo que hace años que no está. Y en el programa de Nieves Herrero han renombrado el disco como Viaje ético hacia la nada.

Ético... También mola.
S.B.: Es chulo. A mí lo que me intriga es cómo un viaje puede ser ético.

J.R.: También depende del medio al cual vas. Claro, el programa de Nieves Herrero...

¿Tenéis conflictos internos a la hora de ir a presentar el disco a según qué medios?
S.B.: Hemos dicho que no alguna vez.

J.R.: A mí me ha tocado ir a la emisora de Jiménez Losantos. Un medio que no me gusta ni lo que hacen ni las ideas que defienden, pero estos medios están hechos por personas que muchas veces tienen unas ideas que divergen de la línea editorial de la empresa para la cual trabajan.

¿Las entrevistas os ayudan a conocer mejor los discos que estáis presentando?
S.B.: Son como sesiones de psicoanálisis. Muchas de las cosas que exponemos en un disco, cuando se publica, todavía no las hemos racionalizado. Como letrista, siempre que tenemos disco nuevo, pienso que un mes antes me tengo que poner a decodificar todo lo que he dicho para tener las respuestas preparadas. Pero no. Las respuestas surgen con el tiempo porque son creaciones surgidas desde el subconsciente, que es más inteligente que el consciente.

¿Ya has empezado a entender qué quieres decir en 'VEHN'?
S.B.: La idea de este disco surgió de lo que iba escribiendo en el ordenador. Eran versos con una pulsión muy poética sobre ir dando pasos adelante. Ha sido ahora, haciendo entrevistas, que he racionalizado que venimos de una etapa en nuestras vidas en que hemos tenido que dar muchos pasos adelante. Pero me gusta que sea así. Prefiero que la libertad fluya inconscientemente.

David Bowie, que es uno de tus grandes ídolos, utilizaba la escritura automática para redactar las letras.
S.B.: Yo lo hago continuamente. No me gusta empezar una letra con una idea preestablecida. Las letras tienen que ser como los niños, los tienes que dejar ser creativos y que se inventen sus propios juegos.


Love of Lesbian acaban de publicar su nuevo álbum, el octavo en su discografía, 'VEHN'. Foto: Sergi Alcàzar

¿Cómo reaccionáis el resto del grupo cuando Santi os enseña las letras? ¿Le tenéis que preguntar de qué van?
J.R.: Muchísimas veces. No son letras de fácil comprensión. Muchas veces, por lo menos yo, las tengo que leer y releer para entenderlas. Pero es que estamos hablando de un creador que en ocho discos quizás ha repetido dos veces el mismo verso, no más. Son letras que vas descubriendo con el tiempo. Incluso me ha pasado de encontrar el significado en directo, en medio de un concierto.

Ocho discos, casi 30 años de carrera y una personalidad como grupo muy marcada. ¿Sufrís para no autoplagiaros?
S.B.: A veces es inevitable copiarte a ti mismo: cuando Messi arranca desde la banda derecha, ya sabes qué movimientos hará, pero acabará marcando gol. No tienes que luchar contra ti mismo de manera obsesiva, lo que se tiene que intentar es sorprenderte, como tienes que intentar sorprenderte sexualmente con tu pareja: sois las mismas personas pero practicando una postura diferente.

Tiene que llegar un momento en que, después de querer hacer la gran obra maestra, acabas aceptando quién eres como artista.
J.R.: Somos una banda que nunca se ha impuesto ningún límite en ningún sentido. Una cosa muy poco habitual. De hecho, durante muchos años, nos sentimos fuera de todo. No formábamos parte de nada. Nadie nos hacía caso.

Pero sois una banda muy popular.
J.R.: Al cabo de diez años nos dimos cuenta de que nuestro estilo era ser nosotros mismos. Y así ha sido: no hay ninguna banda en nuestra escena musical que se parezca a Love of Lesbian. No sé si es bueno o malo, pero es así.

No hay ninguna banda que se parezca a Love of Lesbian

Sí que es cierto que parte de la prensa especializada nunca os ha tratado muy bien. Y lo mismo podrían decir grupos como Sidonie.
S.B.: Un sector de la prensa especializada, cierto, nos ha ignorado. Gente que te encuentras en festivales, que hablas con ellos, hay buen rollo, sin embargo... Empiezo a sospechar que nosotros, Sidonie y, ya a escala estatal, Vetusta Morla, Lori Meyers... éramos un peligro para ellos. Temían que convirtiéramos la supuesta escena indie en algo masivo perdiendo la identidad que ellos querían vender. Delante de eso optaron por ignorarnos.

J.R.: Afortunadamente es un discurso caduco.

S.B.: Pero hace daño. También es un hecho de posicionamiento editorial y comercial. Fue una maniobra estratégica.

Nunca habéis sido mi banda favorita. Decíais ahora que no tenéis límites y para mí este era uno de vuestros principales defectos: habéis tendido al hiperbolización. 'VEHN' seguramente es vuestro disco más conciso.
S.B: A veces, sí, se nos ha ido un poco la cabeza. A veces hemos hecho ejercicios musicales como simple divertimento sin tener en cuenta que lo que a nosotros nos divierte puede despistar a la gente que nos escucha. Nos hacía gracia ser la única banda que lo hacía, pero si no lo detienes a tiempo, puede ser negativo.

Parecerá una pregunta obvia pero seguramente me entenderéis: ¿para quién cantáis o tocáis en los conciertos? Adrià Puntí decía que él cuando sale a escena se fija en una persona y es como si le dedicara todo el concierto, que eso le ayuda a concentrarse.
S.B.: Yo me centro en el que detecto que no se lo ha pasado bien. Siempre hay uno: el que ha venido con la novia. Si me gano a este, me puedo ganar a todo el mundo.

¿Siempre hay un novio fastidiado?
S.B.: Siempre. Alguien que viene para intentar hechar un polvo.

J.R.: Por suerte ahora tenemos a novias y novios que obligan a venir a sus novias y novios. Pienso en nuestros primeros años...

¿Cómo eran?
J.R.: Eran los años de local de ensayo. Años en los que tenías que encontrar tiempo de tu vida para ir a ensayar y cuando tenías un concierto, tenías que convencer a tus amigos de que vinieran porque si no, no vendría nadie. Y cuando llegabas al lugar del concierto, te dabas cuenta de que aquello sería una mierda. Aprendimos mucho durante aquellos años, pero fue tan duro.

S.B.: Siempre nos quejamos de que la primera etapa fue una mierda, y es cierto, lo fue, pero desde que tocamos la tecla, que fue pasar de cantar en inglés a hacerlo en castellano, todo fue mucho mejor.

¿Cantaréis alguna vez en catalán?
S.B.: Estoy trabajando en un disco en catalán. No sé si lo publicaré solo o con los mismos compañeros de Love of Lesbian pero con otro nombre.

Estoy trabajando en un disco en catalán. No sé si lo publicaré solo o con los mismos compañeros de Love of Lesbian pero con otro nombre

¿El mismo grupo pero con un nombre diferente?
S.B.: La cantidad de gasto energético que haríamos de comunicación para explicar el porqué hacemos un disco en catalán y todo lo que tendríamos que escuchar nos pondría de tan mala leche que no vale la pena. Mejor iniciar un proyecto nuevo aunque seamos los mismos.

J.R.: Este es un argumento totalmente válido. Pero después, no podemos negar que estamos dentro de una maquinaria que nos exige ciertos compromisos, y estos compromisos: ir a tocar a México, girar por Estados Unidos... exigen tiempo, planificación y dedicación. Tenemos que encontrar el momento para hacer el disco en catalán.

Sois de Sant Vicenç dels Horts, el pueblo de Oriol Junqueras.
S.B.: Es una situación que nos ha hecho mucho daño. Es una persona que nos apreciamos muchísimo. La última vez que lo vi me regaló uvas. Ser una banda catalana que canta en castellano nos ha situado en una tesitura muy complicada. Estamos decepcionados con todo lo que ha pasado. Pensábamos que habría un diálogo y lo que ha pasado es que nos han enviado a la suegra y el suegro, que es la extrema derecha. Sin ahorrarnos la autocrítica: somos extremadamente naïf. Qué nos esperábamos. Se ha repetido la misma historia de hace 80 años. Peor todavía, empiezo a sospechar que estamos enganchados a esta relación sadomasoquista con España.

Catalunya Bodange, como dice vuestra canción.
S.B.: Salimos a perder el partido. Alquilamos el Camp Nou pagando de nuestro bolsillo, lo llenamos de gente, salimos a jugar y dejamos que nos peguen una paliza. No lo entiendo.

J.R.: Somos un grupo catalán con el catalán como lengua materna, pero cantamos en castellano y nos sentimos muy a gusto viajando por España. La conocemos de punta a punta y nos hemos encontrado a gente maravillosa.



¿Os sentís atrapados en esta dualidad?
S.B.: Constantemente.

J.R.: La noche antes del 1 de octubre estábamos tocando en Córdoba. Fue un concierto difícil.

No soy vuestro fan más entregado, pero lloré en el concierto del Palau Sant Jordi del 27 de marzo.
S.B.: Fue un concierto que trascendía el hecho de que tocáramos nosotros. Fue un reencuentro después de un año tan duro. Llegó un momento en que nos creímos que nunca más viviríamos una noche como la del Sant Jordi.