Unos minutos después de encontrarnos con ella, con la grabadora aún apagada, Manuela Velasco (Madrid, 1975) sale disparada. Enseguida regresa con gesto de decepción: “Es la primera vez en mi vida que pido una foto. ¡Y me dicen que no!”. Nuestra protagonista se había acercado a un rincón del bar del hotel que sirve de cuartel general de muchas de las actividades del Festival de Sitges. Allí estaban Robert Englund, aka Freddy Krueger, y un guardia de seguridad que no atendió a razones ni supo reconocer la ocasión de ver retratarse juntos a dos iconos del cine de terror.
Porque Manuela Velasco es, sí, un icono del género a la altura de Krueger, desde que, hace ahora 15 años, [REC] inició su singladura como fenómeno cinematográfico. Todo empezó como las charlas de bar entre colegas, en este caso, entre Jaume Balagueró y Paco Plaza. “No había un proyecto de película como tal, sino reflexiones sobre la teoría del miedo, la típica conversación de friquis, y poco a poco empezó a salir la idea de hacer algo distinto, atrevido...”, cuenta Balagueró en el documental que ahora llega a las salas para celebrar el decimoquinto aniversario del film. “Creo que nadie sabía muy bien, empezando por nosotros mismos, qué nos estábamos planteando hacer”, abunda Paco Plaza.
Dirigido por Diego López-Fernández, [REC]: Terror sin pausa, el documental en cuestión, destapa secretos, desmiente alguna leyenda urbana y muestra imágenes del rodaje sorprendentes. Una gozada para los fans de una saga que se convirtiría en referente internacional, con legiones de seguidores en todo el mundo, y múltiples films que se inspirarían, o directamente copiarían, el estilo del primer [REC].
Volvamos a su protagonista, Manuela Velasco, y su frustrada foto con Freddy Krueger. “Puedes poner que me he pillado un rebote”, dice entre carcajadas la actriz, con la que hacemos memoria y charlamos del film que le cambió la vida.
¿Cómo se ve el fenómeno con la perspectiva que da el tiempo?
No es creerse nada, ni ponerse estupenda ni no tener abuela, afirmar que [REC] se ha convertido en un icono, en un referente. Pasó, y si quisiéramos volver a hacerlo no nos saldría igual. De otro modo, repetiríamos siempre fórmulas de éxito... Aunque creo que esto va más allá: ha habido muchas películas de gran éxito que no han trascendido de la misma forma. Tú ves [REC] hoy y sigue vigente, no es una peli vintage, hay adolescentes que la descubren ahora y flipan.
No es creerse nada, ni ponerse estupenda ni tener abuela, afirmar que [REC] se ha convertido en un icono, un referente
¿Te has explicado los motivos?
Son esas casualidades, estar en un lugar y momento determinados, donde coinciden energías, pensamientos, creatividades, y una manera de contar las cosas en un instante en el que el público está receptivo a todo ello. Además de la genialidad en la visión de Jaume y Paco, y de toda la cultura y saber cinematográficos que tenían, supieron entender que para hacer terror podían aprovecharse de la manera de contar las cosas que tenía la televisión en ese momento. Y luego la coincidencia medio mágica de apostar por una actriz que llevaba 10 años de presentandora.
Tenía claro, y eso es muy extraño en mí, que tenía que hacer ese personaje
¿Cómo llegaste a la película?
Con un casting. Mira, yo no tengo demasiada autoconfianza, casi nunca tengo las cosas claras conmigo misma, pero con [REC] sí lo tuve claro: tras hacer el primer casting, me iba hacia el aeropuerto pensando que no estaba nada segura de la prueba que había hecho. Pero también tenía claro, y eso es muy raro en mí, que yo tenía que hacer ese personaje. Y me volví, llamé a la puerta, y les dije: “No creo que os haya convencido, pero creo que ese papel es para mí”. Ahí tampoco les convencí (risas), pero la cosa es que me llamaron para hacer otra prueba. ¡Es que estaba segura!
¿Te cambió la vida?
Me cambió en el sentido de que a raíz de [REC] pude vivir de mi trabajo como actriz. No es que a mí me hubieran sacado de la tele para hacer cine. Yo ya había hecho cosas, de hecho había rodado 200 capítulos de Génesis, venganza de amor, una serie para Televisión Española.
El documental cuenta que todo el proceso de creación de [REC] fue muy atípico...
Y sin expectativas. No es que hubiera falta de ambición, como he escuchado en algún momento. Todos teníamos nuestra ambición, cada uno en su parcela. En mi caso, era conseguir vivir de ser actriz, y por fin tenía mi oportunidad. Cada uno con lo suyo. Pero expectativas no había, ni siquiera de que lo que hacíamos se llegara a estrenar. Entonces trabajamos a tope, concentrados pero divirtiéndonos mucho, nunca me he reído tanto currando, ni me he reventado tanto físicamente. No pensábamos en nada más que en lo que estábamos haciendo. Lo que sucediera después... Yo rodé tres semanas y me fui a mi casa.
Y reconectas con la película...
... en el Festival de Venecia. Yo, que no había ido nunca a un festival de cine en mi vida, me fui a Venecia. Y no porque me invitaran, porque no me invitaron, ni el festival ni Filmax. Yo me dije: no sé si voy a hacer otra película en mi vida, me ha costado 31 años hacer la primera, más allá de cosillas y la de Almodóvar (se refiere a La ley del deseo, que rodó cuando era una niña). Y decidí irme de vacaciones a Venecia con mi novio, con la esperanza de conseguir una entrada para ver [REC] en pantalla grande, porque no tenía ninguna fe de que se fuera a estrenar en el cine.
Y para allí que te fuiste
Sí, compré un billete de avión con mi chico, un vuelo de esos que despegan a las 4 de la mañana, el más barato. Nos cogimos un hotel lejísimos del Lido. Y Sandra Ejarque (la responsable de prensa) me llamó como a las 9 de la mañana y me dijo que me fuera para la rueda de prensa. Yo iba con el pelo sucio, vestida en vaqueros y zapatillas, sin maquillar. Tenía claro que quizás no me vería en otra situación igual. Y fui. Y me lo pasé tan tan tan bien... No le di ninguna importancia al photocall. Luego me consiguieron una entrada y me dijeron que tenía que pasar por la alfombra roja, y yo no me había llevado ropa (risas). Me la prestaron Leticia Dolera y Macarena Gómez, que eran las parejas de Paco y Jaume, y ¡me hice la alfombra roja en el Festival de Venecia! ¡No me lo podía creer! Estaba en plan... ¡qué hago yo aquí! Al final, todo esto es anecdótico, pero después...
... vino la proyección.
Exacto. Ahora sabemos lo que es [REC], pero imagínate esa primera vez viéndola en el cine. No estábamos nada acostumbrados a pelis así, y yo no me había visto nunca tan grande en una pantalla de cine. Empecé a verla y me iba escurriendo en la butaca, viéndome histérica, gritando sin parar, y le decía a mi chico que las críticas me iban a matar, que me iban a poner verde. Es que verse una misma es muy difícil, y si la primera vez es en aquella sala, en un festival como Venecia... Pero terminó la proyección y de repente nos ovacionaron, yo no entendía nada. Fue increíble. Y luego llegó Sitges, donde todo se multiplicó.
Con el paso del tiempo, poco a poco, te darías cuenta del fenómeno de un modo más racional.
La explicación que le doy es que el consumo audiovisual estaba cambiando. Nos estaban contando la realidad de una manera, y Paco y Jaume la aprovecharon para usarla en una ficción. Era la expresión de un momento y el reflejo de lo que hacían los medios de comunicación. Paco no está muy de acuerdo con esto, pero a lo largo de estos años también nos han dicho mucho que en [REC] había una crítica a la manipulación de los medios, a esa manera de meter el dedo en la llaga. Ángela Vidal, la reportera, mi personaje, no es una heroína al uso: en realidad es alguien desagradable, incómodo, que busca el sensacionalismo. Y yo creo que esa crítica sí estaba, quizás no conscientemente, pero estaba.
Ángela Vidal, la reportera, mi personaje, no es una heroína al uso: en realidad es alguien desagradable, incómodo, que está buscando el sensacionalismo
¿Tú habías hecho eso en la tele?
No, porque yo presenté programas musicales, Los 40 principales, y había hecho reporterismo en el programa Cuatrosfera, cuando nació la cadena Cuatro. Era un programa en el que hacía reportajes en la calle, pero ni de sucesos ni informativos, era sobre cultura urbana, grafiteros, gente que hacía parkour... Sí estaba muy acostumbrada al canutazo. No hacía sensacionalismo, pero veía en otros programas esa tendencia a hacer la pregunta que más duele para conseguir el mal gesto de la persona entrevistada. En aquella época no existían instagram ni tiktok, pero de alguna manera en Ángela Vidal ya hay una génesis de eso, porque ella se pone de protagonista en primera persona. Es ella viviendo esa historia. Podría hacer el mismo reportaje sin salir, pero todo el rato busca ser la protagonista. Puede ser que estuviera anticipando todo eso de instagram y tiktok (risas).
Protagonizaste la segunda y la cuarta entregas de [REC], pero supongo que ya era otra cosa. Es como concursar en el primer Gran Hermano o hacerlo en el segundo...
O en Operación Triunfo... Sí, yo creo que, para todos, hacer la segunda parte ya fue otra cosa. Para los que seguíamos y para los que entraban nuevos. Los que continuábamos queríamos estar a la altura, para mejorar lo que habíamos hecho: ahí ya sí había expectativas, no queríamos decepcionar a los fans, queríamos ser más la hostia... Aunque te digamos que no, era así. Es que con [REC] gané el Goya, es muy fuerte. La nominación ya fue una sorpresa y un shock, pero nunca pensamos que me lo fueran a dar. Y los que entraban nuevos.... venían conociendo todo ese historial. Es verdad que la experiencia con la segunda parte ya no fue igual. Porque nunca puede ser lo mismo.
Con [REC] gané el Goya, es muy fuerte. La nominación ya fue una sorpresa y un shock, pero nunca pensamos que me lo darían
¿Te cansa hablar de [REC]?
No, para nada. Llevo 15 años haciéndolo, imagínate si no te gusta. Paco Plaza siempre dice que nos pasa como a Dani Martín, que haga lo que haga siempre será el de El Canto del Loco. Pues nosotros igual.
Pudiste vivir de ser actriz. ¿Estás contenta con tu carrera?
Pues me hubiera gustado hacer más cine. Entonces y ahora. Me gustaría y no acabo de entender por qué no hago más cine. No creo que sea mejor ni peor que ninguna otra actriz que sí haga más cine. Qué duda cabe que me he comido la cabeza, porque con lo bien que fue... pensaba que a lo mejor alguna productora podía haber apostado por mí. No ha sucedido, pero también he tenido la suerte de hacer cosas en televisión que me han encantado...
Tu personaje en la serie Velvet también es un poco icono, ¿no?
Sí, sí, hice de mala en Velvet. A mí me pasa una cosa curiosa: para mucha gente soy la de [REC], pero para mucha otra gente soy la mala de Velvet, y para otros, la novia del Luisma. Porque yo trabajé varias temporadas en Aída. O sea que al final he hecho cosas muy diferentes, y algunas muy icónicas, fíjate qué suerte. Y para mí, lo que tiene más relación con lo que yo soñaba de niña que era actuar, es el teatro, que es un lugar en el que necesito estar y volver, todo el rato. Quizá esa es otra de las razones por las que disfruté tanto haciendo [REC], porque en el fondo la puesta en escena era muy teatral. Como ocurre en el teatro, no se podía cortar la escena y repetir. Y creo que ahí me manejo muy bien.
Supongo que el mismo fervor con el que te querías fotografiar con Robert Englund lo habrás vivido siendo tú la reclamada por los fans.
Lo que me llama mucho la atención es que me reconozcan en otros países. Recuerdo que una persona me paró para una foto en el puerto de Estambul. O recuerdo con mucho pasmo el estreno en el Festival de Toronto de [REC]: Apocalipsis, donde nos aclamaron como si fuéramos una banda de rock, así se deben sentir los Rolling Stones... Y luego es curioso, porque me han pedido hasta la saciedad vídeos con esa frase de la peli, “Pablo, grábalo todo por tu puta madre”. Pero cambiando el nombre y personalizándolo... ¡Es muy loco!